El albaricoque se recupera en Europa y alcanzará las 514.561 toneladas en 2022

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España es la zona que más sufre los efectos de las heladas de abril con una caída de cosecha del 37% respecto al año pasado, también deficitario

2022 es el tercer año consecutivo de déficit a nivel europeo para el albaricoque. / ARCHIVO

Nerea Rodríguez. Redacción.

Según las previsiones de cosecha europeas de albaricoque 2022, presentadas en el marco de la feria de Medfel en Perpignan, Europa recupera parte de la producción perdida el año pasado debido a las heladas, que afectaron en general a todas las zonas productoras y especialmente a Francia. Con una estimación de cosecha de 514.561 toneladas, esta cifra supone un 31% más en comparación a la producción alcanzada en 2021, que fue una de las más cortas de los últimos treinta años. Sin embargo, si cotejamos esta previsión con la media 2016-2020, la cosecha de este año se sitúa en un –8%, con 45.758 toneladas menos.

Este año las heladas han vuelto a jugar una mala pasada a los productores europeos de albaricoque. Grecia e Italia las sufrieron en marzo mientras que Francia y España las tuvieron a principios de abril. En general, su intensidad ha sido menor que el año pasado con un nivel de daños menos acusado, a excepción de España, en particular en las zonas de Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha donde se han dado las peores heladas de los últimos cuarenta y dos años.

De izquierda a derecha, Eric Hostalnou, Bruno Darnaud, Tomas Bosi, Jean Pratx y Santiago Vázquez. / N. RODRIGUEZ

A pesar de la recuperación productiva respecto a la campaña 2021, lo cierto es que 2022 es el tercer año consecutivo de déficit a nivel europeo para el albaricoque. ¿Es esta sucesión de accidentes climáticos una mera coincidencia o un efecto estructural y duradero del cambio climático? Sea así o no, lo cierto es que cada vez resulta más complicado y arriesgado producir albaricoques en la mayoría de las cuencas de producción europeas, ya sean históricas o más recientes.

Italia

La oferta de albaricoques en Italia, tras un periodo de dos años caracterizado por las fuertes y generalizadas pérdidas debidas a las heladas, parece volver a ser buena en la campaña 2022, según indicó Tomas Bosi, en representación del CSO Italia.

En 2020, la cosecha de albaricoque en Italia se vio afectada por las heladas, alcanzando una producción de algo más de 162.000 toneladas, es decir, la mitad del volumen alcanzado de 2019, con un déficit especialmente acusado en Emilia Romagna, con pérdidas de casi el 90%.

En 2021, las heladas volvieron a afectar a todas las zonas de producción, de norte a sur, con una producción de 188.000 toneladas.

Y para 2022, la previsión es de algo más de 260.000 toneladas, lo que supone un aumento del 40% respecto al año pasado y del 11% respecto a la media de 2016-2020.

En cuanto al desarrollo del periodo productivo, Bosi explicó que “el invierno se ha caracterizado por unas condiciones meteorológicas favorables, pero con una vuelta al frío a partir de marzo. En la actualidad, el clima sigue caracterizándose por temperaturas inferiores a la media y por marcados cambios de temperatura. La floración ha sido buena en todos los sectores, y la fructificación parece ser buena por el momento. En algunas zonas se han registrado algunos daños por heladas, que han afectado principalmente a las variedades tempranas”.

A finales de abril, Italia estima una oferta de albaricoque de unas 263.000 toneladas, lo que supone un aumento del 40% con respecto a 2021 y, por tanto, la vuelta a niveles de cosecha más tradicionales, sin embargo si se compara con los años de buena producción, la cosecha de 2022 es un 15% inferior.

En cuanto a la superficie de cultivo destinada al albaricoque, Bosi confirmó que “en Italia desciende ligeramente, un –2% respecto a 2021”. Desde el CSO Servizi su representante también señaló que existe un retraso en la maduración respecto al año pasado, “cuantificado actualmente en unos 7-10 días, estando previsto así el inicio de la recolección a mediados de mayo en las zonas más meridionales”.

Bosi concluyó su intervención recordando que las estimaciones comunicadas “representan una evaluación inicial”, y que “el retraso y la incertidumbre meteorológica actual que afecta a todas las partes del país pueden hacer necesaria una previsión actualizada”.

Francia

En Francia, la campaña de albaricoques de 2021 estuvo marcada por una helada de gran intensidad que casi anuló toda la producción en muchas zonas de producción. Con 57.000 toneladas cosechadas, la del año pasado fue una de las producciones más bajas de la historia en el país vecino.

