Entrevista al Responsable del Área de Producción y Calidad (I+D+i) de la Cooperativa de Callosa d’en Sarrià, Esteban Soler

Esteban Soler destaca las grandes posibilidades que ofrece la variedad Oliver. / Cooperativa de Callosa d’en Sarrià
Óscar Orzanco. Redacción.
La investigación es una de las apuestas de la Cooperativa de Callosa d’en Sarrià que ha permitido el desarrollo del cultivo del níspero. La evaluación de nuevas variedades ha sido una prioridad para seguir avanzando. Y en esta línea, la llegada a los campos de la variedad Oliver puede suponer una gran revolución. “Es la variedad que he estado esperando obtener durante mis últimos 30 años trabajando como agrónomo en el níspero. Es la variedad soñada”, destaca Esteban Soler.
Valencia Fruits. ¿Qué previsiones manejáis en la Cooperativa de Callosa d’en Sarrià para el presente ejercicio de níspero?
Esteban Soler. La falta de lluvias está condicionando la campaña. Hay pocos kilos de níspero porque la escasez de precipitaciones está provocando que la fruta tenga un tamaño más pequeño del habitual. El único factor favorable de esta sequía es que el sabor es espectacular.
La campaña llega con anticipación respecto a la fecha de inicio del año pasado pero para este ejercicio contamos con menos kilos de cosecha. Estamos hablando de una producción total de 8 millones de kilos, cuando lo normal es llegar a un volumen de entre 12 y 14 millones kilos.
Los productores han dejado en el árbol durante el proceso de aclareo el mismo número de piezas, pero el tamaño de la fruta ha disminuido este año en torno a un 25%. Esta temporada los nísperos van a llegar al mercado con una calidad extraordinaria, pero los calibres de la fruta van a ser más pequeños.
Esto se debe, fundamentalmente, a la escasez de precipitaciones. En esta zona productora actualmente no existen restricciones de riego, pero desde el mes de junio de 2023 a finales de marzo de 2024 han llovido sólo 50 litros, y el níspero es una fruta que, sobre todo en primavera, necesita el agua de lluvia para coger tamaño.
VF. Ante la escasez de precipitaciones, ¿cómo está gestionando el sector los escasos recursos hídricos disponibles?
ES. La gestión de los recursos hídricos disponibles está siendo buena y eficiente. Se están modernizando los regadíos, y en toda la zona de la Marina Baja la optimización de recursos es máxima.
En este sentido, desde la Cooperativa de Callosa d’en Sarrià realizamos un seguimiento muy exhaustivo con datos obtenidos a través de las estaciones meteorológicas y las sondas de capacitancia, lo que nos permite ofrecer cada semana las recomendaciones de riego por cultivos, aplicando siempre criterios científicos.
El níspero se encuentra muy bien adaptado a las condiciones meteorológicas de esta zona. Hemos estudiado el cultivo y actualmente sabemos cuándo y cuánto tenemos que regar. No se desperdicia agua.
En la zona de Callosa d’en Sarrià el riego se controla a través del sistema de sondas de capacitancia, y los socios que pertenecen a la zona baja reciben agua reciclada de la depuradora de Benidorm, que cuenta con una desalobradora, con lo que a los agricultores les llega agua de muy buena calidad.
Los recursos hídricos disponibles se están gestionando de forma óptima y eficiente. También sería necesario realizar inversiones para contar con más embalses donde guardar agua cuando haya excedentes y poder utilizarla en momentos de necesidad. Pero, indudablemente, para que haya agua es imprescindible que llueva.
VF. En cuanto a plagas, ¿qué problemas han generado esta temporada?
ES. En este sentido, el año ha sido magnífico. En esta zona no existen plagas, la única enfermedad que ataca al níspero es el moteado, pero como no ha llovido los cultivos están, sin realizar tratamientos, impolutos. Y esto también es un valor añadido para la fruta.
Nosotros tenemos un plan de tratamientos muy estrictos que controla la denominación de origen, pero este año no ha hecho falta utilizar ningún tipo de producto fitosanitario.
VF. ¿En qué proyectos de investigación están trabajando en la Cooperativa de Callosa d’en Sarrià? ¿Cuáles se pueden destacar?
ES. Sobre el tema del agua, y a nivel particular de la cooperativa, tenemos un convenio de colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), y estamos trabajando en la mejorara de la gestión del riego.
Por otra parte, seguimos desarrollando un proyecto que tiene el objetivo de obtener nísperos sin semilla, los policloides.
Pero, sin duda, lo más destacable actualmente en el campo de la investigación es el lanzamiento de la variedad denominada Oliver. Bajo mi punto de vista se trata de una grandísima variedad que posibilitará producir más kilos, con más calidad y a menor coste.
Entre las características que la definen destacan la capacidad de producir frutos de gran calibre y generar muchos kilos por hectárea, no presenta fisiopatías, y resulta exquisita de comer. Oliver es la variedad que he estado esperando obtener durante mis últimos 30 años trabajando como agrónomo en el níspero. Es la variedad soñada.
Este níspero de media campaña tiene muy buena pinta y un gran potencial, ya que cuenta con un sabor, una conservación y un calibre excepcional, y, de momento, presenta pocos problemas.
Estamos en proceso de registro y el agricultor ya tiene plantones. Ahora hay que comprobar que el comportamiento observado en la parcela experimental se corrobora en los campos de cultivo. Aproximadamente en dos años se podrán ver los resultados que realmente ofrece Oliver.
VF. ¿Cómo está evolucionando durante los últimos años el cultivo del níspero en cuanto a superficie de cultivo?
ES. La sociedad está cambiando mucho y, a pesar de que el níspero es relativamente rentable, se trata de un cultivo de alto riesgo. Es decir, a pesar de que tenemos conocimientos técnicos, medios e infraestucturas con explotaciones enmalladas, la rentabilidad depende de la climatología. Y la gente, hoy por hoy, no quiere asumir riesgos. Esta incertidumbre, propia de la agricultura, está generando que la juventud opte por trabajos más seguros y se está produciendo una falta de relevo generacional.
No obstante, creo que se mantendrá el volumen de hectáreas y de kilos producidos, porque también las nuevas variedades, como Oliver, permiten obtener un mayor rendimiento por hectárea. La producción anual se mantendrá en un volumen de fruta similar al actual, con una cosecha de entre 12.000 y 14.000 toneladas, y nuestro objetivo es diferenciarnos con una fruta selecta, de alta calidad, dirigida a mercados exigentes que pagan bien. No creo que esta producción vaya decreciendo porque al final se trata de un cultivo rentable, pero es cierto que el problema de la falta de relevo generacional está ahí.
Acceso a la entrevista en las páginas 6-7 del dossier de Níspero de Callosa d’en Sarrià en el ejemplar de Valencia Fruits.
Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.