Argentina: entre la resiliencia y el retroceso en el cultivo del limón

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El sector limonero argentino ajusta producción y mercados ante un nuevo escenario climático y comercial

Nerea Rodriguez. Redacción.

Argentina, uno de los pilares mundiales del sector limonero, ha encadenado en los últimos años campañas complejas que están mermando su potencial productivo y comercial. A principios de abril, el país dio el pistoletazo de salida a una nueva campaña citrícola con una caída significativa en los volúmenes de producción, especialmente en limón.

La Federación Argentina del Citrus (Federcitrus) confirmó una merma del 20% en la producción neta de limón, debido a factores climáticos y estructurales que impactan al corazón citrícola del país.

Según José Carbonell, presidente de Federcitrus, esta caída se debe principalmente a las fuertes heladas registradas en julio de 2024, que afectaron amplias zonas productivas, y a la reducción de la superficie cultivada, tras la salida de varias miles de hectáreas del circuito productivo de limón. “Este año el sector presenta una baja porque tuvimos heladas muy fuertes y empieza a notarse la salida de muchos campos de producción”, expresó el dirigente.

No obstante, Carbonell remarcó que la merma de superficie no implica necesariamente una pérdida de eficiencia productiva de los cítricos. Por el contrario, las nuevas hectáreas incorporadas a la producción son más tecnificadas y permiten una mayor productividad por unidad de superficie. Aun así, el volumen total disponible para el mercado será menor, con lo cual se espera una oferta más ajustada tanto para el consumo interno como para la exportación.

La campaña 2024/2025 también cerró con una producción a la baja, un 20% menos, situando la cosecha de limón fresco argentino en 1,38 millones de toneladas, por efectos de condiciones climáticas adversas durante la floración y un contexto económico que llevó a muchos productores a abandonar el cultivo. A esta coyuntura se sumó una presión creciente en los mercados internacionales, en especial en la Unión Europea, donde Sudáfrica gana terreno gracias a una logística más flexible y márgenes de residuos más permisivos.

Las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy siguen liderando la producción nacional. Sin embargo, la contracción del área cultivada, la caída de los rendimientos y el traslado progresivo hacia cultivos más rentables, como la caña de azúcar, están reconfigurando el mapa citrícola argentino.

En la campaña 2024/25, el USDA estimó una superficie plantada de 41.000 hectáreas, cifra en descenso frente a años anteriores. El ajuste ha sido tanto cuantitativo como cualitativo ya que muchos productores optaron por reducir la densidad de árboles por hectárea como respuesta estratégica a la sobreoferta internacional y los precios bajos sostenidos de los últimos cinco años. El cultivo de limón en Argentina ya no ofrece el rendimiento económico de antaño, y el coste creciente de los insumos y la mano de obra ha acelerado este proceso de transformación.

En paralelo, se observa una reconversión productiva en marcha: algunas explotaciones se están destinando a otros cultivos como granos, aguacates o caña de azúcar. Esta diversificación no es solo económica, sino también una forma de mitigar los riesgos climáticos y de mercado que afectan al cultivo del limón.

Tendencia descendente

Los datos del USDA revelan una secuencia descendente en la producción desde el ciclo 2022/23, cuando se estimaron 1,70 millones de toneladas. Ya entonces, el tamaño del fruto fue menor de lo previsto. En 2023/24, el impacto de heladas persistentes debilitó las plantas y limitó el rendimiento, reduciendo la cosecha a 1,45 millones de toneladas. Y en la campaña, 2024/25, las lluvias tempranas y persistentes durante la floración volvieron a comprometer el cuajado del fruto, con un resultado productivo aún más bajo.

El cambio climático, con un patrón creciente de fenómenos extremos e imprevisibles, se perfila como un reto estructural para el sector. No se trata de una mala campaña puntual, sino de una concatenación de eventos que pone a prueba la resiliencia del sistema productivo.