Este año, según comentó Bruno Darnaud de la AOP Pêches et Abricots, aunque las heladas han vuelto a aparecer a principios de abril, “su intensidad ha sido menor y las zonas afectadas más limitadas”. Por lo tanto, se espera que Francia produzca casi 130.000 toneladas, es decir, un aumento del 125% en comparación con 2021, y un aumento del +8% en comparación con la media de 2016-2020, que se calcula sobre la base de tres años deficitarios (2018, 2019 y 2020). Se trata de “un nivel de producción correcto para Francia, pero ligeramente inferior a su potencial de producción”, señaló Darnaud.

Así pues, en 2022, la producción francesa de albaricoques debería volver a un nivel más acorde con su potencial que en años anteriores, salvo accidentes climáticos de última hora. “De la ola de frío que ha afectado a muchas regiones europeas a principios de abril, Francia se ha librado, afortunadamente. Las temperaturas en el sudeste de Francia no alcanzaron los registros del año pasado y se registraron pocas situaciones con temperaturas inferiores a –2°. La configuración de las masas de aire frío, la proximidad de las costas mediterráneas, el viento y los sistemas de calefacción y aspersión que se han desarrollado más desde el año pasado, han permitido proteger la parte más importante de los cultivos”, explicaba Darnaud durante su intervención en la presentación de las previsiones europeas de albaricoque. Desgraciadamente, “los daños se han producido en las zonas más expuestas, como algunas laderas del valle del Ródano (Ardèche), el alto valle del Têt (Prades) y la región de Baronnies, que ha vuelto a sufrir un fuerte impacto”.

Tras las favorables condiciones invernales, Darnaud confirmó que “la primavera transcurre por el momento sin mayores incidencias. Aquí y allá, podemos observar huertos con bajos rendimientos por razones de alternancia, o heladas en las flores de algunas variedades tempranas, pero, en general, Francia debería contar con una cosecha cercana a su potencial, sin excesos”.

Esta previsión tiene en cuenta la reducción de la superficie que se ha dado en Francia tras los malos resultados de los últimos años. Por ejemplo, “en los terrenos de la DOP se han arrancado casi 300 hectáreas cada año durante los últimos 4 años, mientras que las plantaciones han pasado de 300 a menos de 100 hectáreas en el mismo periodo”. Esto da como resultado una disminución del potencial de producción francés en los últimos 5 años, que tal como señaló Bruno Darnaud actualmente “no supera las 130.000 toneladas de producción”, mientras que “en el decenio 2010-2020 contábamos con 145.000 toneladas”.

El sector espera con esta campaña dejar atrás las cuatro últimas, marcadas por dos heladas y dos episodios de granizo que han mermado una parte importante de la producción.

Grecia

Desde el país heleno, Georges Kantzios, representante de ASEOP Grecia, comenzó su intervención haciendo un breve balance de la temporada 2021. Un año en el que “la producción griega alcanzó las 55.000 toneladas, un 29% menos que en 2020 y un 23% menos que la media de 2015-2019”. En cuanto a los precios obtenidos por los productores “fueron buenos”, sin embargo “no pudieron compensar la pérdida de producción”.

Para 2022, Kantzios confirmó que “la situación es ligeramente mejor que la del año pasado, pero la producción sigue siendo inferior a la de un año normal. El invierno ha sido relativamente normal, con temperaturas acordes con la época, pero en febrero y marzo las bajas temperaturas y las heladas han causado daños en la producción. Las variedades más afectadas son las tempranas, tanto en el sur como en el norte de Grecia. Las variedades estacionales se ven menos afectadas y las tardías no sufren daños”.

Así las cosas, con una previsión de 64.500 toneladas, se espera que la producción de albaricoques en Grecia en 2022 sea un 17% superior a la cosecha de 2021, pero un 20% inferior a la media de 2016-2020.

España

España es uno de los países que ha mostrado una mayor dinámica en los últimos años para la especie albaricoque. Las variedades tradicionales, a menudo de doble uso, como Bulida, han sido sustituidas hace tiempo por variedades “francesas” orientadas exclusivamente al mercado fresco y a la exportación. Esta estrategia ha permitido a la producción española afianzarse en los mercados europeos en detrimento de la producción italiana y francesa.

Pero desde hace 4 años, los accidentes climáticos se han sucedido en muchas cuencas de producción europeas y la especie del albaricoque ha mostrado toda su complejidad, fragilidad, irregularidad… En el caso de España, durante estos últimos 4 años, su potencial de producción no se ha expresado plenamente debido a las heladas en una zona, al granizo en otra, especialmente este año.

