Un parasitoide de Sudáfrica es el método de control biológico en el que trabajan investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) contra una de las peores plagas de los cítricos, la causada por el insecto Delottococcus aberiae (conocido como cotonet), que produce grandes deformaciones en frutos de naranjo y clementino

El cotonet produce deformaciones muy intensas en los frutos de naranjo y clementino. / IVIA
La solución propuesta por los expertos del Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM) de la UPV es este parasitoide procedente de Sudáfrica cuya eficacia en laboratorio, en un entorno controlado, ha sido evaluado hasta el momento con resultados satisfactorios.
Originario del África Subsahariana, el Delottococcus aberiae apareció como especie invasora en los cítricos valencianos en el año 2009, concretamente en la comarca del Camp de Morvedre, y hoy está presente ya por toda la Comunitat Valenciana e incluso fuera de ella.
La plaga produce deformaciones muy intensas en los frutos de naranjo y clementino, lo que provoca una depreciación económica muy importante, ha informado a EFE la investigadora responsable del grupo de Entomología del IAM-UPV que lleva a cabo este estudio, Antonia Soto.
En la actualidad, no existe ningún enemigo natural, parasitoide o depredador, que sea eficaz para el control de la plaga, lo que obliga a tratamientos químicos de forma repetitiva que hacen difícil adecuar el manejo de este insecto a los programas de gestión integrada de plagas.
En este marco, los investigadores de la UPV, con la financiación de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat, llevan a cabo un programa de control biológico clásico, basado en la introducción de un enemigo natural que sea eficaz en la zona de origen de la plaga y que haya evolucionado con ella.
Para ello, el equipo de la UPV llevó a cabo un exhaustivo trabajo de búsqueda y reconocimiento intenso de la plaga y sus enemigos naturales en diversas zonas de Sudáfrica en varios viajes realizados entre 2014 y 2016.
En ellos se tomaron muestras en diferentes partes del país, identificando los pseudocóccidos y parasitoides encontrados y en 2017 y 2018 “se pudo describir por primera vez los principales parasitoides encontrados sobre D. aberiae, y estudiar periódicamente sus poblaciones, con la finalidad de decidir la especie más idónea para proceder a su importación”, según Soto.
En 2019, el Ministerio de Agricultura les ha concedido el permiso para importar el parasitoide de D. aberiae y realizar los ensayos necesarios en los laboratorios del IAM para evaluar la posibilidad de la liberación de esta especie en el ecosistema agrícola.
“Los resultados obtenidos en laboratorio han sido muy buenos. Confiamos en que la liberación de poblaciones de este parasitoide reducirá las pérdidas económicas que están sufriendo los agricultores debido a la presencia de esta plaga en el cultivo de los cítricos y, además, se conseguirá un manejo mucho más sostenible de la plaga”, ha apuntado.
Ha añadido que “esto implicará una disminución significativa de los tratamientos de plaguicidas que actualmente se tienen que realizar”.
Con los resultados obtenidos, el grupo de entomología del IAM-UPV “espera que el Ministerio les permita en un corto plazo de tiempo realizar la liberación del parásito en campo”.
El grupo presentó esta nueva alternativa en una jornada celebrada el pasado lunes en la Ciudad Politécnica de la Innovación, con asistencia de representantes tanto de la Administración como de las organizaciones agrarias AVA-Asaja, La Unió y Cooperatives Agro-alimentàries Comunitat-Valenciana y el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas y Graduados de Valencia y Castellón, entre otros.
Los asistentes, según Soto, destacaron la “importancia” del estudio que realizan y “defendieron que el parasitoide pueda ser liberado en parcelas de cítricos lo antes posible”.
“Para el sector, es necesario desarrollar nuevas metodologías de control, como la que estamos llevando a cabo, y evitar de esta manera pérdidas económicas con un manejo de la plaga mucho más eficaz y sostenible”, concluyó Antonia Soto.