La guerra de Ucrania: ¿Y ahora qué?

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BAYER CÍTRICOS VYNYTY
Agroponiente Explosión de sabor

El aumento de costes, los problemas en la exportación y la dependencia de Europa y el resto del mundo de los fertilizantes y el cereal ruso marcan la actual coyuntura geopolítica y económica

La CE resalta que Europa no puede permitirse que sus sistemas agroalimentarios sean rehenes de Rusia. / ARCHIVO

Alba Campos. Redacción.

La invasión de Ucrania ha afectado a todos los ámbitos productivos del mundo, pero ¿qué pasa con la agricultura?, ¿hasta qué punto afecta esta coyuntura geopolítica y económica al sector? España perdía, a causa de la guerra, un potencial de 250 millones de consumidores del mercado de los países del este, según explicaban desde Asaja Murcia en el inicio de la invasión el pasado febrero de 2022.

Desde ese momento, la incertidumbre del sector agroalimentario no ha hecho más que aumentar. Agricultores y comercializadores españoles temieron y siguen temiendo graves consecuencias por la escalada de consecuencias derivadas de la crisis en Ucrania, así como por la alta dependencia de este país y de Rusia en el abastecimiento de productos como fertilizantes y cereal. Así, Rusia y Ucrania, “en conjunto, proporcionan el 19% del suministro de cebada, el 14% del trigo y el 4% del maíz del mundo y representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales”, según expone el director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu. “También son los principales proveedores de colza y representan el 52% del mercado mundial de exportación de aceite de girasol. El suministro mundial de fertilizantes también está muy concentrado, con la Federación de Rusia como principal productor”, afirma.

Las consecuencias fueron y están siendo notables, no solo a nivel nacional, sino también mundial. El gran incremento de los costes de producción, la paralización y bloqueo de la salida de grano ruso y fertilizantes, así como su posterior reapertura a la exportación, marcan la situación mundial y, en concreto, en estos mercados del este, que son tremendamente importantes para el sector agroalimentario.

Exportaciones e importaciones

A pesar de que desde 2014 Rusia veta productos frescos a la Unión Europea (UE), las exportaciones e importaciones con el resto de países del este siguen activas, aunque han sufrido los efectos de la guerra.

Ya el año pasado empezó a reducirse la exportación española de frutas y hortalizas a Ucrania, que ascendió a 10.496 toneladas y 8,9 millones de euros, lo que supuso una reducción respecto a 2020 del 17% en volumen y del 12% en valor, según datos de Fepex. En lo que respecta a la UE, la exportación comunitaria de frutas y hortalizas frescas a Ucrania en 2021 se situaron en 346.076 toneladas, por un valor de 181,8 millones de euros, según datos de Eurostat.

Era de esperar que esta situación afectara en gran medida al comercio internacional y, por ello, en marzo del 2022 ya empezaron a analizarse las consecuencias que tendría la invasión para las exportaciones e importaciones de productos frescos, especialmente frutas. Asoex (Asociación de Exportadores de Frutas de Chile), junto a Freshfel Europe, Shaffe (Southern Hemisphere Association of Fresh Fruit Exporters) y Simfruit (Asociación de Exportadores de Frutas de Chile) realizaron el webinar donde la secretaria general de Shaffe, Nelli Hajdu, ya especificó que “es un difícil periodo para los exportadores del hemisferio sur. Si bien el mercado ucraniano es mucho más pequeño, el mercado de Rusia es más importante y con más oportunidades para los envíos de los países Shaffe, especialmente para las manzanas, peras y cítricos, que representan el 80% del total de frutas frescas que envían al mercado ruso”.

El General Delegate de Freshfel Europe, Philippe Binard, afirmó que “para nosotros en Europa, las complicaciones comenzaron en 2014 con el embargo ruso derivado de la situación en Crimea. Ello afectó a más de 2,2 millones de toneladas de frutas y verduras que no pudieron eviarse a Rusia, mercado que era -hasta ese entonces- el principal destino de las frutas y hortalizas de Europa”.

Ante esa incertidumbre las preguntas del sector se sucedían: ¿qué haremos con la fruta que no podemos embarcar a Rusia?, ¿la vamos a redistribuir?, ¿a dónde?, ¿la dejaremos en el mercado local?
Sin embargo, si continúa vigente el veto ruso y las exportaciones a Ucrania se resienten, ¿qué hacer con ese sobrestock?, ¿se podría redistribuir por los mercados europeos? Philippe Binard expone que “Europa no tiene la capacidad de absorber cerca de 9,5 millones de toneladas si esos volúmenes se redistribuyen hacia acá. El mercado europeo no los podrá absorber. Estamos en un momento donde todo el mundo tiene que ser muy responsable respecto a dónde van a ir sus productos y cómo será la redistribución en el mercado mundial”.

