El CEO de Citrosol, Jorge Bretó, habla sobre la importancia de la sostenibilidad en el sector de la agroalimentación
Jorge Bretó (*)
La sostenibilidad se ha convertido en uno de los ejes que articulan el futuro del sector agroalimentario, pero después de tantos años observando de cerca la cadena de suministro, tengo cada vez más claro que una parte esencial de ese futuro no se juega únicamente en el campo. Se decide justo después de la recolección, donde realmente se determina cuánta fruta llegará al consumidor y cuánta se perderá por el camino. Y cuando uno ve las cifras, entiende la magnitud del desafío.
La FAO estima que el mundo pierde un tercio de todos los alimentos producidos, y que en frutas y hortalizas las pérdidas alcanzan el 45%. Buena parte de ese desperdicio ocurre precisamente en la postcosecha. Según un artículo reciente de POSTHA basado en datos de GFK, sólo en cítricos españoles, si la fruta no recibiera los tratamientos adecuados, las pérdidas por pudrición ascenderían a 214 millones de euros, 228 millones si añadimos la pérdida de peso y hasta 640 millones si consideramos la desmejora del aspecto. Frente a estas cifras, un adecuado manejo postcosecha (como el que permiten tecnologías de precisión de Citrosol) se convierte en una inversión con un retorno extraordinario: por cada euro invertido, la postcosecha devuelve diez.
Este dato revela algo que personalmente considero fundamental: la postcosecha es un pilar de la sostenibilidad. Cada kilo de fruta que se conserva evita repetir todo el ciclo agrícola que habría hecho falta para reemplazarlo. Ese ahorro invisible (agua, fertilizantes, energía, horas de trabajo, transporte) es quizá la contribución más poderosa del sector postcosecha. Y esa contribución no sería posible sin las innovaciones introducidas en la última década.
Hoy la postcosecha funciona con mucha más precisión que hace unos años: contamos con datos en tiempo real, automatización y sistemas de control que ayudan a reducir errores. Un buen ejemplo es el Sistema Vertido Cero, que cambió la forma de manejar los caldos de tratamiento. Antes era habitual renovar los caldos de tratamiento después de procesar unas pocas decenas de toneladas; después de la introducción de esta tecnología, ese mismo caldo pudo empezar a mantenerse estable durante días. Sólo este avance permite ahorrar más de 13 millones de litros de agua al año y evitar la generación equivalente de aguas residuales.
El siguiente paso en esta evolución lógica ha sido el desarrollo del CATSystem, una solución en la que Citrosol ha invertido muchos recursos y que supone un antes y un después en la gestión de los tratamientos. Este sistema lleva la reutilización del agua a su máxima expresión y, además, optimiza casi por completo el uso de fungicidas: mantiene las concentraciones de materias activas dentro del rango óptimo, midiendo y corrigiendo en tiempo real, y evitando así la variabilidad provocada por errores humanos, absorciones o degradaciones del caldo de tratamiento. El resultado es un proceso más estable, preciso y optimizado, que se traduce en un menor desperdicio.
Pero la sostenibilidad no se limita al agua. Una de las claves para frenar el desperdicio reside en la fisiología de la fruta tras la recolección. Aquí los recubrimientos juegan un papel decisivo. La pérdida de peso es una merma comercial enorme: fruta deshidratada, fruta que pierde firmeza, fruta que se descarta. Soluciones como el recubrimiento vegetal PlantSeal®, marcan una diferencia real. Estudios recientes muestran que reduce la pérdida de peso en un 50%, esto se traduce en que, en un solo contenedor de naranjas, pueden venderse hasta 450 kilos más de fruta. Para el sector, supone un ahorro enorme en mermas ocultas y un uso más eficiente de los recursos. Además, PlantSeal® reduce hasta en un 85% los daños por frío, uno de los grandes enemigos de la calidad en largos tránsitos. También disminuye el ablandamiento, manteniendo la firmeza durante la comercialización y reduciendo reclamaciones y descartes. En una cadena de suministro tan exigente como la actual, estos avances son esenciales.
La sostenibilidad también pasa por la seguridad alimentaria. En ese ámbito, los Sistemas Citrocide® han supuesto una auténtica revolución en el lavado higiénico de frutas y hortalizas, tanto en producto entero como en IV gama, donde las exigencias microbiológicas son especialmente altas. Estos sistemas garantizan la higiene continua del agua, reducen drásticamente el consumo y los vertidos asociados y, además, contribuyen de forma decisiva al control del podrido y presencia de mohos en algunos cultivos como el pimiento, tomate y aguacate. Es un ejemplo claro de cómo sostenibilidad y seguridad pueden avanzar juntas, reforzándose mutuamente.
En realidad, todas estas innovaciones responden a un mismo principio que comparto plenamente: la sostenibilidad no se alcanza solo con la reducción del uso de fitosanitarios, sino perdiendo menos. Tampoco tiene sentido reducir el uso de fitosanitarios considerados seguros para el consumidor, si esto conlleva un incremento de las pérdidas durante la distribución, o incluso una menor producción. Cada kilo de fruta salvado es un kilo que no necesita volver a producirse; cada litro de agua reutilizada es un litro de agua residual que no generamos; cada tonelada que llega a destino sin mermas es una tonelada de emisiones evitadas.
(*) CEO de Citrosol
Acceso a la noticia en la página 15 del dossier Producción Sostenible en el ejemplar de Valencia Fruits.
Acceso íntegro al ejemplar de Valencia Fruits.





