A pesar de las adversidades, el Rojo Brillante sigue consolidando su posición de liderazgo mundial con una especial atención en el mercado chino
Gonzalo Gayo. Valencia.
Hoy en día, los agricultores de kaki de Valencia se sitúan al nivel de grandes productores mundiales como Japón, China, EEUU, Brasil e India. Sorprendentemente, Valencia ha logrado la ‘medalla de oro’ en la comercialización mundial de kakis en 2023, alternando los primeros puestos del podio en los últimos años. Un liderazgo que pasará a ser “imbatible” si el sector logra entrar en el competitivo mercado chino, restringido a solo cuatro países con derecho a conquistar los paladares más exigentes. Sin embargo, no sólo China está interesada en la calidad del Rojo Brillante valenciano; Brasil, Perú y otros países también tienen en la mira esta variedad de kaki que ha conquistado Europa.
De los más de 5.000 millones de kakis que se producen en el mundo, aproximadamente 350 millones provienen de tierras valencianas, posicionando a la región como el mayor exportador mundial en un negocio altamente rentable en el siglo XXI, siempre que las administraciones no interfieran con sus arbitrariedades y falta de soluciones frente a la sequía y las plagas.
Se estima que el cotonet ha llevado al abandono de hasta el 6% de las tierras en los últimos dos años, en una batalla sin armas para combatirla. Las organizaciones agrarias hacen un llamado urgente al ministro de Agricultura, Luis Planas, para que implemente las soluciones propuestas y abaladas por informes del IVIA y la UPV.
El responsable del kaki de La Unió Llauradora, Ximo Madramany y el vicepresidente de AVA-Asaja, Bernardo Ferrer, explican a Valencia Fruits las preocupaciones y desafíos de los verdaderos protagonistas del cultivo, los agricultores.
“El problema de la sequía es que impide obtener los mejores calibres, así que en algunas zonas se ha realizado un mayor aclareo manual para mejorar el tamaño del fruto”, explica el vicepresidente de AVA
Previsiones de campaña
Para la campaña 24/25, Ferrer no oculta su optimismo, pues “no ha habido episodios climáticos importantes, salvo en casos puntuales”. Sin embargo, en AVA-Asaja preocupa el impacto de la sequía en algunas zonas y las plagas. “El problema de la sequía es que impide obtener los mejores calibres, así que en algunas zonas se ha realizado un mayor aclareo manual para mejorar el tamaño del fruto”, explica el vicepresidente de AVA. En cuanto a producción, “volvemos a unas previsiones normales de cosecha y esperamos recuperar los kilos de los últimos años”, confirma.
“Hay que diferenciar entre la producción total y lo que realmente se comercializa, ya que mucho producto apto para el consumo acaba en escombreras por cuestiones comerciales”, lamenta Madramany
Pero estas previsiones siguen siendo inciertas, ya que todo puede cambiar de un momento a otro. En este sentido, Madramany apunta directamente a las enfermedades. “Llevamos más de siete años con plagas que nos afectan y limitan la producción. La reducción de cosecha es importante porque no conseguimos erradicar del todo estas enfermedades. Es urgente que las administraciones se impliquen, ya que la producción ha disminuido hasta un 50% en comparación con hace 10 años”, explica el responsable del sector del kaki de La Unió. Además, hace hincapié en que “hay que diferenciar entre la producción total y lo que realmente se comercializa, ya que mucho producto apto para el consumo acaba en escombreras por cuestiones estéticas y comerciales”, lamenta.
Plagas bíblicas
En los últimos años se ha registrado una disminución en la superficie cultivada como consecuencia de una menor rentabilidad del cultivo, lo que ha llevado al abandono de plantaciones o su conversión a otros cultivos. Para Madramany, “los gastos están disparados y la producción es mucho menor por los daños de las plagas, a lo que hay que sumar que el precio no cubre las pérdidas que estamos sufriendo”.
Desde AVA, Ferrer coincide con que el principal ‘caballo de batalla’ del sector siguen siendo las plagas y añade, además, la “desesperante burocracia de un Ministerio incapaz de poner en marcha las soluciones que tienen sobre la mesa”. Al respecto, Ferrer pone el ejemplo del cotonet, una de las plagas que más daños provoca en el kaki. “Esta es la asignatura que tiene pendiente el ministerio de Agricultura. Hemos aportado soluciones que no quieren aplicar, ya se han hecho pruebas y no hay problema. Si la UE elimina sustancias para tratar plagas, no tiene sentido que, teniendo una solución ecológica y sostenible como el Anagyrus, el Ministerio siga poniendo obstáculos”, señala, destacando la frustración del sector.
