Esta técnica ha permitido identificar hasta 257 sustancias distintas en frutas con mayor precisión y reduciendo cinco veces el consumo de disolventes respecto a los métodos tradicionales

En las pruebas realizadas con tomates y naranjas, la tecnología demostró ser fiable independientemente de las características de la fruta, como la acidez o la textura. / Archivo
Efeagro.
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería (UAL) ha aplicado una técnica química que mejora la detección de pesticidas en frutas y verduras, permitiendo identificar hasta 257 sustancias distintas con mayor precisión y reduciendo cinco veces el consumo de disolventes respecto a los métodos tradicionales.
Según ha informado la Fundación Descubre, organismo dependiente de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, este avance, publicado en la revista científica ‘Analytica Chimica Acta’, representa una opción más sostenible y eficiente para la seguridad alimentaria, ya que supera la capacidad de los controles rutinarios actuales, que habitualmente identifican entre 100 y 200 compuestos.
El investigador de la UAL Amadeo Rodríguez Fernández-Alba ha explicado que la nueva estrategia reduce al mínimo la cantidad de muestra —material líquido o sólido a analizar— y los reactivos necesarios, al tiempo que “mantiene e incluso mejora la sensibilidad y precisión del método tradicional”.
Los científicos han utilizado la cromatografía líquida de microflujo acoplada a espectrometría de masas (micro-flow LC-MS/MS), una técnica que separa y detecta pesticidas incluso en cantidades mínimas, equivalentes a una milésima de miligramo por kilogramo de alimento.
En las pruebas realizadas con tomates y naranjas, la tecnología demostró ser fiable independientemente de las características de la fruta, como la acidez o la textura, ya que presenta una baja influencia de la matriz alimentaria.
El método se ajusta a los principios de la “química verde” al disminuir el impacto ambiental, los desechos orgánicos y el consumo energético, y ha sido validado con 39 muestras reales cumpliendo con los estándares europeos.
El siguiente paso será la implementación gradual de esta técnica en los laboratorios de la Universidad de Almería, un trabajo que ha contado con financiación de la Comisión Europea y que busca reforzar la seguridad del consumidor de manera más económica y sostenible.