Costes

A esta coyuntura se suma el gran incremento de costes genéricos y, en concreto, en el sector logístico. El precio de los contenedores no deja de aumentar y la congestión de los puertos no parece dispersarse todavía.

El director de Marketing de Asoex, Charif Christian Carvajal indicó que “los costos en general han aumentado entre un 10 y 15%”. Además, puntualizó que, con la inflación, el poder adquisitivo del consumidor también ha disminuido, y las frutas y verduras, que antes – especialmente durante el COVID- eran claves de consumir, ahora dependen de esta capacidad adquisitiva.

Respecto a la energía, la Federación de Rusia es uno de los principales actores del mercado mundial de este servicio, pues “representa un 18% de las exportaciones mundiales de carbón, un 11% de las de petróleo y un 10% de las de gas”, según expone, Qu Dongyu. La agricultura requiere energía a través del uso de combustible, gas y electricidad, así como fertilizantes, plaguicidas y lubricantes. La fabricación de piensos y de sus ingredientes también requiere energía. Es por ello por lo que el conflicto actual ha provocado un aumento de los precios de este bien, con evidentes consecuencias negativas para el sector agrícola.

Productos afectados

Unas 300.000 toneladas de fertilizantes producidos en Rusia se encontraban hasta hace apenas un mes bloqueados en puertos europeos, sin embargo, la secretaria general de la Agencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), Rebeca Grynspan, ya afirmaba que “hay indicaciones de que habrá una apertura”. Finalmente, así fue, y el 29 de noviembre un primer cargamento de fertilizantes rusos partió desde Países Bajos rumbo a África en el marco de un acuerdo impulsad por la ONU para facilitar las exportaciones de estos productos, dificultadas desde el inicio de la guerra en Ucrania.

Ante esta problemática, la Comisión Europea resalta que el sistema agroalimentario de la Unión Europea no puede depender ni ser “rehén” de países como Rusia, del que el club comunitario ha dependido en gran medida para el suministro de fertilizantes. “No podemos permitir que nuestros sistemas agroalimentarios sean rehenes de países como Rusia, que han demostrado que no se puede confiar en ellos”, declaraba el comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski.

Y con esta situación, ¿cuáles son las alternativas para no depender de los movimientos de Rusia? Las buenas prácticas que se barajan incluyen la posible activación de la reserva de crisis, el recurso a las ayudas de Estado o dar prioridad a los productores de fertilizantes a la hora de usar el gas en caso de una interrupción del suministro.

En este contexto en el que los altos precios del gas natural y de las materias primas afectan a la producción de fertilizantes, la consecuencia es el aumento de su precio que, a su vez, repercute sobre la producción de alimentos. El ministro español de Agricultura, Luis Planas, ya señaló la importancia de reducir la dependencia del exterior para el suministro de fertilizantes y pidió a la Comisión “una verdadera estrategia integral sobre fertilizantes con medidas concretas, particularmente, en el corto plazo, para apoyar a agricultores y la industria de fabricación de fertilizantes”.

Por otra parte, la Federación de Rusia es el mayor exportador mundial de trigo, mientras que Ucrania es el quinto mayor exportador. “En conjunto, proporcionan el 19% del suministro de cebada, el 14% del trigo y el 4% del maíz del mundo y representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales”, según expone Qu Dongyu. También son los principales proveedores de colza y representan el 52 % del mercado mundial de exportación de aceite de girasol.

Rusia es el mayor exportador mundial de trigo, mientras que Ucrania es el quinto y, en conjunto, proporcionan el 19% del suministro de cebada, el 14% del trigo y el 4% del maíz del mundo

Según la FAO es conveniente mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes, así como buscar nuevos y más diversos proveedores de alimentos y apoyar a los grupos más vulnerables

Recomendaciones

En este contexto, ¿cuáles son las recomendaciones para sobrellevar la situación lo mejor posible? Según la FAO es conveniente mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes, así como buscar nuevos y más diversos proveedores de alimentos. Por otro lado, apoyar a los grupos vulnerables, incluidos los desplazados internos, evitar las reacciones ad hoc en materia de políticas y, por último, reforzar la transparencia del mercado y el diálogo. Cabrá esperar a que el contexto geopolítico de los mercados del este evolucione favorablemente y la situación en la agricultura mundial pueda estabilizarse económicamente en un futuro próximo.

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