Inmaculada Sanfeliu: “Segundo año de incumplimiento”

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La presidenta de Intercitrus y del Comité de Gestión de Cítricos, Inmaculada Sanfeliu, asegura que Sudáfrica no está cumpliendo el protocolo del cold treatment

Según Inmaculada Sanfeliu: “El coste y las dificultades logísticas del cold treatment que arguyen los sudafricanos no son argumentos cuando se trata de prevenir la entrada en la UE de una plaga cuarentenaria y prioritaria”. / VF

Inmanculada Sanfeliu (*)

En 2022 Sudáfrica incumplió el cold treatment, y se consintió la escenificación de ‘yo te firmo los certificados acordes a las nuevas condiciones y tú te crees que son buenos’. Por segundo año consecutivo desde la introducción de la obligatoriedad del tratamiento de frío para las naranjas procedentes de países con ‘Falsa polilla’, tenemos la constatación de que Sudáfrica sigue incumpliendo el protocolo y tiene cómplices en la UE que lo están dando por válido. Se limita al ardid de enfriar el contenedor a la temperatura de tratamiento y no, como debería hacerse, enfriar la fruta (la parte central de la fruta) a la temperatura establecida durante los días estipulados. Dos tercios de todas las naranjas sudafricanas (con un valor de 314 millones de euros en 2022) llegan a Europa a través del puerto de Rotterdam.

Sudáfrica, país exportador a la UE afectado por la ‘Falsa polilla’ (Thaumatotibia leucotreta o FCM) y por la ‘Mancha negra’ (Phyllosticta citricarpa, Citrus Black Spot o CBS), viene cuestionando de forma sistemática, año tras año, la necesidad de las medidas fitosanitarias establecidas por la UE para evitar la entrada de ambos organismos nocivos prioritarios y cuarentenarios, un insecto el primero y un hongo el segundo. Y siempre lo hace tergiversando, confundiendo, enmarañando, falseando, manipulando, enredando y, lo más grave e intolerable, mintiendo, amenazando y chantajeando a la UE. Y todo ello con formas que dejan bastante que desear. 

Las interceptaciones por ‘Falsa polilla’ registradas en 2022 y 2023 acreditan que las medidas de la UE son insuficientes para que Sudáfrica deje de exportarnos esta plaga. En 2001 bastó una larva de Ceratitis para cerrar el mercado de EEUU a las clementinas de España. La CE debe endurecer el tratamiento de frío, verificar que efectivamente se cumple —que por segundo año no se está haciendo— y extenderlo a mandarinas y pomelos, por entrañar el mismo riesgo

De acuerdo con la información oficial publicada en EUROPHYT-TRACES, en la UE se han producido durante el pasado mes de julio 2 interceptaciones de ‘Falsa polilla’ en cítricos procedentes de Sudáfrica con destino al mercado europeo, una en mandarinas y otra en pomelos. En el mes de febrero hubo otro rechazo por esta plaga en mandarina originaría de Israel. El pasado año fueron un total de 4 interceptaciones de ‘Falsa Polilla’, 3 de Sudáfrica —2 en naranja y 1 en mandarina— y 1 de Israel.

Por cierto, debo recordar aquí que bastó una larva de Ceratitis capitata (mosca de la fruta) para cerrar el mercado de EEUU a las exportaciones de clementina de España en diciembre de 2001.

Estas interceptaciones demuestran que las medidas establecidas por la UE son insuficientes para que Sudáfrica deje de exportarnos esta peligrosa plaga y poner en riesgo la citricultura comunitaria y por ello reclamamos a Bruselas que endurezca el tratamiento en frío (el único mecanismo que, bien ejecutado, evita la entrada de la ‘Falsa polilla’) a los cítricos sudafricanos, haciendo que se cumpla rigurosamente el cold treatment aprobado para los envíos de naranjas y que se extienda a mandarinas y pomelos, por entrañar el mismo riesgo fitosanitario, como ha quedado probado.

Sin margen a la interpretación

El protocolo establecido en el marco de la normativa comunitaria no es en absoluto ambiguo. La NIMF 42, marco normativo establecido en el reglamento de la UE que introduce el cold treatment, no deja margen a la interpretación: el tratamiento con frío requiere el monitoreo de la temperatura central del producto (temperatura de pulpa) a través de, al menos, tres sondas de ‘pincho en pulpa’, y es indispensable que se alcance, en todo el producto, la temperatura programada durante el tiempo de tratamiento especificado, de modo que se pueda lograr la eficacia requerida. Ello quiere decir que debe preenfriarse a temperatura del tratamiento o, de lo contrario, difícilmente podrá asegurarse que se alcance dicha temperatura en pulpa y, desde luego, no podrá empezar a contarse el tiempo de exposición a la temperatura requerida al cierre del contenedor.

