Los ingenieros agrónomos españoles se conjuran para abordar de una vez por todas el gran problema de la despoblación

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Los ingenieros agrónomos alzan la voz para advertir de los riesgos que conlleva la inacción ante un fenómeno que amenaza seriamente nuestro bienestar

Imagen desde el puente de Vadocañas en el Cabriel.

Valencia Fruits. Redacción.

Si no se ataca de raíz el problema de la despoblación que sufre España, nuestro sistema corre el peligro de desmoronarse. Esta estructura está sujeta a unas dinámicas que se han revelado insostenibles y que estamos obligados a cambiar si queremos mantener o incluso incrementar nuestro nivel de bienestar. Los ingenieros agrónomos españoles vienen alertando desde hace años de la pérdida de capital humano en el ámbito rural. Consideran que es hora de alzar la voz para advertir de los riesgos que conlleva la inacción ante un fenómeno que amenaza seriamente nuestro bienestar. Esta semana han firmado un convenio con la Serranía Celtibérica, una vasta extensión que incluye territorios de cinco comunidades autónomas y que es conocido como la Laponia española.

El éxodo rural que arrancó tras la Guerra Civil Española y que continúa ochenta años después ha configurado la estructura demográfica actual de nuestro país. Durante esas ocho décadas, España ha experimentado una brutal transformación que la ha convertido en lo que es hoy: un estado moderno, democrático, con potentes infraestructuras y grandes urbes. La cadena agroalimentaria se ha desarrollado en paralelo, y es capaz de dar servicio a todos los núcleos de población del país de manera solvente, continuada y aportando una oferta de alta calidad. Un extremo que ha quedado nítidamente demostrado durante el confinamiento a que obligó la pandemia. Somos un país con una gran capacidad de autoabastecimiento, con ingentes recursos, buenas condiciones climáticas… Lo tenemos todo para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible. Pero el ciclo se está agotando.

La Laponia española

Porque España es también uno de los países europeos con más kilómetros cuadrados de zonas con un alto índice de despoblación. Incluso tenemos un territorio, la Serranía Celtibérica, que abarca municipios de diez provincias y cinco comunidades autónomas, que es conocido como la Laponia española por su bajísima densidad de población. Esta brecha entre el medio rural y las grandes megalópolis genera un desequilibrio que solo puede traer cosas negativas al común de la población.

En términos ingenieriles, la tensión entre los polos no se puede disparar: si sigue creciendo, acabarán por saltar chispas. El medio natural no es una máquina que se pueda enchufar y apagar. Necesita cultura, tecnología, personas, y si eso no existe, no funciona. A día de hoy, el sistema opera gracias a los agricultores y a los empresarios agroalimentarios del medio rural. Su trabajo no es fácilmente sustituible. La mano de obra del medio rural es extremadamente cualificada, y si desaparece no tendremos operarios para que este país se siga abasteciendo.

Problemas sociales, culturales, medioambientales y de seguridad alimentaria

Los ingenieros agrónomos españoles vienen advirtiendo desde hace décadas sobre la agudización constante de los problemas sociales, culturales, medioambientales y de seguridad alimentaria que puede generar esta situación. Y se han ofrecido reiteradamente a las administraciones para lanzar una estrategia que fije la población al medio rural. Son los profesionales que tienen en la cabeza el sistema natural español. Saben cómo funciona, cómo están interconectadas cada una de sus partes. Y saben lo importante que es evitar los desequilibrios crecientes entre las zonas pobladas y las despobladas. Es necesario revertir esta dinámica de forma sostenible. Con conocimiento, estrategia y planificación.

Por eso, es necesario buscar vías para que estos profesionales puedan aportar, desde el conocimiento y la experiencia de la profesión, iniciativas y propuestas que favorezcan la agricultura y ganadería extensiva española. Toda ayuda en este sentido contribuirá a impulsar el desarrollo socioeconómico del mundo rural en el arco de las negociaciones de la futura Política Agraria Comunitaria (PAC).

Convenio con la Serranía Celtibérica

La más reciente iniciativa de este colectivo profesional ha sido la firma, esta misma semana, de un convenio. Lo han hecho a través de sus dos organizaciones con más peso a nivel nacional: el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos y la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos. Ambas entidades colaborarán con la Asociación Instituto de Investigación y Desarrollo Rural Serranía Celtibérica.

Lo harán sumándose al proyecto REDN-SESPA, Red de Investigación y Desarrollo de las Zonas Escasamente Pobladas de Europa, que propone que se reconozcan como regiones productivas de la PAC las diez Zonas Escasamente Pobladas de España, que agrupan el 54% de los municipios, y se les aplique las Inversiones Territoriales Integradas.

Más información sobre este convenio aquí.