Los fondos de inversión sobrevuelan el campo español

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Fondos de capital privado, empresas energéticas y agroindustriales incrementan su interés por la compra de fincas rústicas, con 129.965 transacciones en 2024

Los principales enfoques de los inversores son proyectos fotovoltaicos o grandes extensiones de cultivos leñosos. / ARCHIVO

Julia Luz. Redacción.

La superficie agraria y rural lleva ya varios años en el punto de mira de inversores de todo tipo, y 2024 no ha sido la excepción. Según el “Informe Cocampo sobre la Inversión en Suelo Rústico en 2024”, hasta octubre de 2024 se adquirieron 129.965 fincas rústicas en todo el país, con Castilla y León, Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha liderando las transacciones. El campo español ha captado la atención de inversores institucionales, empresas extranjeras y grandes capitales, que consideran la agricultura como una opción atractiva por su potencial de rentabilidad a largo plazo.

Según esta plataforma, debido al aumento de la demanda global de alimentos —la FAO prevé que ante el exponencial crecimiento de la población mundial, la producción de alimentos tendrá que incrementarse un 50% para 2050— y la búsqueda de activos “refugio” ante la inflación y la inestabilidad económica global, las carteras de inversión se han diversificado hacia el sector agrícola. 

A pesar de la incertidumbre que marcó el inicio del año, con movilizaciones agrarias y una sequía que afectó la actividad —la compraventa de fincas cayó un 9,4% de febrero a marzo—, el mercado de suelo rústico experimentó un repunte notable una vez que la situación social y climática se estabilizó. En los meses de abril, julio y octubre se alcanzaron cifras históricas de compraventa, con 13.850 operaciones en abril, 13.183 en julio y 16.070 en octubre. 

Con la adquisición de estas superficies, los inversores buscan obtener terrenos con un alto potencial de rendimiento y estabilidad. Así, sus principales enfoques se centran en proyectos fotovoltaicos y de energías renovables o grandes extensiones de cultivos leñosos, como pistacho, almendra, aguacate, cítricos, olivar y viñedo, ya que la diversidad geográfica y las condiciones climáticas de España hacen que algunas regiones sean especialmente propicias para el desarrollo de estas producciones.

Principales transacciones

Inversores de capital privado, empresas del sector energético y agroindustriales han sido los principales protagonistas en las transacciones de terrenos rurales durante 2024. Según el informe de Cocampo, estos actores han jugado un papel clave en la dinámica del mercado agrícola y destaca su creciente participación en la compraventa de fincas. 

Dentro de los actores privados que apostaron por el potencial del campo español, destaca el acuerdo entre el grupo inversor valenciano Atitlan, de Roberto Centeno y Artiza Rodero, y el Banco Santander. Ambos firmaron una alianza para invertir 500 millones de euros en proyectos agrícolas en España y Portugal, a través de la plataforma Atgro, una sociedad de capital riesgo enfocada en frutos secos y “superfrutas”. También centrado en todo en territorio de la península ibérica, Bankinter Investment y Nuveen Natural Capital crearon el fondo ‘Landa Fund’, con el objetivo es desarrollar una cartera diversificada que incluya terrenos agrícolas, cultivos y operadores en España y Portugal, con un horizonte de inversión de 10 años.

El conglomerado agrícola Agrupa Group, apoyado por el fondo de inversión Solum Partners, compró Fuencampo, referente en la producción de cebolla dulce. Con esta adquisición, Agrupa Group diversifica su portafolio de productos y refuerza su presencia internacional, con cultivos en España y Chile, asegurando suministro de cebolla dulce a lo largo de todo el año. También, el fondo Natural Capital Fund llegó a un acuerdo con Borges Agricultural & Industrial Nuts (BAIN) para la adquisición de sus activos agrícolas por un valor estimado de entre 70 y 80 millones de euros. La operación incluyó 1.900 hectáreas de almendras, nueces y pistachos en Granada, Badajoz y Portugal, que serán gestionadas por Bolschare Agriculture.

Dentro del ámbito agroindustrial, el grupo valenciano de capital alemán y sede en Puçol, Sanlucar, adquirió 600 hectáreas en Cariñena (Zaragoza) para desarrollar un proyecto agroalimentario. En una primera fase, se invertirán 20 millones de euros en el cultivo de arándanos y kiwi en tierras que tradicionalmente se destinaban al viñedo. El año cerró con la empresa Qultiva Farms haciéndose con una finca de 228 hectáreas en Benalup, en la provincia de Cádiz. Este nuevo terreno se destinará a continuar con su proyecto de expansión en el cultivo de aguacate.