Al igual que sucede en España, la Organización Nacional de Protección Fitosanitaria (ONPF) del país exportador a la UE (con ‘Falsa polilla’) debería elaborar un ‘Manual de Pautas Generales para el Protocolo de Exportación de naranjas a la UE”, a supervisar y aprobar por la Comisión Europea’, en el que se establezcan los detalles específicos.

El data logger procede a registrar datos y en caso de que el tratamiento se rompa —porque se supere la temperatura exigida— el proceso se debe iniciar de nuevo y volver al día 1. El objetivo es que, una vez llegue al puerto de descarga, se haya cumplido el tratamiento en días consecutivos, independientemente de cuántas veces se haya iniciado el proceso. Si se llega a puerto sin haberlo completado, la mercancía no se podrá descargar del contenedor incurriendo en los correspondientes cargos de demora, ocupación, conexiones, etc. y tendría que acabar el cold treatment en el país de destino. 

Cuando el contenedor llega a destino, se descarga el data logger del contenedor y sus registros de la temperatura de la fruta se entregan al inspector, que verificará el cumplimiento del cold treatment del cien por cien de los contenedores. Así pues, las temperaturas de las sondas se registran durante todo el tratamiento y se transmiten a la naviera, que a su vez las reenvía al departamento de Sanidad Vegetal del ministerio de agricultura del país importador. Verificar el cumplimiento debería ser —según lo regulado— algo sencillo y rápido que difícilmente podría frenar la operativa del importador.

La UE tiene la obligación y el derecho a tomar medidas para proteger la sanidad vegetal y las decisiones adoptadas para las naranjas importadas de países con ‘Falsa Polilla’ son absolutamente necesarias, están justificadas, son proporcionales y completamente viables, tal y como establece el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF) de la propia Organización Mundial de Comercio (OMC).

Denuncia a la OMC aún en consultas

Efectivamente y desde la temporada pasada, se requiere que las naranjas de países con ‘Falsa polilla’ (Países del continente africano, Cabo Verde, Israel, Madagascar, Mauricio, Reunión y Santa Helena) y, por lo tanto, las naranjas sudafricanas, entre otras, se envíen a la UE con un tratamiento obligatorio de frío en tránsito o cold treatment, para prevenir y mitigar el riesgo de que esta plaga, presente en Sudáfrica, se introduzca en Europa con las naranjas importadas, e incluso que pueda llegar a propagarse y establecerse. Sudáfrica impugna tanto la base científica de la norma (por “injustificada”) como su equidad comercial (por “discriminatoria”). Lo que llevó a sus autoridades a presentar el año pasado su primera disputa comercial por este motivo ante la OMC.

Las medidas de la UE se introdujeron en 2022 y han entrado plenamente en vigor este año. Desde su aprobación, el sector sudafricano de los cítricos ha mantenido su demanda de revisión y sus amenazas a la UE, y el asunto se encuentra actualmente presentado ante el referido organismo internacional. Efectivamente, Sudáfrica solicitó el 27 de julio de 2022 abrir un procedimiento de consultas en el seno del órgano de Solución de Diferencias de la OMC, primera fase del procedimiento de diferencias. Según la última actualización de su sitio web, aún se están celebrando consultas sobre esta denuncia.

La Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica (CGA, la Citrus Growers’ Association), tal y como se manifestó en el Congreso que se celebra cada dos años —el CGA Citrus Summit 2023 que tuvo lugar en Gqeberha el 15 y 16 de marzo de 2023—, considera que las negociaciones con la UE han llegado a un punto muerto, y ha pedido recientemente tanto al ministro de Comercio de Sudáfrica como al presidente del país, Cyril Ramaphosa, que convoquen un panel de la OMC para que se pronuncie sobre la nueva normativa.

