Inmaculada Sanfeliu: “Abejas silvestres sí, ganado invasor en nuestros campos no”

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Inmaculada Sanfeliu explica cómo la actividad polinizadora puede afectar negativamente a la calidad intrínseca de los cítricos y, por tanto, de forma indirecta a los precios del producto

El CGC considera imprescindible mantener las distancias mínimas entre colmenas y plantaciones citrícolas. / ARCHIVO

Inmaculada Sanfeliu (*)

La situación geográfica de la Comunitat Valenciana en el límite climatológico para la producción óptima de cítricos, con el contraste de inviernos suaves y veranos es excelente para el desarrollo de algunas especies, especialmente las variedades del grupo de las mandarinas (grupo de pequeños cítricos, petits agrumes en francés o easy peelers en inglés, haciendo alusión a la facilidad de pelado de la mayoría de las variedades). Para los profanos aclarar que este grupo lo componen las satsumas, las clementinas y los híbridos de mandarinas. España es la primera productora del mundo de Clementinas, casi los únicos junto a Marruecos. La comunidad es la primera región productora del mundo. Se caracteriza la Clementina, además de por su facilidad de pelado, excelente sabor, aroma y color, por la ausencia de semillas. Y así debe seguir siendo.

La aparición de mutaciones espontáneas como la Oroval, y sobre todo la Clementina de Nules, contribuyó a su fuerte expansión, ampliándose posteriormente la estacionalidad hacia una gran precocidad gracias a la Marisol y otras, todas ellas sin semillas. La necesidad de descongestionar el mercado de las clementinas, que se concentraba en un espacio muy limitado de tiempo, desestacionalizar y alargar la campaña del grupo de las mandarinas ha ido motivando la incorporación de nuevas variedades de calidad, sobre todo híbridos tardíos de mandarinas (Clemenvilla o Nova, Nadorcott, Tango, Orri,…), que permiten prolongar el periodo de comercialización, descongestionar el periodo noviembre-enero (la primera parte de la campaña), aumentar las cantidades anuales en oferta, reduciendo al mismo tiempo la presión semanal/mensual de la misma, y mejorar la calidad global del grupo mandarinas, defendiéndonos de la competencia de otros países que también los han ido implantando. No es solo comprar más mandarinas al mes, sino tener durante más meses la posibilidad de comprar el mayor número de variedades, tanto de naranjas como de mandarinas.

Las clementinas son el arma comercial, motor de nuestro comercio citrícola, lo que nos permite entrar en los mercados y defender la cuota de las naranjas dentro del global del consumo de cítricos, porque es el producto que mejor se adapta a la demanda moderna por su facilidad de consumo por ser la mayoría fáciles de pelar, por su versatilidad en las ocasiones y formas de consumo, así como por su adaptación al público de todas las edades, especialmente a los niños. Pero… no podemos pretender aumentar la exportación de clementinas, ni tan siquiera mantener los niveles actuales, si no somos capaces de ofrecer clementinas sin semillas y vuelven a producirse situaciones como las vividas en algunas de las pasadas campañas.

Las clementinas son el arma comercial, motor de nuestro comercio citrícola, lo que nos permite entrar en los mercados y defender la cuota de las naranjas dentro del global del consumo de cítricos

El grupo de las mandarinas ocupa el 33,5% (102.939 Ha) de la superficie citrícola de España (307.343 Ha) y la Comunitat Valenciana lidera la producción de mandarinas, con el 67-70% del área de cultivo (68.768 Ha) y el 65-74% de la producción (el 69% en la campaña 2020/2021, 1.590.515 toneladas sobre un total de 2.317.019 toneladas). De los 2-2,5 millones de toneladas producidas de easy peelers o mandarinas, en España tenemos una producción de 1,5-1,8 millones de toneladas de clementinas y se exportan 1-1,2 millones de t de clementina por todo el mundo, casi en su totalidad desde la Comunitat, lo que constituye el auténtico distintivo de la citricultura valenciana. Un patrimonio de más de 1 millón de toneladas de exportación de clementinas, el producto preferido por el consumidor, que debe mantenerse a toda costa libre de semillas.