Las empresas del sector energético también han cobrado relevancia en el ámbito agrario. Buscan adquirir o arrendar grandes terrenos para proyectos de energía solar, eólica o biogás, lo que ha incrementado la demanda de suelo rústico con características específicas para estos fines.

TotalEnergies adquirió el parque solar Dehesa Nueva del Rey en Seseña (Toledo), con una superficie de 90 hectáreas, donde se instalarán más de 95.000 paneles solares. Por su parte, HIH Invest Real Estate debutó en el sector renovable en España con la compra de un parque solar de 130 hectáreas en Dos Hermanas (Sevilla), mientras que Apple también dio un paso importante en su estrategia de sostenibilidad con la inversión en el proyecto Castaño Solar en Segovia. Naturgy, por su parte, anunció una inversión de 150 millones de euros para construir “la mayor planta fotovoltaica de España” en Campo Arañuelo (Cáceres), que ocupará 290 hectáreas en Extremadura. Además, Solaria firmó acuerdos con más de 1.000 propietarios en Euskadi para desarrollar plantas fotovoltaicas, proyectando una inversión de 180 millones de euros en alquileres a 1.500 euros por hectárea al año y la compra de terrenos a 25.000 euros por hectárea.

Sin embargo, la irrupción de estas empresas del sector energético en el ámbito agrícola no es bien recibida por muchos agricultores, quienes observan con preocupación cómo tierras productivas se destinan a proyectos energéticos, reduciendo la disponibilidad de suelo útil para la agricultura.

Perspectivas para 2025 

Las previsiones para 2025 apuntan a que las tendencias en la compraventa de terrenos rústicos vistas en 2024 continúen. Las numerosas transacciones protagonizadas por diferentes perfiles de inversores, tanto nacionales como internacionales, muestra un interés cada vez mayor en el suelo rústico. En este sentido, Cocampo destaca algunos factores que, desde su punto de vista, marcarán el mercado de las fincas rústicas este 2025.

El envejecimiento de los agricultores españoles, con el 41,3% con más de 65 años, supone un relevo generacional inevitable y, si bien es uno de los principales desafíos actuales para el sector agrario, también es una oportunidad para aquellos interesados en fincas rústicas. Al jubilarse o fallecer, muchas propiedades pasan a herederos que prefieren venderlas, incrementando la oferta en el mercado. Esto está dinamizando el sector, ofreciendo a los compradores más opciones y oportunidades únicas.

Otra de las tendencias previstas para 2025 es la polarización de la estructura del mercado de las fincas rústicas. Cocampo anticipa que el mercado se dividirá principalmente en grandes explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales enfocadas en maximizar la producción, y fincas familiares más pequeñas destinadas al disfrute personal. Esta polarización fortalecerá el papel de las fincas agrícolas en el sector, atrayendo a inversores interesados en el desarrollo rural y la producción sostenible.

¿Pueden convivir los fondos de inversión con los agricultores locales?

En los últimos años, los fondos de inversión que han llegado al sector agrícola han sido a menudo vistos como una amenaza para los pequeños agricultores locales. Se les acusa de convertir la agricultura en un negocio superintensivo, con una economía de escala que desplaza a los productores tradicionales al no poder competir. Sin embargo, sí existen modelos de inversión que intentan equilibrar la rentabilidad con el apoyo a los agricultores locales y el respeto al medioambiente. 

Un ejemplo destacado por Cocampo de este enfoque es Long Walk Farming, un fondo de inversión que ha comenzado a posicionarse en el mercado español. Su modelo de negocio se basa en la adquisición de tierras agrícolas de alto rendimiento, que luego son arrendadas a largo plazo a operadores locales. Este sistema permite a los propietarios liberar capital sin perder el control sobre la gestión de las fincas, mientras que los agricultores continúan trabajando las tierras con condiciones flexibles, lo que favorece su estabilidad.

Además de los rendimientos financieros, buscan inversiones que ofrezcan beneficios medioambientales tangibles, como la integración de energías renovables en las fincas. Un claro ejemplo es la finca El Alijar en Cádiz, que no solo se dedica al olivar superintensivo, sino que también genera energía eólica. Este tipo de inversión demuestra que es posible combinar rentabilidad con responsabilidad social y ambiental, favoreciendo tanto a los agricultores locales como a la preservación del medioambiente. No obstante, el reto sigue siendo encontrar un equilibrio entre la rentabilidad y el respeto por los modelos agrícolas tradicionales, fundamentales para el desarrollo rural. ν

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