Ambas organizaciones ven con extrema preocupación que la historia de esfuerzo y éxito del kaki se pueda ver “enturbiada por una administración incapaz de dar soluciones a las plagas y la sequía”
Ambas organizaciones ven con extrema preocupación que la historia de esfuerzo y éxito del kaki se pueda ver “enturbiada por una administración incapaz de dar soluciones a las plagas y la sequía”. Ferrer recuerda que el kaki “es el único producto europeo de temporada que no sufre los efectos de la globalización”, es decir, desde finales de septiembre hasta febrero, no hay importaciones de kaki desde otros países, y la Comunidad Valenciana lidera la producción con un 85% del total exportado. “Es incomprensible que, siendo líderes, se nos trate como un cultivo menor. Estamos haciendo grandes esfuerzos para que se nos reconozca y se implementen las soluciones necesarias”, apunta.
Madramany insta al Ministerio a que se cumpla la ley de la cadena y a aplicar el doble etiquetado: “pedimos un etiquetado donde figure el precio pagado a los agricultores”
Por su parte, Madramany subraya la urgencia de “dar batalla a las plagas que afectan al kaki desde hace una década”. Insiste en que hay productos disponibles y que las administraciones deben implicarse más, ya que la resistencia de las plagas sigue creciendo. “Tenemos el mejor producto y hay que defenderlo, por su impacto en el empleo y por su viabilidad futura. Cada vez tenemos menos armas para pelear y lo único que vemos es que se abandonan tierras por falta de apoyo.
Todo el mundo coincide en tenemos una variedad única, de gran calidad y apreciada en todos los mercados. Es por ello que tenemos que unir esfuerzos en poner fin a unas plagas que están frenando el potencial de un sector que lleva diez años luchando”, explica Madramany.
La sintonía y preocupación por las plagas es máxima y unánime. Tanto AVA como La Unió instan a las administraciones a asumir su responsabilidad y advierten que el esfuerzo de tantos años y de tanta gente está en peligro. “Hay más de cien países productores de kaki en el mundo, pero en comercialización nadie nos supera. Somos líderes en Europa y una potencia mundial sin rival. Sin embargo, la viabilidad de nuestro cultivo se ve amenazada por los altos costes de las plagas y la sequía”, concluye Ferrer.
Escasez de agua
Madramany denuncia que la agricultura “necesita agua para vivir, algo que escasea cada vez más. En La Alcudia llevamos once meses sin lluvia, una situación insostenible. Hay que dar soluciones a un cambio climático que está afectando a la agricultura mediterránea y a todos sus cultivos. El agua es vital para producir alimentos, pero seguimos sufriendo una situación que perjudica cosechas y empobrece a la agricultura, sabiendo que hay soluciones y poca voluntad para ponerse manos a la obra”.
Ferrer, por su parte, advierte que “el 60% del agua proviene de fuentes subterráneas, y estamos viendo cómo los pozos se agotan debido a la falta de lluvias en las montañas”. Él también expresa su preocupación por la falta de respuestas, “seguimos anclados en el siglo pasado, sin abordar la distribución y uso del agua como un bien común. Dependemos de infraestructuras hídricas que fueron diseñadas para una población que ahora se ha multiplicado por diez. Además, la climatología va en nuestra contra. Tenemos que dar respuesta a las necesidades de un nuevo siglo y, por supuesto, no se tiene que politizar el problema del agua”, concluye subrayando la urgencia de conectar las cuencas excedentarias con las deficitarias. “Debemos aprovechar el agua que termina en el mar para hacer frente al cambio climático, seguir desarrollando una agricultura exportadora, y frenar la desertificación. Europa y el gobierno no pueden permanecer de brazos cruzados ante las necesidades hídricas de la agricultura mediterránea. Es una asignatura pendiente que sigue generando grandes problemas y pérdidas debido a infraestructuras obsoletas del siglo pasado”, puntualiza.
“El potencial de países como China es inmenso, y esperamos que se continúe apoyando a las empresas que lideran la expansión en estos nuevos mercados”, apunta Ferrer
Exportación y mercados
El cultivo de la variedad Rojo Brillante en Valencia representa entre el 80% y el 95% de la superficie total nacional, destinando alrededor del 80% a la exportación.
Los principales destinos en la Unión Europea son Italia, Francia y Alemania, mientras que fuera de la UE, destacan Reino Unido, Arabia Saudí, Suiza y Emiratos Árabes Unidos, que juntos constituyen más del 12% de las ventas. Además, China, Canadá, Perú, Brasil y otros mercados emergentes también están en el punto de mira de las exportaciones.