Ganadería apícola

La apicultura melífera o ganadería apícola genera efectos externos negativos sobre la citricultura por la depreciación en la calidad de ciertos cítricos que supone la aparición de semillas en los frutos como consecuencia de la actividad polinizadora de las abejas.

Que la apicultura melífera es ganadería no lo puede dudar nadie puesto que se trata de una actividad que consiste en el manejo y explotación de abejas ‘domésticas’ con fines de producción de miel, para su aprovechamiento económico. De hecho, las colmenas deben identificarse como cualquier otra explotación ganadera a tenor de lo establecido en el Real Decreto 479/2004, de 26 de marzo, por el que se establece y regula el Registro general de explotaciones ganaderas. Es más, el RD 209/2002, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, por el que se establecían normas de ordenación de las explotaciones apícolas, ya las definía como actividad pecuaria (de explotación o cría de animales para obtener productos para ser comercializados). Es más, la apicultura profesional debía considerarse según el RD como una actividad ganadera fundamentalmente ligada a la trashumancia para el mejor aprovechamiento de las distintas floraciones silvestres y cultivadas.

En la década de los noventa se sucedieron en la Comunitat campañas con graves problemas para la comercialización de ciertas variedades de cítricos y la pérdida de cuotas de mercado como consecuencia de la pinyolà (aparición de semillas). Solo prohibiendo el emplazamiento de colmenas en una distancia mínima a las explotaciones de cítricos mediante la publicación del llamado, primero Decreto, y después Acuerdo de la Pinyolà, ha sido posible preservar nuestras clementinas del perjuicio comercial causado por las abejas ‘domésticas’ o ganado melífero.

Por si alguien duda de la importancia económica de la citricultura para la economía valenciana, el valor del comercio exterior de los cítricos de la Comunitat Valenciana se eleva a 2.463 millones de euros (de los 3.666 millones de euros del comercio exterior de cítricos de España) por detrás de los 4.571 millones de euros de comercio exterior de “Automóviles y motos” y los 2.993 de “Productos cerámicos y similares”.

El valor del comercio exterior de los cítricos de la Comunitat Valenciana se eleva a 2.463 millones de euros. La desproporción entre las magnitudes económicas de las producciones apícola y citrícola no deja ninguna duda sobre la necesidad de mantener el acuerdo de alejamiento de las colmenas en época de floración

Polinizadores silvestres

No hemos encontrado en estudios técnicos una cuantificación del efecto de la ganadería apícola en el nivel de producción de los cítricos como consecuencia de la actividad polinizadora de las abejas. Ahora bien, las opiniones de los profesionales del sector parecen indicar que el número de frutos de un árbol de cítricos no depende solo de la actividad polinizadora de las abejas. Es decir, la polinización necesaria para la aparición de frutos se lleva cabo también por medio de otros agentes como el viento u otros insectos, no siendo por tanto imprescindible y ni siquiera relevante la presencia de abejas para determinar el nivel de producción.

En cambio, sí que hemos hallado estudios técnicos que prueban que las colmenas de abejas melíferas disminuyen la abundancia de abejas silvestres, la riqueza de especies, y el conteo de frutos en las fincas, y que los beneficios conferidos por las franjas de flores silvestres podrían no compensar estos impactos negativos.

Los refugios de polinizadores, como franjas de flores silvestres, se plantan en las explotaciones con el objetivo de mitigar la disminución de polinizadores y promover la polinización de cultivos.

La disminución de las poblaciones de polinizadores junto con el aumento de la producción de cultivos dependientes de polinizadores en todo el mundo hace que sea crucial entender cómo las técnicas de manejo pueden mejorar la conservación de los polinizadores en la finca y servicios ecosistémicos de polinización de cultivos. La investigación en sistemas de plantas nativas sugiere que la competencia entre abejas melíferas y abejas silvestres sobre los recursos florales puede suprimir la abundancia de abejas silvestres y la fructificación. Esto puede ser especialmente verdadero bajo limitaciones de recursos, que puede aumentar la superposición de nichos entre las abejas melíferas y los polinizadores silvestres y aumentar los impactos negativos en las poblaciones de polinizadores silvestres. La competencia de las abejas melíferas puede afectar a poblaciones de polinizadores silvestres y producción de cultivos en agroecosistemas también. Por tanto, introducir desde fuera nuevas colmenas al paisaje no es una acción de mejora de la biodiversidad. Al contrario, perjudica a la fauna silvestre autóctona.

