La industria del tomate busca soluciones para reducir sus emisiones de CO2

Las prácticas de reducción y la eficiencia energética serán necesarias si las cooperativas no quieren recurrir al mercado de derechos de emisiones

La transformación de tomate requiere de gran consumo energético, tanto eléctrico como térmico. / ARCHIVO

Alba Campos Tatay. Redacción.

LA industria tomatera se suma al apoyo al medio ambiente, igual que el limón, ya que una gran parte de las industrias con mayor nivel de emisiones de CO2 en Extremadura se dedican al procesado de tomates. En un momento en el que los derechos gratuitos son cada vez menores, las prácticas de eficiencia energética, así como el uso de fuentes renovables, se presentan como alternativas para que no sea necesario recurrir al mercado de derechos de emisiones.

La mitad de las diez industrias con mayores emisiones de CO2 en Extremadura son agroalimentarias, generalmente centradas en el transformado del tomate. Este tipo de industria requiere un gran consumo energético, tanto de energía eléctrica como térmica.

Hasta el momento, ninguna cooperativa tomatera extremeña ha llegado a superar el límite de emisiones autorizado

Cada derecho gratuito que posean las diferentes empresas equivaldrá a una tonelada de CO2. Sin embargo, estos derechos gratuitos se están reduciendo con la intención de que las industrias disminuyan, a su vez, la contaminación que generan. En el caso de sobrepasar la contaminación autorizada, deberán acudir al mercado para adquirir más derechos.

Unos derechos que cuentan con un fuerte componente especulativo por la presencia de fondos de inversión y en los cuales los precios son cada vez mayores.

Derechos más caros

A pesar de ello, el presidente de la Sectorial de Frutas y Hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, Domingo Fernández, explica que, hasta el momento, ninguna cooperativa tomatera extremeña ha llegado a superar ese límite, pero añade que “de momento, de aquí para delante, ya veremos, porque este año la previsión es transformar más tomate y a lo mejor alguna no tiene suficientes derechos, porque el problema es que no los van recortando cada vez más”. Una disminución que este año será “de entre un 10% y un 15%”, señala el presidente de la sectorial de Frutas y Hortalizas.

Se han llevado a cabo inversiones en las cooperativas tomateras para reducir el impacto ambiental

La disminución de los derechos hace aumentar todavía más los precios en un mercado en el que ya de por sí no paran de crecer. Mientras que a finales del tercer mes del 2017 se podía adquirir un derecho por cinco euros, actualmente se ha multiplicado por siete el precio. A pesar de todo, Fernández expone que en los últimos años ya se han llevado a cabo inversiones en las cooperativas tomateras para reducir el impacto ambiental, sustituyendo fuel por gas o mejorando los sistemas de depuración de agua.

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