Dos opciones

Este año se puede elegir entre dos opciones de tratamiento de frío. La fruta originaria de las parcelas autorizadas tendrá que haberse sometido a un enfoque de sistemas que incluye un tratamiento en frío de 0ºC a –1ºC durante al menos 16 días, de conformidad con las normas internacionales para medidas fitosanitarias NIMF 14 y NIMF 42, siempre que el tercer país exportador haya documentado y comprobado el tratamiento en frío para cada envío, y que el servicio fitosanitario nacional del país de origen haya comunicado previamente por escrito a la Comisión el enfoque de sistemas, junto con pruebas documentales de su eficacia. 

O bien como alternativa, someterse a un enfoque de sistemas eficaz de conformidad con la norma internacional para medidas fitosanitarias NIMF 14 que incluye una fase de prerrefrigeración de la pulpa del fruto hasta la temperatura del tratamiento en frío aplicado, seguida de ese tratamiento en frío durante al menos 20 días a una temperatura establecida entre –1ºC y +2ºC, siempre que el tercer país exportador haya documentado y comprobado la fase de prerrefrigeración y el tratamiento en frío para cada envío y siempre que el servicio nacional del país de origen haya comunicado previamente por escrito a la Comisión el enfoque de sistemas con pruebas documentales de su eficacia.

Las principales citriculturas del mundo (entre ellas a la cabeza el APHIS-USDA de EEUU) han determinado que sea el cold treatment el tipo de tratamiento a aplicar, sin elección posible, cuando prevalece la ‘Falsa polilla’, plaga de importancia cuarentenaria, en un país del que se importa.

Nos tienen muy acostumbrados a sus amenazas de apelación al Sistema de Solución de Diferencias de la IPPC (Convención Internacional de Protección Fitosanitaria) o a sus advertencias de reclamación ante el órgano de solución de disputas de la OMC en relación al Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo SPS o MSF). Lo han hecho en el pasado de manera continuada contra los requisitos de la UE a la importación de cítricos de terceros países en relación con la ‘Mancha negra’.

Incluso en febrero de 2020 circuló entre las altas instancias de la UE una propuesta de Sudáfrica de ‘Acuerdo Win-Win’, una suerte de chantaje a la UE amenazando con un Panel en la OMC por ventaja competitiva de los productores de cítricos europeos por el coste de los requisitos fitosanitarios impuestos a Sudáfrica por CBS. Todo ello con el objetivo de lograr un “acuerdo negociado” [sic] consistente en rebajas arancelarias adicionales (mejoras de acceso al mercado de la UE) y, sobre todo, para conseguir el levantamiento de las medidas de emergencia (fitosanitarias) en origen debido al elevado número de interceptaciones de CBS.

El coste no es un argumento

El coste y las dificultades logísticas del cold treatment que arguyen los sudafricanos no son argumentos cuando se trata de prevenir la entrada en la UE de una plaga cuarentenaria y prioritaria. Tampoco se le ocurre a Sudáfrica mentar tales supuestas razones y termina acatando sin rechistar cuando se trata de exportar con tratamiento de frío obligatorio a este largo listado de países recogido en el documento que acompaña a esta información: EEUU (para cítricos), Japón (naranja, pomelo, limones, clementina —diferente duración—), Corea del Sur (naranja, pomelo, limón), China (naranja, pomelo, mandarinas, limón —otras condiciones—), Tailandia (naranja, pomelo, limón y mandarina), Filipinas (naranja, pomelo, limón y mandarina), India (naranja, pomelo, limón, mandarina), Indonesia (naranja, pomelo, limón, mandarina), Taiwán (naranja, pomelo, limón, mandarina), Sri Lanka (naranja, mandarina), Mauritania (naranja, pomelo, mandarina, lima) (además, las frutas destinadas a Mauritania de un área infectada por Bactrocera Dorsalis (BD) deben someterse a un tratamiento de cold treatment), Jordania (naranja, limón, mandarina), Sudán (naranja), Madagascar (naranja, limón) y Nigeria (fruta fresca).

El sector sudafricano, según reitera la CGA, genera 140.000 empleos y aporta más de 30.000 millones de rands en ingresos por exportación cada año. Sudáfrica, de hecho, es el segundo exportador mundial de cítricos frescos después de España, con unas ventas de 1.800 millones de dólares en 2021. Y es más, la referida organización concreta que solo “el mercado de cítricos de la UE mantiene actualmente un total de 70.000 puestos de trabajo en Sudáfrica y genera unos 800 millones de dólares anuales en ingresos de exportación”.