La competencia de las abejas melíferas puede afectar a poblaciones de polinizadores silvestres y producción de cultivos en agroecosistemas también. Por tanto, introducir desde fuera nuevas colmenas al paisaje no es una acción de mejora de la biodiversidad. Al contrario, perjudica a la fauna silvestre autóctona

Calidad sin semillas

Además, la actividad polinizadora puede afectar negativamente a la calidad intrínseca de los cítricos y, por tanto, de forma indirecta a los precios del producto. La ausencia de semillas se identifica claramente por el consumidor como factor de calidad, además de las características organolépticas (aroma, equilibrio entre azúcares y ácidos, contenido en zumo), el calibre, la facilidad de pelado e incluso el color, entre otros.

La citricultura española está basada en variedades de alta calidad para el consumo en fresco. El concepto de calidad, no obstante, es amplio y abarca características tanto externas como internas y que, además, significan cosas distintas según el lugar de referencia. En la UE, la calidad (norma de calidad de cítricos) hace referencia a frutos de aspecto característico de la especie y variedad de que se trate y de apariencia perfecta. Entre los atributos externos, el color, la forma, el tamaño y la finura de la piel son los más importantes. Internamente, el sabor, pulpa ligera y ausencia de semillas son las características más apreciadas.

En EEUU, las autoridades obligaron en la campaña 1999/2000 a eliminar la mención sedlees (sin semillas) de nuestras clementinas, mientras la entonces incipiente producción de California enfatizaba el mensaje de ausencia de semillas en las suyas. Los consumidores saben que la clementina es fruta sin semillas, confían en ello, y se sienten profundamente decepcionados cuando aparecen llenas de “pipas”. Estos “huesos” incluso causan miedo a las madres que piensan que sus hijos pequeños se pueden atragantar con ellos.

En el año 2000, el Consejo Regulador de la Identificación Geográfica Protegida “Cítricos Valencianos”, figura de calidad de los cítricos de la Comunidad Valenciana, adoptó una importante decisión para preservar la calidad total de los frutos amparados por las etiquetas de esta marca genérica de calidad. Las partidas de clementinas y otras mandarinas que contengan semillas no serán admitidas. El Pleno del Consejo Regulador decidió no tolerar que bajo etiquetas identificativas de tal procedencia se vendieran mandarinas con pepitas, sabiendo que la ausencia de semillas se identifica por el consumidor como factor de calidad.

Las primeras plantaciones de mandarino común en España se iniciaron en la provincia de Castellón a mediados del siglo XIX. Hasta principios del siglo XIX representó una parte importante del total de cítricos y hasta la década de los sesenta fue la especie de mandarinos más cultivada. En ese momento fue superada por otras variedades de mandarino como la Clementina y la Satsuma. En la década de los sesenta se empezaron a propagar una serie de variedades de mandarino de gran importancia comercial como la Satsuma Clausellina y las clementinas Oroval y de Nules. A estas se irían añadiendo progresivamente nuevas variedades de clementinas como la Marisol y la Hernandina y otras mandarinas fruto de hibridaciones de mandarinas que tendrán gran interés para el problema que nos ocupa como son la Nova o Clemenvilla, Fortune, Ortanique y Ellendale.

Los híbridos, precisamente por esa cualidad, pueden polinizar a las clementinas, dando frutos con semillas. Dadas las características intrínsecas del polen de los cítricos (Krezdorn, 1986) de carácter pesado y pegajoso, la polinización anemógama (por el viento) no causa perjuicios graves, pues se limita a muy pocos metros, así como no es relevante tampoco la polinización por las abejas silvestres. No ocurre así con la polinización entomógama, causada por insectos polinizadores, sobre todo las abejas, que actúan en un radio de acción de varios kilómetros. La polinización cruzada causada por las abejas, puede ocasionar (como ya ha sucedido en el pasado) que aparezcan muchos frutos de clementina con semillas. El consumidor se ve defraudado, y el efecto de retraimiento de la demanda es enorme. Ha habido años en los que ha sido especialmente grave, pues por diversas causas, entre otras la sequía, la cantidad de colmenas de fuera de la Comunitat Valenciana que han acudido a nuestras zonas citrícolas ha llegado incluso a triplicar a la cantidad de colmenas de nuestra región, y las consecuencias han sido desastrosas. Se estima en 30.000 millones de abejas las que estuvieron campando a sus anchas en alguna campaña de la década de los noventa.