Limón para industria

Argentina se ha posicionado históricamente como líder mundial en limón para industria. En torno al 70–75 % de la producción se destina al procesado para la obtención de aceite esencial, pulpa congelada y cáscara deshidratada. En la pasada campaña, el volumen destinado a la industria cayó a 1,09 millones de toneladas, en línea con la menor disponibilidad general, (ya en la campaña 2023/24, el volumen procesado se había ajustado a 1,13 millones de toneladas).

El descenso en los calibres, el menor rendimiento industrial por kilo de fruta y el aumento de los costes energéticos han complicado la rentabilidad de este segmento. No obstante, la industria del limón sigue siendo el motor exportador del sector, y muchos operadores centran su estrategia en diversificar destinos fuera del mercado fresco europeo, donde la competencia y los requisitos fitosanitarios son cada vez más exigentes.

Consumo interno

En contraposición al retroceso exportador, el mercado interno se mantuvo estable. En la temporada 2024/25, el consumo doméstico alcanzó las 135.000 toneladas, muy similar a los registros de la campaña anterior. El limón sigue siendo un alimento presente en los hogares argentinos, especialmente por su valor percibido como producto saludable, rico en vitamina C y con múltiples usos culinarios, medicinales y domésticos.

Comercio exterior

Las exportaciones de limón fresco cayeron a 155.000 toneladas, con Estados Unidos como principal destino, seguido de la Unión Europea. Aunque el acceso al mercado norteamericano se recuperó en 2016/17 tras años de bloqueo, y experimentó un fuerte crecimiento hasta alcanzar las 75.000 toneladas en 2023/24, la competencia se intensifica.

Sudáfrica, el gran rival en el mercado europeo, ha capitalizado su logística más eficiente y regulaciones más permisivas en residuos de pesticidas, —algo que prolonga la vida útil del fruto y mejora su presentación—. Esto ha desplazado parte de la cuota argentina, a pesar del cumplimiento sanitario casi perfecto por parte de los operadores nacionales.

En 2023, el 37% de las exportaciones totales se destinaron a la UE, el 34% a EEUU y el 16% a Rusia. También se abrieron oportunidades en mercados menos tradicionales como Polonia o Ucrania.

El cierre del mercado europeo en 2020 por presencia de Black Spot supuso un fuerte revés para el sector. La reapertura en mayo de 2021, tras la aplicación de estrictos protocolos sanitarios, marcó un punto de inflexión para el sector exportador. En 2023, SENASA endureció aún más los requisitos para la exportación a la UE, con tratamientos preventivos obligatorios y penalizaciones por incumplimiento que incluyen la exclusión de toda una campaña.

Un hito relevante fue la aprobación por parte de la UE del tratamiento con bicarbonato sódico para todos los cítricos orgánicos argentinos en junio de 2023. Hasta entonces, sólo se permitía para limón. Esta medida abrió una nueva ventana para el desarrollo del segmento orgánico, que en 2023 contaba con 3.342 hectáreas certificadas, con potencial de expansión ante la creciente demanda europea.

Por otra parte, la firma del acuerdo comercial Mercosur-UE en noviembre de 2024 se percibe como una oportunidad para el sector citrícola argentino, al facilitar el acceso a uno de los principales mercados del mundo. La eliminación de aranceles y la simplificación de las cuotas podrían aumentar la competitividad de las exportaciones, especialmente en el segmento orgánico y de valor añadido.

Sin embargo, el acuerdo también podría favorecer la entrada de competidores como Sudáfrica o Marruecos, lo que presionaría aún más los precios. El éxito dependerá de la capacidad del sector argentino para sostener sus estándares de calidad, garantizar trazabilidad y adaptarse a las exigencias regulatorias del bloque europeo.

Futuro

El sector tiene claro la importancia de explorar nuevos mercados y alternativas de productos para mejorar la rentabilidad del sector. Aunque la situación actual presenta desafíos, el valor añadido y la diversificación de productos podrían representar una oportunidad de crecimiento para la citricultura argentina, siempre que logre mantener su competitividad en un contexto global más exigente.

Acceso a la noticia en la página 15 del suplemento de Limón en el ejemplar de Valencia Fruits. 

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