La cofundadora de VisualNACert, Mercedes Iborra, habla sobre la necesidad de llevar a cabo acciones sostenibles en un contexto climático y económico desfavorable

Merces Iborra explica que «cuando la información está integrada, la trazabilidad deja de ser un esfuerzo administrativo y se convierte en un activo comercial». / VisualNACert
Mercedes Iborra (*)
El sector agroalimentario vive uno de los momentos más determinantes de su historia reciente. La variabilidad climática, la presión sobre los costes, la competencia internacional, las nuevas exigencias comerciales y la necesidad de producir con más rigor han elevado el listón. Hoy, la pregunta clave no es si producimos bien, sino si estamos tomando decisiones con el nivel de precisión que exige una empresa agrícola moderna.
En este contexto, la digitalización no es una moda tecnológica. Es una herramienta de gestión. Una forma de dirigir. Una palanca estratégica. Las empresas que están avanzando más rápido no la han adoptado por tendencia, sino porque han entendido que decidir con datos es decidir con menos riesgo, más claridad y más rendimiento.
Un modelo de decisión más sólido
La agricultura profesional ya no depende exclusivamente de la observación intuitiva. La información generada en campo permite leer el cultivo con otro nivel de profundidad: entender cómo se comporta el suelo, cómo responde cada variedad a los cambios climáticos o dónde una finca concentra sus inconsistencias productivas.
En cultivos estratégicos, esta anticipación es crítica. En viñedo, identificar situaciones favorables al mildiu antes del síntoma visible permite actuar cuando la ventana de intervención es realmente eficaz. En pistacho, identificar riesgos climáticos o fúngicos es crítico. En cítricos, registrar variaciones tempranas en vigor o estrés es clave para adelantarse al cotonet y reducir daños. No es tecnología por tecnología, es gestión del riesgo.
Nutrición: precisión que se traduce en margen
La fertilización es una de las decisiones con más impacto directo en productividad y rentabilidad. Integrar balances de nutrientes, mineralización y objetivos productivos en un motor de cálculo no solo optimiza insumos: mejora la respuesta del cultivo y reduce variabilidad.
Las empresas que aplican este enfoque ven resultados: menos alternancia en almendro, calibres más estables en cítricos y una planificación nutricional más coherente con la fisiología del cultivo. La eficiencia no es gastar menos, es invertir donde el cultivo devuelve valor.
El agua como recurso estratégico
El riego ya no puede gestionarse desde la repetición o la intuición. Las empresas que trabajan con datos hídricos fiables han reducido bloqueos en viñedo, mejorado estabilidad del fruto en cítricos y, sobre todo, han ganado un activo crítico en el contexto actual: previsión.
Gestionar el agua con información es gestionar margen de maniobra. Organizaciones más alineadas, decisiones más consistentes
La digitalización aporta eficiencia interna. Equipos técnicos, producción, calidad y comercial trabajan sobre una misma base de datos. Esto reduce dependencia de información implícita, evita decisiones contradictorias y da estructura a la gestión.
Una empresa agrícola con datos integrados no solo produce mejor, se organiza mejor.
Elegir bien la plataforma: una decisión empresarial
Digitalizar no es instalar una herramienta. Es definir cómo funcionará la empresa en los próximos años. Un sistema sólido debe cumplir tres premisas: Base agronómica real, no solo software. Interoperabilidad, para evitar islas de información. Capacidad de integración, desde sensores, modelos climáticos y maquinaria hasta cuadernos de campo.
A partir de ahí, la clave está en el equipo: las personas son quienes convierten los datos en decisiones. La adopción, la formación y la cultura interna son tan importantes como la tecnología. Digitalizar es tecnología, pero también cultura empresarial.
Trazabilidad que genera valor, no trabajo
Cuando la información está integrada, la trazabilidad deja de ser un esfuerzo administrativo y se convierte en un activo comercial. Poder explicar cómo se ha producido un lote con claridad y rigor abre puertas: certificaciones, mercados exigentes, clientes que necesitan confianza. La trazabilidad ya no es un trámite: es un argumento.
Resultados: lo que ya están consiguiendo las empresas líderes
Las organizaciones que han incorporado digitalización como parte de su modelo empresarial están logrando: Mayor estabilidad entre campañas. Menos intervenciones innecesarias. Mejor uso de insumos clave. Decisiones con más fundamento y menos improvisación. Equipos más alineados y procesos más eficientes.
La digitalización no promete milagros. Lo que ofrece es algo más valioso: control.
Liderar requiere claridad, no complejidad
El sector agroalimentario no necesita discursos grandilocuentes. Necesita rigor, perspectiva y herramientas que hagan el trabajo diario más predecible, más seguro y más profesional.
La ventaja competitiva de los próximos años no estará en producir más, sino en decidir mejor. Ese fue también el impulso con el que fundé VisualNACert hace más de una década: dotar al sector de herramientas que permitan dirigir con criterio, anticipación y rigor.
Hoy, más que nunca, el liderazgo agrícola pasa por convertir la información en estrategia. Y quienes den este paso estarán situando a sus empresas en una posición de fuerza en un mercado cada vez más exigente.
(*) Cofundadora de VisualNACert
Acceso a la noticia en la página 23 del dossier de Producción Sostenible en el ejemplar de Valencia Fruits.
Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.