Los mantras de la CGA

La CGA se ha pasado todo el 2023 repitiendo el mantra de “la amenaza de las nuevas normas de control de plagas de la UE, que reducirán las exportaciones de naranjas sudafricanas a Europa en un 20% este año, amenazando miles de puestos de trabajo, lo que podría traducirse en costes adicionales y pérdidas de ingresos para los agricultores por valor de más de 500 millones de rands este año (26,83 millones de dólares) para los productores, que perdieron 200 millones de rands cuando se introdujeron las normas a mediados de la temporada de exportación de 2022. “Esto significa —según concretaron en uno de sus comunicados— que aproximadamente 80.000 toneladas de naranjas podrían no llegar a las estanterías de los supermercados europeos”. En la semana 37, sin embargo, Sudáfrica lleva una exportación acumulada de naranja a la UE superior a la de las 2 campañas precedentes. Igual tiene algo que ver —según su propio argumentario— con el hecho de que no se ha realizado el tratamiento. 

Los exportadores sudafricanos vienen repitiendo que las medidas adoptadas son inasumibles, que tienen un coste que afectará a los ingresos de los citricultores, que provocarán una reducción de las exportaciones de naranjas a la UE del 20%. Lo cierto es que en la semana 37 sus cifras superan las de los dos años anteriores. Igual tiene algo que ver con el hecho de que no están realizando el cold treatment

De paso, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, los exportadores del país austral añaden que “los agricultores sudafricanos luchan actualmente contra los problemas de electricidad y logística y el aumento de los costes de los insumos, y no pueden absorber el coste anual adicional de 2.000 millones de rands (106,98 millones de dólares) para la gestión del riesgo de la CBS”.

El segundo mantra repetido hasta la saciedad es que “las nuevas normas de la UE, que exigen que todas las naranjas sudafricanas destinadas a Europa sean sometidas a un tratamiento de frío en tránsito a menos de 2 grados centígrados durante 20 días antes de la entrada en la UE son “injustas y discriminatorias” y requerirían una inversión —que ellos cifran— en 75 millones de dólares en nueva tecnología y capacidad de almacenamiento en frío. Para cumplir la normativa —según entra la CGA a detallar— los productores tendrán que utilizar “un equipo de contenedores muy costoso y especializado, que ya escasea”. Razones por las que —tal y como reconocieron a comienzos de la presente campaña— su sector “no será capaz de acomodar (a lo exigido, se entiende) los enormes volúmenes de fruta exportada desde Sudáfrica a la UE”. “Como resultado —insistieron en concretar— “se requiere una inversión en tecnología y capacidad de almacenamiento en frío de casi 1.400 millones de rands para permitir el pleno cumplimiento, poniendo más presión financiera sobre los productores. Además, estos nuevos equipos no estarán operativos cuando comience la temporada a finales de mes (refiriéndose a finales del mes de marzo pasado), lo que significa que entre el 15% y el 25% de las naranjas destinadas a la UE probablemente no se enviarán”.

A estas alturas, y una vez transcurrido quince meses desde la entrada en vigor del cold treatment, los sudafricanos ya deberían haber realizado la inversión y tener resuelto el problema de las cámaras frigoríficas, absolutamente necesarias para cumplir los requisitos exigidos.

La CGA, pese a todo ello, sigue opinando a estas alturas que “la nueva normativa carece de base científica y prescribe un tratamiento en frío que sencillamente no está justificado técnicamente, la medida no se basa en una evaluación que permita aplicarla en función de las circunstancias y los riesgos para la preservación de las plantas, sino en la suposición de una posible aparición del parásito” y que el sector ha presentado “pruebas claras” de que su actual sistema de gestión del riesgo de T.leucotreta es muy eficaz y garantiza que el 99,9% de las naranjas que entran en la UE están libres de la plaga. Y añaden: “El año pasado, una de cada cuatro naranjas sudafricanas de cultivo ecológico tuvo que ser desechada debido a los daños causados por el tratamiento de frío”, según la organización holandesa de periodismo de investigación.

