“Horizonte 2027, la incertidumbre hídrica o la oportunidad”, por José Ángel Abellán

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El secretario General del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, José Ángel Pérez Abellán opina sobre la disponibilidad de recursos hídricos en la Región de Murcia

El embalse del Talave recibe el agua procecente del Trasvase Tajo-Segura. / SCRATS

José Ángel Pérez Abellán (*)

Tan sólo dos años y medio nos separan de la llegada del año 2027, un tiempo muy corto en el que la administración hidráulica puede emprender dos vías para resolver los grandes retos que se deben afrontar para garantizar las necesidades hídricas de la agricultura del Levante: el de la planificación hidrológica, en su significado más amplio, o el de dejar que pase el tiempo y que los problemas se engrosen, manteniendo una determinación perversa para la permanencia del regadío, como es la que aparece en las disposiciones normativas del Plan Hidrológico de la Demarcación del Segura, donde ya se prevé la reducción progresiva de usos, para equiparar demandas y disponibilidad de recursos.

“Sabemos, que no podemos excluir ninguna fuente de suministro, porque por no hacerlo desde hace muchos años y por disponer de una vasta infraestructura hidráulica en la cuenca del Segura, hoy, con una cuenca que languidece desde hace meses, manteniendo un volumen almacenado en sus embalses que no supera el 25%, no hemos llegado al colapso del sistema. Y eso es hacer de la necesidad virtud”

Desde el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS), nos mostramos colaboradores para contribuir a la búsqueda de acciones que permitan aportar seguridad a estos importantes desafíos, pero el camino hay que recorrerlo con rapidez y sensata determinación, si queremos llegar a tiempo. Sabemos, que no podemos excluir ninguna fuente de suministro, porque por no hacerlo desde hace muchos años y por disponer de una vasta infraestructura hidráulica en la cuenca del Segura, hoy, con una cuenca que languidece desde hace meses, manteniendo un volumen almacenado en sus embalses que no supera el 25%, no hemos llegado al colapso del sistema. Y eso es hacer de la necesidad virtud, y debe ser el espejo en el que se debieran mirar otras zonas del país, para desarrollar la verdadera planificación hidrológica. Aquí hemos alcanzado un nivel de optimización del agua muy elevado y estamos dispuestos a seguir avanzando en ese sentido, pero es imposible hacerlo más rápido; por ello, se mira a estas tierras como ejemplo internacional, de lo que otrora fuera Israel.

“El primer objetivo debiera ser alejar el funcionamiento del Trasvase Tajo-Segura de las derivas geopolíticas vinculadas al entramado territorial de nuestro país”

El primer objetivo debiera ser alejar el funcionamiento del Trasvase Tajo-Segura de las derivas geopolíticas vinculadas al entramado territorial de nuestro país. No existe rotundidad técnica, ni intención alguna de buscar la concertación que requiere la planificación hídrica, en las reducciones que no dejan de llegar sobre la regulación de los recursos trasvasados con destino a regadío en la cuenca del Segura, con base en estudios que siempre se inclinan hacía un lado de la horquilla de datos y las consiguientes modificaciones normativas que buscan encubrir restricciones adicionales. El propio plan de esta demarcación, porque no es su competencia entrar en otros entresijos, sigue estableciendo que para el año 2027, del Trasvase Tajo-Segura y de acuerdo a las actuales reglas de explotación, el volumen medio de aportaciones será igual al recibido en el periodo 1980-2018, es decir, 197 hm3 para atender las superficies regables del ATS. 

Por otra parte, advierte, que ese volumen mermará en 78 hm3 de materializarse las previsiones de aumento de caudales mínimos en el eje del río Tajo, y remarca que ese escenario supondría un coste desproporcionado para demarcación, desde todos los puntos de vista. Además, esta merma tiene serias posibilidades de aumentar, en el caso de incrementar las transferencias desde el acueducto Tajo-Segura destinadas a abastecimiento a través de la eufemísticamente hablando, “tubería de la llanura manchega” (según el Plan Hidrológico del Guadiana, a partir del año 2027, podrían suministrarse 15,5 hm3/año a 56 municipios), y de tener que garantizar los aumentos de demanda anual en los sistemas de Cabecera y Tajo Izquierda (aproximadamente, 10 hm3, a la vista del Plan del Tajo). Como se puede desprender de estos datos, si las previsiones iniciales de volúmenes objeto de trasvase para regadío se referían a 400 hm3, en el mejor de los casos en el año 2027 esos volúmenes no alcanzarían ni 100 hm3. Y ahora, nos debemos preguntar ¿con qué objetivo se supedita el estado del río Tajo, hasta el embalse de Valdecañas (Cáceres), al sistema que conforman los embalses de Entrepeñas y Buendía, en la cabecera de esa cuenca? ¿No existen aportaciones significativas aguas abajo de esos embalses, que puedan garantizar los caudales mínimos de ese río? ¿alguien oye hablar de los 8 trasvases que hoy tienen su origen en el río Ebro?

