La Unió de Llauradors denuncia que el Pacto Verde de la Comisión Europea tendrá consecuencias muy negativas para el campo valenciano
La Unió de Llauradors i Ramaders, tras analizar el estudio de impacto de las estrategias europeas de la Granja a la Mesa y Biodiversidad, enmarcadas en el Pacto Verde, realizado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), alerta de las negativas consecuencias que puede tener la aplicación de estos planes para los productores y consumidores de la Comunitat Valenciana.
Reprocha la organización a las autoridades europeas que haya sido el Departamento Agrario de Estados Unidos el que publique el primer estudio de impacto de las estrategias europeas, que desde un primer instante deberían haber ido acompañada de estudios técnicos de la Comisión que avalasen la idoneidad y viabilidad de los objetivos propuestos.
La Unió critica que, pese a la falta de dichos estudios, toda la política agraria ha comenzado ya a girar en torno a ello. Así, la Comisión Europea tiene previsto hacer recomendaciones a los Estados miembros antes de acabar el año para que acomoden los planes estratégicos de la PAC a estos planteamientos que incluyen, entre otros, una reducción de plaguicidas y antimicrobianos del 50% y de fertilizantes del 20%, así como dedicar al menos un 10% de la superficie agraria a elementos paisajísticos.
Recortes importantes en producción, ingresos y exportaciones en la puesta en marcha del plan
El informe elaborado por el USDA anticipa los impactos que la adopción de estas metas tendría sobre la agricultura europea en varios escenarios en el horizonte 2030. En el primero de ellos, el más probable en opinión de La Unió, sólo la UE pondría en marcha las estrategias verdes. En este caso, se produciría una caída del 12% de la producción agraria, un aumento del 2% de las importaciones, un descenso del 20% en las exportaciones y un recorte del 16% en los ingresos brutos agrarios. Además, como consecuencia de lo anterior, el precio de los alimentos experimentaría un notable aumento para los consumidores, con una mayor inseguridad alimentaria, y el PiB de la UE caería en casi 60.000 millones de euros
El estudio concluye en una pérdida de competitividad de la agricultura europea en los mercados nacionales y exteriores, un riesgo que ya puso de manifiesto esta organización en las primeras reacciones remitidas los parlamentarios europeos y en sus observaciones sobre las Estrategias al Ministerio de Agricultura.
“Ya dijimos que en plena crisis y embarcados en el proyecto de recuperación económica, poner más palos a las ruedas de la agricultura era una mala idea”, apunta Carles Peris, secretario general de La Unió, que insiste en que el modelo agrario europeo ya es, probablemente, el más sostenible y ético del mundo. “Sobrecargarnos de nuevas exigencias que nos lleven a desmantelar nuestro tejido productivo es condenarnos a importar los alimentos de allí donde hacen las cosas mucho peor que nosotros”, avisa.
El informe del USDA se centra únicamente en los impactos económicos, no valorando los posibles efectos sobre el medio ambiente o la salud, pero en todo caso, la severidad de sus conclusiones, de confirmarse, debe inducir a una reflexión sobre este asunto en las autoridades europeas. En este sentido La Unió reclama a la Comisión que, antes de hacer cualquier recomendación de cómo incorporar estas estrategias en los planes estratégicos de la futura PAC, evalúe con minuciosidad, los impactos que las mismas, de llevarse a cabo, tendrán sobre el sector, sobre los agricultores y ganaderos y sobre los consumidores.
El secretario general de La Unió, indica que “hay que fomentar los modelos productivos europeos y tener en cuenta que en determinados momentos determinados producimos suficiente y no hay que importar de fuera, porque al final lo que hace es desestabilizar a nuestros productores mediante una competencia desleal e incrementar las emisiones”. Peris señala que la agricultura valenciana ya está sufriendo las consecuencias de la política agraria comunitaria con las importaciones masivas, la falta de reciprocidad en materia de productos fitosanitarios o la entrada de plagas de terceros países como es el caso del Cotonet de Sudáfrica. Insiste en que “la UE debe de ser más clara en la estrategia que quiere lanzar, o un pacto verde ajustado a la realidad y que se pueda desarrollar o únicamente transcribir palabras utópicas sobre un papel”.