Entrevista al director de Ailimpo, José Antonio García
Raquel Fuertes. Redacción.
Más allá del balance de la campaña de Fino recién finalizada y las expectativas sobre el Verna, el director de Ailimpo hace un repaso a las relaciones comerciales entre los diferentes actores que conforman el mercado mundial del limón y marca una línea común que sirve de marco para ese complejo entramado: “Es una cuestión de hablar, de generar confianza y trabajar por y para los agricultores”. Porque el agricultor “de todos los orígenes” tiene que encontrar rentabilidad en su actividad y para eso es preciso que el “comercio funcione de manera ordenada”. ¿Una fórmula replicable para otros productos más allá del limón y el pomelo? Tal vez.
Murcia Fruits. ¿Cómo ha ido la campaña de Fino?
José Antonio García. La campaña de Fino ha sido una campaña totalmente diferente a la anterior, básicamente por cuestiones climatológicas. La producción se ha visto mermada, pero hay que tener en cuenta que la superficie ha aumentado ligeramente con los datos del avance de superficie que tenemos del Ministerio. Esto significa que los rendimientos por hectárea han sido muy bajos en comparación con el año anterior.
Es cierto que ese descenso global de la producción ha permitido un equilibrio entre la oferta y la demanda y, cuando se produce ese equilibrio, tenemos precio. El año pasado, en cambio, con esa situación de desequilibrio total y de sobreproducción, el resultado fue que no había precio. Desde ese punto de vista, es un dato positivo, pero no hay que olvidar el impacto negativo que han tenido los problemas crecientes de sanidad vegetal, de plagas y enfermedades, fundamentalmente del trips.
MF. ¿Cuál ha sido la incidencia real del trips en esta campaña de limón?
JAG. En el limón Fino ha habido un daño generalizado muy importante que ha provocado una caída de calidad de la fruta. Así, en una producción que ya era corta, ha habido un porcentaje muy alto y superior al promedio de fruta que ha ido a la industria por los daños que provoca el trips. Son daños de carácter cosmético, pero que hacen que esa fruta no sea viable para el mercado en fresco.
Por lo tanto, a la hora de establecer un balance en términos económicos, todavía tenemos que esperar a tener los datos de cierre finales a 31 de marzo de la campaña de Fino, pero bueno, los agricultores tienen que ver las cuentas, la contabilidad, la cuenta de explotación y ver cómo ha resultado finalmente.
MF. ¿Y qué se puede esperar del Verna?
JAG. Ha empezado prácticamente con casi cinco semanas de antelación, debido a la finalización temprana del Fino. Esperamos una producción de unas 300.000 toneladas frente a las 405.000 del año pasado. Ha habido una transición muy limpia entre la campaña del Fino y la del Verna, permite arrancar una nueva campaña dentro de la campaña sin que coexistan las dos variedades y eso creo que siempre es positivo para valorizar la campaña del Verna, que es un limón muy especial. Se trata de un limón que solamente se produce en España, a pesar de que ha habido muchos intentos de cultivar esta variedad en Turquía, en Italia, en Argentina…
Pero por características de suelo, de clima…, no se ha adaptado a las condiciones de otros países y así tenemos es una variedad muy especial, autóctona y que es necesario que diferenciemos en el mercado. En Ailimpo le tenemos mucho cariño porque reivindicamos ese papel hegemónico de España como productor de una variedad única que estará en el mercado hasta el mes de junio, en función de cómo vayan el ritmo de recolección y de exportación.
MF. ¿Y después?
JAG. El siguiente reto que tenemos por delante es conseguir una transición limpia y ordenada entre el limón Verna de España y el inicio de la campaña de verano del hemisferio sur, Sudáfrica y Argentina. La incidencia de Sudáfrica está muy por encima de la cuota de Argentina.
MF. ¿El Verna se ha visto afectado también por el trips o ha tenido menor incidencia que en el Fino?
JAG. En principio tenemos menos incidencia con los datos de monitoreo de los que disponemos, pero depende de las comarcas. Hay zonas donde sí que se aprecia daño por trips, pero hemos tenido un invierno bastante fresco y eso ha minimizado el efecto de la plaga en el Verna.
MF. Ha hablado también de la contraestación, de Argentina y, sobre todo, Sudáfrica, ¿de qué meses estaríamos hablando?
