La poda, el ajuste del riego, la pausa en la fertilización y el control fitosanitario centran el manejo invernal de estos cultivos subtropicales

Durante el invierno, los cultivos subtropicales como el aguacate y el mango atraviesan una fase de menor actividad vegetativa. / ARCHIVO
Valencia Fruits. Redacción.
Durante el invierno, los cultivos subtropicales como el aguacate y el mango atraviesan una fase de menor actividad vegetativa que resulta decisiva para realizar diversas labores culturales orientadas a preparar la siguiente campaña. Estas intervenciones buscan optimizar el equilibrio entre crecimiento y producción, asegurar la correcta formación de la planta y mantener un estado fitosanitario adecuado que reduzca el riesgo de plagas y enfermedades.
En el caso del aguacate, la temporada invernal coincide con el desarrollo de distintas prácticas de manejo. A finales de octubre se inició la poda de rebaje, destinada a recortar las ramas que invaden las calles entre líneas para facilitar las labores agrícolas. Esta operación se complementa con la eliminación de ramas afectadas por hongos aéreos de la familia Botryosphaeriaceae, un proceso que exige la desinfección continua de las herramientas para evitar la propagación de patógenos. El riego se mantiene únicamente en función de las necesidades reales del cultivo, reduciéndose de forma notable debido a la menor evaporación y a la ralentización vegetativa propia del invierno. La fertilización se interrumpe desde mediados de diciembre y no se retoma hasta marzo, cuando la actividad vegetativa se reactiva. Sobre los cortes realizados durante la poda se aplican tratamientos fungicidas autorizados con el fin de proteger las heridas. Además, se controla el crecimiento de malas hierbas mediante el desbrozado de la zona de goteo y el mantenimiento de una cubierta vegetal en el centro de la calle, donde predominan Oxalis pes-caprae (vinagreta) y diversas gramíneas que contribuyen a mejorar la estructura del suelo y reducir la competencia por recursos.
Ambos cultivos requieren durante el invierno un manejo preciso orientado a garantizar un buen arranque vegetativo en primavera y una campaña productiva con menores riesgos sanitarios
Por su parte, el mango inicia en septiembre, tras concluir la recolección, la poda de rejuvenecimiento, cuyo objetivo es eliminar la madera envejecida para sanear los árboles y estimular la emisión de nuevos brotes. El riego también se ajusta a las necesidades del cultivo y disminuye de forma considerable durante el invierno, aunque suele mantenerse un aporte mínimo de un riego semanal. Al igual que en el aguacate, la fertilización se detiene por completo durante los meses invernales. En materia fitosanitaria, se presta especial atención a la posible presencia de la Cochinilla de la nieve (Aulacaspis tubercularis), cuya proliferación se ha visto favorecida por las altas temperaturas otoñales. Asimismo, la combinación de humedad ambiental matinal y temperaturas suaves propicia la aparición de enfermedades como el oídio (Oidium mangiferae), lo que obliga a mantener un seguimiento constante.
Ambos cultivos, fundamentales en las zonas productoras subtropicales, requieren durante el invierno un manejo preciso orientado a garantizar un buen arranque vegetativo en primavera y una campaña productiva con menores riesgos sanitarios.






