El riego en Levante, abocado a explotar aguas no convencionales

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El recorte en el trasvase Tajo-Segura obliga a buscar alternativas de coste incierto

La fijación de caudales ecológicos en el río Tajo supondrá un recorte de las aportaciones al Segura. / ARCHIVO

Raquel Fuertes. Redacción.

El recorte del trasvase Tajo-Segura es un hecho tras la aprobación del Consejo de Ministros de los 12 planes hidrológicos (2022-2027) que incluyen la fijación de caudales ecológicos en el Tajo. Regantes y productores de la cuenca del Segura han mostrado su total oposición y han anunciado protestas ante la medida del MITECO.

Mientras, desde el MAPA se ofrece un plan que destina 563 millones a modernizar regadíos o comunidades, como la Valenciana, subvencionarán parte del coste del agua desalada. Aunque el mensaje es de “tranquilidad y compromiso”, el objetivo de “agua para siempre” pasa ahora por el uso de aguas no convencionales, como las recuperadas o las procedentes de desalación. Nuevos tiempos con un coste aún incierto.

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