JAG. Bueno, la contraestación es siempre un concepto móvil en el calendario, porque depende fundamentalmente de cuando acaba la campaña en España. Lo realmente relevante que España es la que tiene la voz cantante y es la que, digamos, pone el semáforo en verde para el inicio de la campaña del hemisferio sur. Recordemos que España tiene una cuota de mercado en Europa de prácticamente el 70% y, por lo tanto, esa posición de liderazgo nos permite marcar la pauta. El hemisferio sur empieza cuando acaba o está próxima a acabar la temporada del Verna. En ese sentido tenemos una comunicación muy fluida tanto con Argentina como con África del Sur.
Los jugadores de este negocio nos hemos dado cuenta de que esa información y esa comunicación transparente, honesta y objetiva es beneficiosa para todos. No tiene ningún sentido para un productor sudafricano o argentino producir fruta y enviarla al mercado para colisionar y competir con el limón español. Entendemos que lo único que se conseguiría es colapsar el mercado con más fruta de la que el mercado es capaz de consumir y, por lo tanto, los precios caen de manera automática. En este análisis nos damos cuenta de la importancia de la necesidad de la confianza entre los que conformamos el mercado.
MF. ¿Entonces cómo se espera que discurra la campaña de Verna este año?
JAG. El año pasado tuvimos una gran cosecha de limón Verna, prácticamente España estuvo en el mercado hasta prácticamente tercera semana de julio, de manera mayoritaria. Por lo tanto, la campaña de hemisferio sur fue muy corta, unas 8 semanas.
Este año será más larga, recordemos que España ha empezado con Verna 5 semanas antes, pero tenemos menos cosecha. Estamos, compartiendo esta información para planificar de forma adecuada las salidas de hemisferio sur. Creo que está es la forma de trabajar que el sector nos exige para, por supuesto, siempre priorizando el limón español, pero sin olvidar también que la importación en la época adecuada, en la ventana temporal adecuada es necesaria para hacer rentable todo el negocio comercial, mantener la estructura comercial y la capacidad de generar empleo en nuestros almacenes de confección y luego dar el servicio de la fruta reconfeccionada a los clientes europeos 12 meses al año.
MF. Me surgen dos preguntas a raíz de este análisis. Por una parte, si el modelo de equilibrio con otros países del limón podría ser replicable a otros cítricos, incluso a otras frutas y, en cuanto al comercio internacional, ¿cómo se va a ver afectado ese equilibrio que existe en limón con los aranceles de Trump, qué otra producción puede entrar ahora mismo en competencia con el limón de España que ahora sí que hay un liderazgo del 70% en el mercado europeo, pero se va a encontrar limones de otras procedencias que ahora mismo estaban yendo a Estados Unidos?
JAG. En cuanto a la primera pregunta, por supuesto que el modelo es replicable, lo único preciso es tener la voluntad de diálogo y de trabajar con quienes son nuestros competidores, pero también nuestros cooperadores. Creo que es muy sencillo. Es una cuestión de hablar, de generar confianza y trabajar por y para los agricultores. En la medida en que seamos capaces de organizar y de coordinar el comercio, seremos capaces de garantizar la rentabilidad económica para el productor. El comercio y la producción van de la mano, pero si el comercio funciona de manera ordenada, facilita mucho que el negocio del agricultor pueda ser sostenible económicamente.
Y con agricultor me refiero al agricultor de todos los orígenes. De nada sirve adelantar la llegada de limón sudafricano a Europa en el mes de abril o mayo y colisionar con la campaña de limón Verna, lo único que vamos a conseguir es bajar el precio para la fruta en el comercio y bajar las liquidaciones a los agricultores, tanto de los españoles como de los sudafricanos. Al final esto es un juego donde o todos perdemos o todos ganamos y la decisión es muy sencilla. Si queremos ganar todos, nos ponemos a trabajar, a hablar y a trabajar juntos. Son dos modelos radicalmente diferentes: un modelo anacrónico y un modelo más responsable y más moderno.