Por otra parte, y para más inri, el Plan del Segura pone negro sobre blanco en una cuestión que también, de materializarse, traería honda repercusión en diversas zonas regables del trasvase Tajo-Segura y sobre el conjunto de la demarcación. Se trata de la reducción de explotación prevista para las aguas subterráneas procedentes de masas en riego de no alcanzar el buen estado cuantitativo. Hablamos de 213 hm3 que por mandato legal dejarían de ser objeto de aprovechamiento en el año 2027 —casi nada—, si no se plantea alguna excepción que permita disponer de tiempo para adoptar las posibles soluciones a este respecto. 

Ese volumen está llamado a ser sustituido por aguas procedentes de la desalinización, allá donde eso sea físicamente posible. Pero es cierto, que estos datos en muchos casos, se apoyan en una red de seguimiento piezométrica que resulta claramente escasa, y que se están constatando sensibles mejoras en algunas masas de aguas subterráneas, por la utilización de otros recursos alternativos, por lo que se debe realizar un planteamiento coordinado y urgente, entre administración y usuarios, para no abocar muchas zonas, como las comarcas murcianas del Noroeste, Vega Alta y Altiplano, a un callejón sin salida.  

“Se debe realizar un planteamiento coordinado y urgente, entre administración y usuarios, para no abocar muchas zonas, como por ejemplo las comarcas murcianas del Noroeste, Vega Alta y Altiplano, a un callejón sin salida”

Tampoco podemos reducir que la solución a todo venga de la mano de los recursos aportados por la manida desalación (poco más podemos estrujar de los recursos de aguas regeneradas por estos lares). Una fuente de recursos hídricos tan necesaria como complementaria con el resto de orígenes de agua, con un porcentaje de utilización efectiva ya muy alto (que ha llegado al 86% en años hidrológicos anteriores) y que nos mostramos conformes con seguir desarrollando a medio plazo, porque es evidente que aporta seguridad en la garantía de suministro, pero que mantiene los siguientes inconvenientes: las altas necesidades energéticas, los desequilibrios minerales que hacen tener que aumentar los costes de fertirrigación (si no es posible la mezcla con aguas continentales, supone empeoramiento de los suelos) y los contenidos en boro (cuya toxicidad sigue planteando problemas en algunos cultivos y en cuyos estudios estamos inmersos a través de la UPCT).

Si hacemos un resumen, nos encontramos ante un escenario donde los volúmenes disponibles tienen la seria posibilidad de reducirse en 316,5 hm3/año, toda una involución. Y ante esa afrenta, el incremento de recursos procedentes de la desalación con destino al regadío podría ser de 38 hm3/año (20 hm3 de la desaladora de Torrevieja, 5 hm3 de Águilas y 13 hm3 de Valdelentisco), lo que supondría compensar en un insignificante 12% esas nuevas reducciones que se plantean en el año 2027; todo un despropósito, traducido en dos zancadas hacia atrás y un pasito hacia delante. De poco servirá proporcionar mayor conectividad entre estas instalaciones desaladoras y los canales del postrasvase si se plantea una reducción de caudales de tal magnitud.

“Seguimos creyendo en que avanzar en dotar de seguridad al regadío de las provincias de Alicante, Almería y Murcia es aún posible”

Pese a todo, seguimos creyendo en que avanzar en dotar de seguridad al regadío de las provincias de Alicante, Almería y Murcia es aún posible. Hagámoslo, desde la sostenibilidad, con todas sus acepciones (ambiental, social y económica), con la condición de contorno impuesta en un transparente y riguroso análisis técnico, que permita conjugar los planes hidrológicos de cuenca, que hoy se conciben como islas, bajo una visión global de estado. 

No nos conformamos con dar mayor campo de acción a las plantas rodadoras, en unas tierras que, por circunstancias sobradamente conocidas, son intensamente fecundas, de lo que no tenemos culpa los que aquí habitamos, ni los que tienen el legítimo derecho de generar perspectivas de fortalecimiento de la actividad agraria. En definitiva, transformemos entre todos este panorama de incertidumbres hídricas en forjar futuras oportunidades.

(*) Secretario General del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura

Acceso al artículo de opinión en la página 8 del dossier Murcia Fruits en el ejemplar de Valencia Fruits. 

Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.