La tecnología frente al hombre

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Los avances en sensorización permiten realizar riegos de forma totalmente automática. La máquina decide.

Cultivo de sandía en el Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta (Valencia). / ÓSCAR ORZANCO

Óscar Orzanco. Redacción.

Las limitaciones y la escasez de agua para la agricultura están generado una fuerte necesidad de crear estrategias orientadas a mejorar la eficacia de su uso. Se trata de obtener la máxima rentabilidad por cada metro cúbico disponible. Por eso, el sector agrario español ha ido adaptando sus prácticas para lograr este objetivo, bien a través de la modernización de regadíos que se ha realizado durante los últimos años en el campo español o el empleo de tecnología de precisión para aprovechar cada gota. 

En consonancia con la evolución tecnológica, la eficiencia en el uso del agua puede mejorarse, por ejemplo, mediante el empleo de sensores, que conectados a una plataforma en la nube permiten al usuario tomar decisiones para realizar un manejo adecuado del riego, evitando pérdidas de agua y fertilizantes.

Esta automatización del riego, de apertura y cierre, puede estar programada a lo largo de la campaña o el productor puede controlarla de forma directa desde el móvil o el ordenador, también de forma programada o bien en remoto en el momento que se desee. Esta herramienta es la más utilizada y su control depende directamente del agricultor. 

En muy pocos años se ha pasado de regar por intuición a regar en base a las necesidades reales del cultivo y viendo cuando deja de ser útil el aporte de agua para el cultivo

Pero los avances en esta línea van más allá y ya permiten generar riegos autómaticos en función de los datos en tiempo real proporcionados por los sensores de suelo. Es decir, cuándo regar ya lo decide un sistema tecnológico, y no el productor guiado por su criterio agronómico. Así pues, en muy pocos años se ha pasado de regar por intuición a regar en base a las necesidades reales del cultivo y viendo cuando deja de ser útil el aporte de agua para el cultivo.

En esta línea, durante la jornada de puertas abiertas del Centro de Experiencias de Cajamar, celebrada recientemente en Paiporta (Valencia), se mostró a los profesionales los resultados de las investigaciones que se están realizando para hacer frente al cambio climático, la sequía y la escasez de agua.

Parte de las investigaciones que se realizan pertenecen a proyectos piloto vinculados a Cajamar Innova, la incubadora y aceladora de empresas de alta tecnología del agua. Y entre ellas se encuentra un sistema de sensorización a nivel de raíz en el funcionamiento de las plantas, desarrollado por Brioagro, para ajustar las necesidades de riego y conseguir ser lo más eficientes posibles manteniendo la máxima productividad, consumiendo el mínimo de agua y evitando excesos que lavan los nutrientes y pierden abono. 

Con ese tipo de sensorización y las plataformas de las empresas con las que se está colaborando, el agricultor tiene información más sencilla de lo que se tiene que hacer, e incluso se generan riegos automáticos. “Esto permite dar un paso más, puesto que ya no decide el hombre, sino que es la máquina quien decide cuándo regar”, explicó durante la jornada el director de Sostenibilidad del Grupo Cooperativo Cajamar, Roberto García Torrente. 

Uno de los frenos para la implantación de estas tecnologías es la dificultad para interpretar los datos que se reciben para actuar. No todos los agricultores están preparados para contar con este tipo de herramientas y en numerosas ocasiones necesitan de apoyo técnico.

Por ello, el director del Centro de Experiencias, Carlos Baixauli, afirmó durante la jornada que, como ocurre en el proyecto desarrollado por Brioagro, “el éxito de introducir la sensorización ha llegado cuando las firmas tecnológicas han generado plataformas que ayudan a interpretar los datos para conocer qué está ocurriendo. Con esta empresa estamos impulsando el riego inteligente de precisión”.

Para facilitar la interpretación de los datos, Brioagro ha creado, en colaboración con la Universidad Pablo Olavide, la Universidad de Sevilla y la Universidad de Navarra, un algoritmo de calibración de unidades de suelo, es decir, unas líneas guías para saber dónde y cuándo hay que regar. Esas líneas se adaptan a cada suelo y a cada cultivo y esto permite regar en unos umbrales fácilmente comprensibles por el agricultor.

Esta firma, en colaboración con Cajamar, ha obtenido buenos resultados en los ensayos realizados en el centro en cultivos de sandía y pimiento. El objetivo de las investigaciones ha sido evaluar y validar la tecnología inteligente de Brioagro, con sensorización y automatización del riego frente a un riego realizado por criterio agronómico, basado en la experiencia en estos cultivos. La sensorización de esta compañía utiliza la última tecnología en sensores de suelo y satélite conectados a internet, junto a la IA procesada desde Google Cloud Platform.

Los representantes de Brioagro destacaron durante la jornada celebrada en Paiporta que el sistema riega solo. La información que se recoge en campo se conecta vía satélite con el equipo y lanza los riegos en función de los umbrales recomendados. De esta forma el agricultor consigue el máximo número de kilos por metro cúbico de agua. 

La automatización del riego a través de la tecnología de Brioagro ha conseguido una mejora en la producción comercial, un ahorro en el consumo de agua y una mayor eficiencia en su uso que con el riego con criterio agronómico

De los ensayos realizados en el Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta se puede concluir que con la automatización del riego a través de la tecnología de Brioagro se consiguió una mejora en la producción comercial, un ahorro en el consumo de agua y una mayor eficiencia en su uso que con el riego con criterio agronómico.

Según demuestran los ensayos realizados bajo los criterios de técnicos expertos en riego agrícola de la Fundación Cajamar, Brioagro mejora significativamente la eficiencia del riego en hortícolas, consiguiendo un 49% de mayor eficiencia en el uso del agua que los valores recomendados por la FAO para sandía y un 68% para pimiento. Estos son resultados obtenidos en los ensayos realizados en 2023 en el centro experimental.

Acceso al artículo en la página 7 del dossier Tecnología y Digitalización en el ejemplar de Valencia Fruits. 

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