En cuanto a la segunda pregunta, sobre la incidencia de los aranceles en el limón, estamos analizando la situación, que es compleja. Aunque en el limón las claves, por suerte, son bastante sencillas. En primer lugar, el impacto directo de los aranceles de Trump sobre el limón español es totalmente residual. Nosotros exportamos una cantidad muy pequeña de limón a Estados Unidos, no llega a ser el 0,4% del volumen total de exportación, con lo cual el impacto es despreciable. Y luego podemos pensar qué ocurre con los competidores. Si nos centramos en lo que tenemos más cerca que es la época de verano, para Sudáfrica, el volumen de limón que exporta a Estados Unidos ni siquiera llega a 4.000 toneladas. Un volumen muy pequeño, aunque en el nuevo escenario de Trump pasa de tener arancel cero a tener un arancel del 31%. No va a provocar que haya un desvío de fruta hacia Europa.
Argentina sí que nos preocupa un poco más. Hasta ahora pagaba un 2,2% de arancel en Estados Unidos. Ahora pasa a un 11%. El volumen aquí sí es importante porque exportó unas 105.000 toneladas a Estados Unidos. Pero, aunque podamos pensar en que existe el riesgo de que haya una parte de ese volumen que venga a Europa, eso no va a ocurrir por un tema fitosanitario: los limones que van a Estados Unidos se producen en fincas argentinas certificadas previamente por las autoridades fitosanitarias y esas fincas no son elegibles para poder exportar esa fruta a Europa porque las condiciones fitosanitarias son diferentes.
Por lo tanto, para el limón el impacto directo, como he dicho, es despreciable y el impacto indirecto tampoco es relevante.
MF. ¿Y qué pasa con Turquía?
JAG. La exportación de Turquía a Estados Unidos es también muy baja. En definitiva, bastantes incertidumbres tenemos ya en el sector de limón (plagas, temas geopolíticos, competencia…), pero en este caso, por suerte, los aranceles de Trump no nos afectan.
MF. Volviendo pues a nuestro territorio, este año se ha producido un efecto de bajada de la producción debido a cuestiones climatológicas, pero no a descenso de la superficie, como bien apuntaba. ¿Aunque sea un poco pronto para estas predicciones, el año que viene puede ser una campaña más como la de 2024 o se va a aparecer más a la de 2025?
JAG. Tenemos que esperar al mes de junio. Tenemos que ver cómo acaba el cuaje de la fruta, aunque tenemos algunos indicadores ya encima de la mesa que son muy claros. Así, la superficie ha aumentado ligeramente. El año pasado estábamos con prácticamente 52.700 hectárea y este, según el avance del Ministerio, estaríamos rozando las 54.000, así que ha habido un ligero aumento de la superficie. Estamos, por tanto, lejos de ese escenario que parecería lógico de reducción de la superficie.
Una de las enseñanzas de la campaña 23-24 es que teníamos un problema de sobreproducción porque había un pues un volumen de superficie muy elevado, con un ritmo de plantaciones muy alto en los últimos años. Pero los viveros hoy siguen vendiendo plantones de limonero. Y los limoneros del año pasado están y además son limoneros más adultos, más maduros, con lo cual su potencial de producción es más alto que hace un año. Y ha llovido.
Las condiciones climatológicas han sido hasta ahora excepcionales, es decir, la lluvia de las últimas dos tres semanas ha caído en un momento teóricamente perfecto. Ahora hay que ver cómo se desarrollan las siguientes fases del cuaje y en junio tendremos más elementos para hacer predicciones. Pero en el plano teórico se conjugan todos los elementos para que tengamos una producción muy alta la campaña que viene.
MF. ¿Qué vías están explorando desde Ailimpo para dar salida a esa producción sin que pase lo que ocurrió el año pasado con rentabilidades muy bajas para el agricultor?
JAG. El año pasado desde la interprofesional hicimos un gran esfuerzo de pedagogía y, sobre todo, de información porque entendemos que para solucionar un problema lo más importante es conocer las causas que lo provocan. Además, mantuvimos varias reuniones con las administraciones, con las comunidades autónomas, con el ministerio donde pusimos encima de la mesa algunas medidas.
Lamentablemente la administración no ha avanzado de forma significativa en la batería de medidas que propusimos. Y, en todo caso, recordemos que esas medidas no proporcionaban soluciones mágicas para una situación de sobreproducción. Porque en un escenario con desbalance entre oferta y demanda de un 5 a un 10% se pueden implementar ciertas actuaciones que permiten equilibrar, pero cuando el desequilibrio que se produce es enorme, como ocurrió el año pasado y como puede, potencialmente, ocurrir en el futuro, no hay soluciones.
