La Sociedad Española de Agricultura Ecológica opina sobre las exigencias del Pacto Verde Europeo y el compromiso contra el cambio climático
Equipo técnico y junta directiva de SEAE*
Es momento de exigir compromisos, desde el sector ecológico y desde todos los sectores que formamos parte del sistema agroalimentario. Compromisos políticos, ambientales, sociales y económicos. Porque la crisis agraria (y con ello la alimentaria) es estructural y es fácil comprobarlo ante los muchos y diversos motivos que han llevado a agricultores/as de toda Europa a la protesta. Es cierto que no hay un campo en singular pero lo que sí hay es una compleja crisis (ambiental, social, económica…) que afecta a todo el sistema agroalimentario en su conjunto. Y por eso, necesitamos compromisos, que se traduzcan en apoyos en todos esos niveles y en un impulso hacia la ineludible transición ecológica.
Hay una fecha y una hoja de ruta que pretende dotar a Europa de una economía más sostenible. Es el Pacto Verde Europeo, un paquete de iniciativas políticas cuyo objetivo es situar a la UE en el camino hacia una transición ecológica, con el objetivo último de alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. Y dentro de esas iniciativas hay dos importantes Estrategias con otra fecha, 2030: “De la granja a la mesa” y “Biodiversidad” que plantean nuevos horizontes para transformar el actual sistema alimentario de la UE en un modelo sostenible y recuperar la biodiversidad de Europa. Aquí, indudablemente, es el sector agroalimentario el protagonista, y donde el modelo de producción ecológica (y todos los agentes de su cadena de valor) debería liderar esta transición como garante, desde sus principios intrínsecos, de la consecución del equilibrio entre la naturaleza, los sistemas alimentarios y la biodiversidad, para proteger así la salud y el bienestar de las personas y el planeta. Pero de nuevo, hacen falta compromisos porque los presentes, se tambalean…
Es el caso de la reciente decisión de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha anunciado su intención de proponer la retirada de la regulación sobre la reducción en un 50% del uso y riesgo de plaguicidas químicos, así como plaguicidas más peligrosos, en la UE para 2030 —objetivo contemplado en las Estrategias mencionadas—. Ha señalado que cuando la Comisión Europea propuso esta regulación, se hizo “con el digno objetivo de reducir los riesgos de los productos fitosanitarios” pero “se ha convertido en un símbolo de polarización”. Desde la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE), consideramos que esta iniciativa de retirada de la regulación muestra la falta de compromiso por impulsar la verdadera transición ecológica. Se trata de una respuesta poco o nada acertada para las necesidades y reclamaciones del sector agrario. Más bien parece una “salida fácil”, que desvía la atención sin aportar ninguna solución y que no hace favor alguno a, repetimos, la ineludible transición a unos modelos de producción y consumo más saludables y sostenibles, que garanticen la continuidad y viabilidad de la agricultura y ganadería. Por ejemplo, no limitar el uso de plaguicidas tóxicos ni regulará el mercado ni traerá precios más justos para la agricultura, ganadería y la alimentación, que es una de las principales reclamaciones.
Al sector ecológico no le asustan las restricciones de productos tóxicos sino que esas restricciones desaparezcan y con ellas la protección de la biodiversidad, los suelos, el agua y… en definitiva, del ecosistema, de nuestra salud y la del planeta. Hay que seguir adelante con una agricultura de calidad que respete el medio ambiente y la salud y para eso son los compromisos. Compromisos traducidos en medidas que doten al sector agrario, ecológico y no ecológico, de las herramientas necesarias para seguir adelante con dignidad. Simplificar la burocracia es una de ellas, pero también, y muy importantes, la formación, asesoramiento y acompañamiento, junto a mucha más investigación en producción ecológica que permita seguir avanzando para hacer frente a grandes retos, como por ejemplo sin ir más lejos, la capacidad de mitigación y adaptación al cambio climáticos y de sus consecuencias. Reivindiquemos pues más recursos para investigar, encontrar y difundir las soluciones que puedan resolver los problemas reales.
Y para todo esto, hace falta otro compromiso en forma de una financiación adecuada que, precisamente, no se ve reflejada en los fondos de la Política Agraria Común. En SEAE seguimos trabajando junto a otras entidades y plataformas, como “Por otra PAC” para que sean reconocidas y recompensadas, como se merecen, las prácticas ecológicas que contribuyen a respetar los ciclos y procesos naturales, y protegen el medio natural por su efecto positivo en la estabilidad de los agroecosistemas.
Apostar por la producción y la alimentación ecológicas debería, en definitiva, responder a una demanda de la sociedad, la misma que exige medidas sobre la protección del medio ambiente y la calidad de los alimentos, la que prefiere no utilizar sustancias químico-sintéticas ni Organismos Modificados Genéticamente (OGM) a lo largo de la cadena de producción y que aboga por defender el bienestar animal lejos de la intensificación de la ganadería. Porque queremos construir un mejor futuro y sabemos que en el futuro, la producción será ecológica, o no será.