‘Un paraíso’

La gran concentración floral existente en primavera en las 160.000 hectáreas de plantaciones de cítricos en la Comunitat Valenciana en época de floración la convierte en un ‘paraíso’ para el ganado melífero local y para el trashumante procedente de otras regiones por su notable efecto positivo tanto a nivel de producción de miel como de aumento en el número de abejas. Poco importa el perjuicio comercial causado a los cítricos y que la miel de azahar sea el “commodity” de las mieles (producción básica en cantidad a precio básico). Las colmenas de abejas melíferas de la Comunitat Valenciana y de otras regiones pacen sin permiso en nuestras explotaciones que favorecen la elevada productividad apícola en relación con otros cultivos y el incremento en el número de abejas en las colmenas como consecuencia de la gran actividad recolectora de polen, ya que la abundancia de polen y trabajo favorecerá la procreación. Esto, que en realidad equivale a un entrenamiento y preparación de las abejas, conllevará también una mayor productividad cuando, acabada la época de floración de cítricos, las colmenas sean trasladadas a otras regiones para aprovechar otras floraciones. En efecto, la trashumancia en el sector apícola es una práctica habitual e importante en la Comunitat Valenciana aprovechando así al máximo las distintas floraciones existentes en el país. Esta técnica, en comparación con lo que supondría una alimentación artificial de las abejas, aumenta en general la productividad de las colmenas y diversifica la producción (distintos tipos de mieles, que luego se venderán a distintos precios), lo cual se traduce en una mayor rentabilidad para el apicultor valenciano y de otras regiones. Y todo ello poniendo en riesgo la calidad intrínseca y el valor comercial de nuestras clementinas.

La actividad polinizadora puede afectar negativamente a la calidad intrínseca de los cítricos. / ARCHIVO

En la Comunitat el apicultor debería estar obligado a solicitar permiso de asentamiento al citricultor siempre que sea a menos de 5 km porque en el caso de los cítricos y, en comparación con otros muchos cultivos, los beneficios derivados de la polinización son más bien escasos y el perjuicio comercial puede ser enorme. En cambio, los beneficios para la producción de miel que suponen las explotaciones citrícolas son bien conocidos por los apicultores por la enorme concentración floral que suponen las explotaciones citrícolas en la Comunitat Valenciana, hecho que incentiva la trashumancia en el sector apícola, trasladando sus colmenas a esta comunidad, en la época de floración de los cítricos, un gran número de apicultores de otras regiones de España.

Es necesario apartar las colmenas a más de cinco kilómetros de la zona citrícola. La desproporción entre las magnitudes económicas de las producciones apícola y citrícola no deja ninguna duda en la necesidad de la medida, ni por dimensión económica, ni por personal ocupado en ambas actividades. De nuevo, como venimos haciendo campaña tras campaña en estas fechas próximas a la floración, advertimos del gravísimo problema que se está causando, y de la urgencia de la publicación anual del Acuerdo del Consell que le ponga solución, apartando las colmenas de la zona de producción citrícola, y autorizando los tratamientos insecticidas en época de floración para evitar los efectos (mucho menores) de los otros insectos polinizadores no aportados por el hombre.

Es imprescindible mantener el Acuerdo de la Pinyolà sobre distancias mínimas de colmenas que valientemente ha dictado la Conselleria de Agricultura durante años y que ha demostrado su efectividad para asegurar que nuestras clementinas e híbridos, productos estrella de nuestra citricultura, no adolezcan del defecto de tener semillas. Otra cosa no se entendería, no tiene justificación y, además, significaría incurrir en responsabilidades de consecuencias económicas muy graves en caso de que se repitiera una pinyolà. La presencia de semillas, además de devaluar el producto, perjudica las ventas totales al incidir directamente en la bajada del consumo: no solo vendes más barato, sino que vendes menos y perjudicas la “marca España”.