Por lo tanto, creo que la responsabilidad de la interprofesional en este tema empieza y acaba en ese análisis riguroso y objetivo de los datos para poder ofrecer a todos los productores y operadores del sector esa información para que cada uno de ellos a nivel individual tome las decisiones que considere que tiene que tomar.
MF. ¿No hay otra salida en el mercado internacional, no hay hueco para el limón español en nuevos mercados?
JAG. No, la verdad, yo creo que los nuevos mercados siempre son un recurso que se utiliza cuando hay que sacar la producción, pero al final tenemos que ser conscientes de qué somos y qué papel jugamos en el comercio mundial de limón y nuestra vocación es tener y defender una posición de dominio en el mercado europeo (Unión Europea 27 más Reino Unido, Suiza y Noruega). La exportación a países terceros es muy complicada.
Aunque tenemos una presencia en más de 40 países fuera de Europa, es con cantidades muy pequeñas y con un potencial de crecimiento muy pequeño. Hay barreras fitosanitarias, arancelarias… Recordemos, por ejemplo, que el limón Verna para ser exportado a Estados Unidos debe de cumplir con el tratamiento de frío. Y luego tenemos un problema logístico y de vida útil de la fruta.
Es decir, nuestro modelo de producción en campo nos permite tener fruta de alta calidad para los mercados cercanos a los que llegamos en 48-72 horas. No nos permite producir fruta que viaje bien durante 20, 25 o 30 días. Es una cuestión de estructura y de estrategia global del sector y, por lo tanto, abrir nuevos mercados no es fácil.
Recuerdo que hace 4 o 5 años Sudáfrica consiguió abrir el mercado de China para los limones y se generaron unas expectativas increíbles de la capacidad teórica de demanda del mercado de China para el limón sudafricano. La realidad es que después de 4 años sido prácticamente incapaces de exportar un volumen mínimamente relevante.
Hay que ser conscientes de que quizás nuestra vocación tiene que ser mantener esa exportación a Europa que España ha atesorado (unas 700.000 toneladas) y ser capaces de sacar la máxima rentabilidad a ese volumen de exportación a Europa, que es más del 90% de nuestro mercado y sacar una buena rentabilidad. Insisto, que esa exportación nos permita proporcionar una buena retribución también al agricultor y a todos los eslabones de la cadena.
MF. Y mirando al año que viene con lo que sabemos ahora, ¿cuál cree que va a ser el gran reto de la campaña 25-26? ¿La sobreproducción? ¿Las plagas?
JAG. Creo que es un tema multifactorial. Además de la sobreproducción que ya hemos comentado, tenemos el problema de las plagas, que es el resultado de dos vectores: cada vez tenemos menos herramientas fitosanitarias para combatir estas enfermedades y los efectos del cambio climático que hacen que no ya plagas importadas de terceros países, sino plagas españolas prácticamente erradicadas hayan vuelto a resurgir y a provocar problemas.
Y tenemos más retos por delante. Muchas veces no se tiene en cuenta el reto de la disponibilidad y el coste de la mano de obra. Lo hablamos poco, pero está ahí y más en un escenario nacional donde la construcción empieza a tener una actividad más intensa (recordemos que somos un exportador de mano de obra).
Y no olvidemos el agua. Aunque ahora tenemos un escenario donde los embalses están llenos, no olvidemos que el desafío de la gestión del agua está ahí: subterránea, desalada, del trasvase, del río, residual… Manejar ese mix es complicado, tanto a nivel de cantidad como de calidad como de coste económico.
MF. O sea, que no que los problemas son variados y el escenario es complejo, ¿no?
JAG. Sí, pero al mismo tiempo es apasionante. Vuelvo a insistir: tenemos un 70% de cuota de mercado en Europa y los consumidores europeos consumen limón porque España produce limón. Si España no produjera limón de calidad, esos consumidores no dispondrían del producto. Que España tenga una cuota de mercado en Europa de 70% es más que un número: es un símbolo claro de la posición de liderazgo que tiene España y de la responsabilidad que tenemos en el sector.
Acceso a la entrevista en las páginas 10-11 del ejemplar de Murcia Fruits.
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