La nueva temporada para el país que lidera la producción de manzana en Europa arranca con precios elevados, consumo interno en recuperación y desafíos climáticos, según los datos recogidos por el portal agrícola AgroFakt

La alta demanda de la industria transformadora mantiene la presión sobre la fruta de postre, como la manzana./ Archivo
Nerea Rodriguez. Redacción.
Polonia mantiene su posición como principal productor de manzanas de la Unión Europea y uno de los referentes mundiales del sector. La campaña 2025/2026 llega marcada por la incertidumbre climática, la escasez de mano de obra y la presión de los precios, pero también por un leve optimismo en el consumo interno.
En julio, la Oficina Central de Estadística de Polonia estimó la cosecha en 3,6 millones de toneladas. Sin embargo, las previsiones de la Asociación Mundial de Productores de Manzana y Pera (WAPA), publicadas en agosto, situaban la producción en 3,3 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 3,4 % respecto al año anterior, aunque un 15,5 % por debajo del promedio trienal. Parte del sector, no obstante, confía en alcanzar incluso los 4 millones de toneladas, lo que supondría el nivel más alto desde 2022.
Las estimaciones más optimistas se apoyan en el desarrollo final de la campaña, con un verano relativamente favorable tras una primavera difícil. No obstante, la industria sigue mostrando cautela: las heladas de abril y mayo afectaron a los huertos de varias regiones y, junto a la escasez de recolectores, añaden un grado de incertidumbre al resultado final.
La situación internacional también pesa. Turquía y China —dos grandes productores mundiales— han registrado pronósticos a la baja, lo que genera inquietud entre los transformadores europeos por la posible falta de materia prima para la industria del concentrado de zumo de manzana, donde Polonia juega un papel clave.
Mercado y precios en Europa del este
Los últimos tres años han modificado de forma drástica el mapa de precios en Europa del Este. Países como Moldavia, Ucrania y Polonia han vivido incrementos históricos que reflejan un cambio estructural en el mercado.
En Moldavia, el precio medio mayorista de la variedad Golden Delicious ha pasado de 0,29 €/kg en 2021/2022 a 0,62 €/kg en 2024/2025. En Ucrania, la tendencia alcista ha sido similar —de 0,24 a 0,63 €/kg—, y Polonia ha seguido una trayectoria similar, con precios que han escalado desde 0,28 hasta 0,55 €/kg en el mismo periodo.
Esta evolución encarece el precio final para el consumidor y evidencia un desplazamiento del papel tradicional de la manzana como fruta económica y cotidiana. El cambio climático está detrás de buena parte de esta transformación: las heladas recurrentes, el estrés térmico y las irregularidades pluviométricas reducen la producción y merman la calidad. Al mismo tiempo, la alta demanda de la industria transformadora mantiene la presión sobre la fruta de postre y limita la disponibilidad en el mercado fresco.
Otros factores agravan el escenario: la caída de la producción de concentrado de zumo de naranja en Brasil ha incrementado la demanda global de concentrado de manzana, desviando hacia el procesado una parte de la fruta que antes se destinaba al consumo directo. Todo ello sostiene los precios mayoristas en niveles elevados y acentúa la tensión entre producción, industria y distribución.
En el conjunto de la Unión Europea, se espera que la producción total de manzanas se mantenga en torno a 10,5 millones de toneladas, apenas un 0,1% menos que en 2024, pero todavía 7,5% por debajo del promedio de los últimos años. Las principales caídas se concentran en variedades como Red Delicious (–19,2%) e Idared (–8,8%), mientras que Golden Delicious retrocede un 0,9% y Gala mantiene niveles similares a la pasada campaña. En paralelo, el consumo se enfrenta a una competencia creciente de frutas de mayor atractivo comercial —arándanos, aguacates o exóticas premium— y de los llamados snacks saludables, que ganan espacio en la cesta del consumidor.
Mercado en transformación
La continuidad de los precios altos por tercer año consecutivo marcaría un hecho sin precedentes para el sector. De confirmarse, el mercado europeo de la manzana entraría en una fase de reajuste profundo, con un impacto desigual entre productores, industria y consumidores.
Para los productores polacos, el contexto actual ofrece un respiro económico: podrán vender a precios más elevados, compensando parcialmente el encarecimiento de los costes de producción y la caída de rendimientos. Sin embargo, para los consumidores, el efecto será el contrario, con un gasto creciente en un producto tradicionalmente básico en la dieta.
La paradoja del mercado es evidente: la escasez de fruta y la fortaleza del precio benefician a corto plazo al productor, pero pueden erosionar el consumo si el diferencial de precios con otras frutas sigue ampliándose.
Crece la demanda de manzana nacional
En medio de este panorama, Polonia encuentra un punto de optimismo en su mercado interno. El interés por las manzanas nacionales crece de forma sostenida entre distintos grupos de edad y perfiles de consumidor. Según los estudios más recientes, en mayo de 2025 se sumaron 1,3 millones de nuevos consumidores de manzanas, y en junio otros 1,1 millones, elevando al 72% de la población mayor de 15 años el porcentaje de compradores habituales de esta fruta.
El número de consumidores ha aumentado cuatro puntos porcentuales respecto a 2024, con mejoras transversales por generación: generación Z (2009-1996), +4%; generación Y (1995-1981), +6%; generación B (1963-1946), +2%; y generación X (1980-1964), +1%.
Este repunte se atribuye a años de campañas promocionales, a una creciente conciencia sobre la alimentación saludable y a una presencia más activa de las manzanas en los medios y la distribución moderna.
También influyen factores prácticos: mejor etiquetado, mayor diversidad varietal y un consumidor más atento al origen del producto.
Por primera vez en cinco años, los expertos hablan de una recuperación real del consumo, más allá de las oscilaciones estacionales. Si la tendencia se mantiene, podría contribuir a estabilizar el mercado y reforzar el papel simbólico de la manzana como emblema de la producción hortofrutícola polaca.
Perspectivas
La campaña 2025/2026 llega, así, marcada por el contraste entre fortaleza productiva y vulnerabilidad estructural. Polonia consolida su liderazgo europeo, pero se enfrenta a un entorno cada vez más complejo, donde el clima, los costes y la competencia global condicionan cada decisión.
El mercado se presenta con una oferta limitada, demanda industrial firme y consumo doméstico en recuperación. Si las previsiones se cumplen, los productores polacos podrán aprovechar un ciclo de precios favorables, aunque el reto será sostener esa rentabilidad sin perder el vínculo con el consumidor.
Así las cosas, la manzana polaca sigue siendo un referente en volumen, pero su futuro dependerá de la capacidad del sector para equilibrar producción, valor añadido y promoción del consumo interno en un mercado europeo cada vez más competitivo y volcado en la innovación varietal.
Acceso a la noticia en la página 10 del dossier de Manzana en el ejemplar de Valencia Fruits.
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