Ordenar lo ajeno

La hegemonía mundial en comercio citrícola puede perderse si cedemos a la presión de los apicultores y sus representantes en organizaciones agrarias o sectoriales de estas, las mismas que defienden a los citricultores, que pretenden la desaparición del Acuerdo y en el colmo del disparate hasta la “ordenación” e incluso prohibición de plantación de híbridos en un ejercicio de prepotencia profética planificadora inaceptable para que su ganado pueda comer libremente en campos ajenos. Claro ejemplo es el llamado ‘Plan de Viabilidad para el futuro de la apicultura valenciana’ (La Unió, COAG, UPA, Asaja-Alicante, Sectorial Apícola de AVA y apiADS, APAC -Asociación Provincial Apícola de Castellón, ARVA y ADS Apícola) entregado hace ahora un año a la consellera de Agricultura en el que pretenden la “eliminación de la prohibición de instalar colmenas en la zona citrícola”, “establecer una correcta y equilibrada planificación de las plantaciones citrícolas presentes y futuras”, “arrancar y reconvertir los cítricos híbridos en el caso de parcelas pequeñas que están perjudicando al resto de citricultores que los rodean, incluso agrupar estas variedades dañinas en determinadas zonas para acotar su influencia sobre otras variedades de la zona, y fomentar la plantación de variedades no problemáticas, como las triploides o irradiadas que no producen semillas”.

El afán que muestran en ordenar la actividad económica de los propietarios de las parcelas de cítricos que invaden sus abejas causando gran quebranto económico, no se corresponde con la diligencia en actuar ordenando su propio sector, y al hilo de la alergia que se exhibe por los representantes de los apicultores a que las colmenas vayan provistas de un chip con función de geolocalización, lo que permitiría determinar dentro de todo el colectivo a aquellos que no respeten las distancias mínimas fijadas a las plantaciones citrícolas, se hace necesaria una modificación de la Ley de Ganadería con sanciones tipificadas para aquellos apicultores que incumplan la normativa del acuerdo del Consell sobre asentamiento y distancias mínimas. Y por favor, no enmascaren con elementos pretendidamente ecológicos lo que no deja de ser una actividad económica lucrativa, basada en recursos de terceros.

La Asociación Jóvenes Agricultores (Asaja Alicante), Coordinadora Campesina del País Valencià (COAG-PV) y la Asociación Provincial de Apicultores de Castellón, han interpuesto recurso contencioso-administrativo contra el Acuerdo de 18 de marzo de 2021 del Consell de la Generalitat Valenciana, de aprobación dé medidas para limitar la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos. De nuevo, como ya hicimos en varias ocasiones en el pasado, nos personaremos en los referidos autos junto a la Conselleria, como no puede ser de otro modo.
Aparte de que está sobradamente claro que la acción de las abejas es la que provoca la polinización cruzada, hay un razonamiento de derecho básico que parece no se quiere reconocer, y es la potestad de los dueños de los campos a impedir que sobre sus propiedades actúen intereses ajenos. De igual manera que es inconcebible que un rebaño de ovejas o vacas entrara libremente a pastar en un campo, sin permiso de su dueño, este también está en su perfecto derecho de exigir a los colmeneros que eviten que sus abejas liben sobre sus árboles puesto que al fin y al cabo no son más que otro tipo de ganado. Y sobre todo si de esa acción puede derivarse un grave perjuicio para ellos como es el de la pinyolà.

Desde el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), como único representante a nivel nacional del comercio privado de cítricos (más del 70% del comercio de cítricos total nacional), con una elevada presencia en la producción, y en defensa de los intereses de sus asociados y del sector citrícola en su conjunto, lucharemos para que se mantengan apartadas las colmenas de la zona citrícola. Es demasiado lo que está en juego.

(*) Presidenta del Comité de Gestión de Cítricos (CGC)

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