De hecho, la exportación de kaki valenciano a China ya es una realidad. El 31 de marzo de 2023, se firmó el acuerdo bilateral entre el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España (MAPA) y la Administración General de Aduanas de China (GACC) para la exportación de kakis a China. La formalización de este protocolo ha resultado en una ampliación de la oferta de productos vegetales frescos de origen español que China permite importar. Hasta el momento, se han suscrito acuerdos para cítricos, melocotones, nectarinas, paraguayas, platerinas, ciruelas, uvas de mesa y ahora, también kakis. El mercado del kaki está experimentando un incremento significativo en el consumo y con este acuerdo se espera una tasa de crecimiento anual del 2,3% en 2023-2028.
Desde la organización AVA-Asaja afirman que el balance de las primeras exportaciones a China ha sido “muy positivo”, con la expectativa de seguir abriendo mercados en Canadá, Brasil, Perú y otros países. “Estos mercados tienen una cultura arraigada al consumo de kaki y valoran la calidad de nuestro producto. El potencial de países como China es inmenso, y esperamos que se continúe apoyando a las empresas que lideran la expansión en estos nuevos mercados”, apunta Ferrer.
Por su parte, La Unió confía y espera que la visita a China del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sirva para fortalecer las relaciones comerciales agrarias, especialmente con el kaki. “La apertura de nuevos mercados siempre es positiva y China es una gran oportunidad para las exportaciones. Esperamos que llegue la hora de los grandes envíos a China tras el éxito de las primeras experiencias. Es muy difícil encontrar en los mercados mundiales un producto como el kaki que producimos aquí por su extraordinaria calidad” señala Madramany desde La Unió.
Cadena de valor
La diferencia entre el precio que reciben los agricultores y lo que pagan los consumidores puede llegar hasta un 600%. Ferrer denuncia que “los productores sufrimos por la falta de aplicación de la ley de la cadena agroalimentaria. El consumidor está pagando la desigualdad y la presión que ejercen la cadena de distribución. El Ministerio debe implementar un modelo justo para la cadena alimentaria de una vez por todas”.
Madramany, desde La Unió, insta al Ministerio a que se cumpla la ley de la cadena y a aplicar el doble etiquetado. “Pedimos un etiquetado donde figure el precio pagado a los agricultores. No es aceptable que, asumiendo todos los riesgos, veamos que más del 500% del valor se lo quede la distribución. Es injusto, y los consumidores tienen derecho a saberlo para apoyar un comercio más justo con los agricultores”.
El kaki hace años ganó terreno frente a otros cultivos debido a su rentabilidad. En la comarca de la Ribera del Xúquer, el paisaje ha pasado del color naranja de los cítricos al rojo brillante del kaki. Hoy, esta variedad representa más del 98% de las plantaciones comerciales de kaki en la Comunidad Valenciana. Esta historia de éxito y esfuerzo reclama hoy toda la atención, pues su situación es ahora muy diferente.
Desde las organizaciones agrarias, se exige a las administraciones mayor agilidad para dar soluciones a las plagas que afectan al kaki. AVA y La Unió también reclaman que desde el Gobierno se impliquen más para relanzar las campañas de promoción del consumo con la cosecha a la vuelta de la esquina. Además, piden que se escuche al sector y que atienda sus demandas, vitales para continuar generando riqueza y empleo en un territorio que necesita oportunidades más allá de los despachos.
Balance campaña 23/24
Para Bernardo Ferrer, vicepresidente de AVA y productor de kaki en La Ribera, el resultado de la última campaña se vio gravemente afectado por incidencias climáticas en algunas zonas y por las plagas, además del incremento en los costes de producción. “Esto produjo un desajuste con la demanda ya que no se pudo abastecer a los mercados emergentes”, señala.
Por su parte, Ximo Madramany, de La Unió, sitúa la producción en torno a las 329.000 toneladas, lo que supone una reducción del 20% respecto a la media de los últimos años, debido principalmente al impacto de las plagas, que están provocando el abandono de tierras ante la falta de soluciones por parte de las administraciones. “La campaña no fue todo lo bien que nos gustaría”, admite.
El precio medio pagado durante la pasada campaña estuvo entre 37 y 39 céntimos por kilo, con un máximo de 0,53 céntimos por kilo en cooperativa, un 10% menos que la campaña anterior, con una producción un 20% inferior debido al pedrisco en las zonas afectadas y las plagas, apunta Ferran Gregori, técnico de La Unió.
Acceso al artículo en las páginas 16-17 del dossier de Kaki en el ejemplar de Valencia Fruits.
Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.