El viento trastoca la campaña de kaki

El temporal ha mermado la cosecha de kaki, elevado los costes y el final de la campaña se adelantará dos semanas

Así quedaron los frutos y los árboles tras más de 50 horas al castigo de unos vientos fortísimos y continuados. / Asociación Española del Kaki

Óscar Orzanco. Redacción.

La normalidad no es un término que case bien con el sector del kaki. Tras dos ejercicios muy complejos, la campaña arrancó este año con buenas perspectivas. Sin un volumen de cosecha excesivo, perfectamente gestionable, y sin nubarrones reseñables en el horizonte. Y todo iba bien. El primer tercio del ejercicio se había desarrollado con naturalidad, ciñéndose a la programación prevista, con fruta de buena calidad y demanda en los mercados. Todo parecía funcionar de forma perfecta, hasta que está situación ‘idílica’ la quebró el viento. La fuerte ventisca de la primera semana de noviembre rompió la calma. Se llevó por delante una parte de la cosecha que quedaba en los árboles y desajustó el desarrollo de la temporada. 

En los árboles hay bastante género de destrío que no se puede vender ni como segunda categoría

Las intensas y continuadas rachas de viento dejaron su huella en las plantaciones de kaki de la Comunitat Valenciana, mermando tanto la calidad como la cantidad de fruta disponible para el resto del ejercicio. Se han producido daños directos sobre el fruto, que ha recibido los impactos de las ramas, algo que provoca la depreciación comercial del género, o incluso la fruta ha acabado en el suelo. Las consecuencias del siniestro con las que va a tener que lidiar el sector a partir de ahora son múltiples. Hay menos disponibilidad de kaki de primera categoría, han aumentado las segundas, los costes se han incrementado en el campo y en los almacenes, y el final de la campaña se adelantará unas dos semanas.

Pascual Prats, presidente de la Asociación Española del Kaki (AEKAKI), explica que “los cultivos de kaki estuvieron sometidos más de 50 horas al castigo de unos vientos fortísimos y continuados. Este temporal ha desajustado lo que resta de campaña y ha roto la planificación y las programaciones que teníamos pactadas con los clientes. Aunque todavía no tenemos datos concretos, ya que los peritos de Agroseguro aún se encuentran en los campos evaluando los daños, esta ventisca puede haber afectado, como mínimo, a un 25% de la cosecha que quedaba por recolectar. Además, tras esta inclemencia, se han incrementado los costes de la recolección y la manipulación en los almacenes, donde hay que realizar un proceso de selección muy riguroso debido a que la cantidad de fruta de segunda categoría que llega a las instalaciones es mayor que lo habitual”.

“El temporal —continúa Pascual Prats— ha mermado tanto la cantidad como la calidad de la fruta. El volumen de producto de primera categoría para comercializar se ha reducido de forma notable. Mucha fruta ha acabado en la tierra de los campos y en los árboles hay bastante género de destrío, que no se puede vender ni como segunda categoría. La piel del kaki es muy sensible y cualquier defecto convierte la fruta en segunda categoría, porque el consumidor, a pesar de que se habla mucho de sostenibilidad y economía circular, quiere el género perfecto”.

Los daños por el viento están cubiertos por el seguro, y los técnicos se encuentran actualmente cuantificando las pérdidas, pero ya se van recogiendo datos de campos con bastante afectación, dependiendo de la ubicación de las parcelas. Hay explotaciones que presentan incluso pérdidas de entre un 50 y 60% de la cosecha. 

En cuanto a los precios, “se encontraban en valores aceptables, pero la acción del viento ha acelerado la recolección al tener la fruta una peor condición. Los árboles han perdido entre un 30 y un 70% de la hoja, dependiendo de las parcelas, y la maduración del fruto se ha adelantado. Hay que recoger rápido para no perder la cosecha que se ha salvado y al mercado se está enviando más volumen y producto de segunda categoría. Como consecuencia, las cotizaciones han ido bajando”, puntualiza el presidente de la Asociación Española del Kaki.

Otra de las consecuencias del temporal es que la campaña se va acortar, por lo menos, un par de semanas, “porque la fruta, tras ser apaleada por el viento, no aguanta tanto en árbol y la piel ya no cuenta con una condición óptima para poder guardarla en cámaras. Con el kaki que queda hay que ir trabajando al día, sin grandes aventuras en destinos lejanos”, explica Pascual Prats.

En relación a este tema, el sector está pendiente de que se apruebe el protocolo para exportar a China pero con la calidad que presenta la fruta después del castigo del viento es complicado llegar a mercados tan lejanos. “Para que el kaki viaje en contenedores hasta este tipo de destinos tienes que tener asegurada una gran calidad en la fruta, si no asumes muchos riesgos de rechazos”, concluye el presidente de AEKAKI.