En 2019, la producción española alcanzó las 110.000 toneladas, 100.000 en 2020, algo más de 90.000 en 2021 y las previsiones para 2022 no llegan ni a 60.000 toneladas, es decir, una caída del 37% respecto al año pasado, que ya era deficitario, y del 52% respecto a la media de 2016-2020.

Tal como explicó Santiago Vázquez desde Cooperativas-Agroalimentarias de España, representante de nuestro país en la presentación de las previsiones de cosecha de albaricoque, “la tormenta Ciril, que atravesó España a principios de abril, ha sido el peor fenómeno meteorológico de carácter puntual que ha sufrido la agricultura española en los 42 años de historia de los sistemas de seguros agrarios. Se observaron daños en muy diversas partes de nuestra geografía, principalmente en los cultivos frutales. Este temporal provocó heladas intensas y duraderas en las principales zonas productoras de fruta de hueso: Cataluña, Aragón o Castilla-La Mancha”.

Vázquez señaló que todavía se están evaluando los daños, pero “podemos encontrar zonas con pérdidas de hasta el 100%”. Por lo tanto, apuntó que “esta primera estimación podría verse afectada por las bajas temperaturas y la posterior caída de la fruta, y será necesario actualizar los datos de previsión de cosecha más adelante”. Por todo esto, desde el sector se prevé que la cosecha de albaricoques de 2022 disminuya por cuarto año consecutivo, debido al descenso general de la producción en todas las zonas. “Con 59.000 toneladas previstas, esta cifra supone un descenso del 37% respecto a la cosecha del año pasado y del 52% respecto a la media de 2016-2020”, informó Santiago Vázquez.

En cuanto al calendario de producción, en general no se espera ninguna variación significativa respecto a la media de los años anteriores.

Desde afrucat

Manel Simon, director general de Afrucat, que participó en la presentación vía conferencia, completó las previsiones españolas analizando la situación en Cataluña y Aragón. Con semblante serio, Simon anunció que “Cataluña perderá el 67% de su cosecha de albaricoque respecto a la campaña 2021 y Aragón el 85%, quedándose en 2.970 toneladas y 2.988 toneladas respectivamente”. Pero este porcentaje tan importante podría aumentar todavía más ya que, tal como señaló el director general de Afrucat, “hay que tener en cuenta que los efectos de las últimas heladas sufridas en estas zonas todavía no se han tenido en cuenta en los cálculos ofrecidos en esta presentación de la previsiones de cosecha y algunas parcelas han llegado a afectaciones del 100%”.

Repercusiones del conflicto entre Rusia y Ucrania

En relación a las posibles repercusiones que la guerra de Ucrania podría tener en la exportación de albaricoque español, Santiago Vázquez señaló que este conflicto no puede analizarse de forma aislada. “La guerra en Ucrania se suma a otros factores de incertidumbre, algunos recientes y otros de larga data”. Entre ellos, el veto ruso a las frutas y hortalizas desde 2014 y que según Vázquez “aún no está digerido”, sobre todo para las frutas de hueso que “habían encontrado una importante salida en este destino”.

Otro de los factores que condiciona la exportación española es el cierre de Bielorrusia, que “era la puerta de entrada a Rusia, es decir el punto para las reexportaciones”. El cierre de las importaciones de Europa del Este procedentes de terceros países, también es otro factor en contra ya que “hará que estos proveedores vuelvan al mercado de la UE”. Luego están “las dificultades para repercutir en los precios el aumento de los costes de producción (entre un 30 y un 40% de los costes de producción y envasado), ya que los precios ya se habían disparado antes de la guerra de Ucrania con la subida de la energía, productos fitosanitarios, riego, plásticos, embalaje, palets, cajas de cartón, costes de transporte y logística…”. También hay que tener en cuenta los problemas logísticos post COVID, “con serios problemas en la disponibilidad de transporte, saturación de los puertos, falta de contenedores…”. A eso hay que añadir los accidentes climáticos como la sequía, viento y lluvia del Sáhara, lluvia, heladas… y por último, “el efecto positivo de la COVID sobre el consumo ‘saludable’ de frutas y hortalizas está disminuyendo y la caída del poder adquisitivo (inflación) corre el riesgo de acentuar el descenso del consumo”.

En definitiva, España se enfrenta a un escenario poco propicio para la exportación y la preocupación en el sector es generalizada.

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