Las naranjas bio

No se puede argumentar que las naranjas etiquetadas como ‘ecológicas u orgánicas’ importadas en la UE de un país que no está libre de T. leucotreta deberían estar exentas del requisito obligatorio del tratamiento en frío, ya que ningún país ofrece requisitos diferentes para el tratamiento en frío o no en frío, dependiendo de si el producto a importar es un producto de producción convencional o un producto de producción ecológica. El cold treatment es un tratamiento no químico, al igual que lo son la inmersión en agua caliente, el tratamiento térmico con vapor, la esterilización con vapor y la irradiación. Los tratamientos de irradiación se han desarrollado recientemente. Además de eso, no tendría sentido en términos de protección fitosanitaria intentar aplicar términos menos estrictos para las frutas de producción ecológica que pueden presentar un mayor riesgo de presencia de plagas. No es defendible el argumento de diferente daño a naranjas ecológicas o no ecológicas alegado por agentes económicos que no quieren un tratamiento de frío obligatorio a la hora de exportar a la UE.

Según la CGA, en 2022 la UE cambió la normativa sobre la ‘Falsa polilla’ una vez habían enviado ya la fruta, por lo que era imposible que los productores la cumplieran. Aquello supuso —según adujeron entonces— que los exportadores tuvieran que pagar 300 millones de rands más para que la fruta cruzara las fronteras de la UE. Todos sabemos que fue exactamente al contrario: entre las naranjas que se anunciaron en julio que iban camino a Europa, y amenazadas por el incumplimiento del tratamiento de frío a partir del 14 de julio, se encontraban envíos que se envasaron y exportaron de manera premeditada antes y después de la fecha de entrada en vigor de la nueva normativa (24 de junio), a partir de la cual los contenedores debían salir de manera obligada con cold treatment.

El riesgo ‘buscado y asumido’ fue hallado y cientos de contenedores quedaron varados en las fronteras de la UE mientras forzaban con grandes dosis de victimismo a las autoridades comunitarias y de los Estados miembros receptores de las mercancías a darles una solución ‘de su gusto’ a base de crear caos y confusión. 

Campaña complicada

Los cítricos sudafricanos están teniendo una campaña 2023 muy complicada por la elevada presencia de ‘Mancha negra’ debido a las lluvias caídas durante la floración, precipitaciones que se han situado fuera de lo normal, solapándose las zonas de lluvias estivales con las invernales. Y mientras nosotros centrábamos este 2023 el foco en las elevadísimas interceptaciones de ‘Mancha negra’ en importaciones de cítricos de Sudáfrica —prueba de que la enfermedad está desatada en Sudáfrica y no es controlada con los tratamientos más eficaces (y más caros)— sigilosamente y sin levantar polvareda avanzaban en la campaña de exportación sin realizar el obligado cold treatment en las exportaciones de naranja por T. leucotreta.

Los productores sudafricanos lo llaman “entorno geopolítico y regulatorio” desfavorable. Para nosotros es el necesario cumplimiento de las normas de prevención de riesgos en sanidad vegetal. Se puede y se debe exigir que Sudafrica, al igual resto de países terceros exportadores de cítricos a la UE, cumpla las normas fitosanitarias 

Las experiencias vividas en 2022 y 2023 con el tratamiento de frío han puesto de manifiesto la necesidad de un mayor nivel de transparencia que permita a su vez dirimir responsabilidades. En ese sentido, exigimos que, antes de partir hacia el destino europeo, el operador concrete cuál será su puerto de entrada. Además, reclamamos la creación de una plataforma virtual en la UE donde almacenar los registros de las temperaturas de las tres sondas de pulpa descargados del data logger de cada contenedor de naranja originario de un país con ‘Falsa Polilla’ y, por lo tanto, con obligación de cold treatment. Estos registros deberían quedar a disposición de las autoridades competentes de los Organismos Nacionales de Protección Fitosanitaria (ONPF) de los 27 Estados miembros de la UE. Deberían conservarse, durante al menos un año, registros adecuados de los tratamientos térmicos aplicados como medida fitosanitaria y los certificados fitosanitarios emitidos a fin de permitir el rastreo de todos los lotes tratados.

El sector citrícola español ni se va a callar, ni va a consentir que los importadores del único país que se opuso a la aprobación en el SCoPAFF del Reglamento que regula la introducción del tratamiento obligatorio de frío o cold treatment para las naranjas importadas de países con ‘Falsa Polilla’ (y que representa al 3,94% de la población de la UE), miren hacia otro lado y piensen que una norma comunitaria de obligado cumplimiento es susceptible de interpretaciones interesadamente flexibles, burlando la finalidad de la misma.

(*) Presidenta de Intercitrus y del Comité de Gestión de Cítricos

Acceso en las páginas 6 y 7 del ejemplar de Valencia fruits. 

Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.