Un repaso de los acontecimientos que han marcado el año 2024 del sector hortofrutícola en el dossier de Valencia Fruits
Valencia Fruits. Redacción.
Editorial
Luces y barro
uizás fuese demasiado fácil titular por el manido “Luces y sombras” para describir lo que ha sido 2024 para el sector hortofrutícola español. Pero no por manido dejaba de ser cierto. Un año en el que se recuperaron las producciones de productos como la fruta de verano, pero en el que el limón murió de éxito y los cítricos dulces vivieron una campaña anómala en la que entró en juego la geopolítica, dando a actores antes secundarios papeles principales en el mercado europeo.
Son sólo algunos ejemplos en un año en el que también mejoraron las cifras de exportación, pero en el que se cernían amenazas que cada vez se van concretando más, convirtiéndose en el nuevo marco en el que va a tener que actuar el sector: tratados internacionales, objetivos de la Agenda 2030, reducción de materias activas, nuevas plagas…
También, por desgracia, podríamos haber parafraseado a Blasco Ibáñez y titular “Cañas y barro”. Esta es la triste realidad que domina en la provincia que da nombre a esta cabecera y que con orgullo hemos llevado durante, ya, 62 años. Valencia vivía una tragedia de la que hemos hablado ampliamente en las últimas semanas. Pérdidas humanas irrecuperables y una enorme tarea de reconstrucción para que cientos de miles de personas puedan recuperar sus vidas y sus trabajos. Y la realidad de que, ya pensando en lo nuestro, miles de hectáreas de terrenos agrícolas no son, como decíamos al principio de este párrafo, más que cañas y barro. Donde antes hubo campos de cultivo ahora no queda a veces ni suelo. Roca desnuda en lo que fueron tierras fértiles.
Volver a empezar. Ese es el camino. Pero para emprenderlo hace falta que se inyecte la suficiente energía (financiera, pero también técnica) para recobrar la producción, el trabajo, pero también la rentabilidad. Una oportunidad para aplicar lo aprendido hasta ahora y volver mejor que nunca. Aunque lleve tiempo.
Así que por eso hemos optado por ese titular que, a medio camino entre lo obvio y lo evocador, viene a resumir lo que ha sido un año en el que los balances han sido muy dispares. Por productos, por provincias e, incluso, por empresas. Porque la estrategia en las transacciones, ya lo sabemos, es crucial en este negocio.
Vivimos un año, como viene siendo habitual, tremendamente seco. Con territorios ahogados en polvo sin ver una gota de agua en meses. Lo que para unos fueron terribles lluvias de otoño han sido para otros el oxígeno que necesitaba la tierra para no convertirse en eternamente yerma. Y sigue lloviendo.
Aunque esa agua de otoño no nos ha de impedir ver que el problema del agua, de su escasez y de su reparto, sigue siendo crucial en nuestro país. Un asunto pendiente con el que llegaremos a 2025.
Como también llegaremos con los problemas de nuevas plagas, los efectos cada vez más visibles de la no reciprocidad que nos hace perder competitividad en los mercados, con esa limitación de materias activas quizás demasiado precipitada al no llegar con alternativas que garanticen la sanidad vegetal y la seguridad alimentaria… Muchos frentes abiertos a la hora de pedir los deseos para el nuevo año.
Nos quedaremos, de momento, con lo bueno. Con esas frutas que han vuelto a encontrar su posición en los lineales, con esa calidad reconocida internacionalmente, con una capacidad comercial y de confección únicas en el mundo y con ese afán por seguir buscando destinos para lo nuestro.
Los deseos tienen que venir acompañados de propósitos. Y los propósitos no pueden volver al cajón a mediados de enero.
Hay que ver qué ocurre realmente con Mercosur, cómo afecta a las diferentes producciones, qué pasa con la irrupción de los cítricos de los países ribereños del Mediterráneo en nuestro mercado natural, el mercado europeo, y ver cómo el cambio climático afecta tanto al rendimiento agronómico como a la propagación de nuevas plagas. Hay que estar preparados para todo ello sin olvidar dónde empieza todo: en agricultores que tengan la oportunidad de producir los mejores productos del mundo obteniendo la suficiente rentabilidad como para seguir adelante y traspasarlo a las siguientes generaciones.
Pase lo que pase, entre lo bueno y lo malo, entre la esperanza y los sinsabores, en Valencia Fruits, gracias a ustedes, estaremos aquí para contarlo. Esperamos poder dar en 2025 esas buenas noticias que garanticen el mejor futuro para este sector.
Feliz Navidad y nuestros mejores deseos para el nuevo año. Nos vemos en enero.
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