Josep María González (Flor de Camp): “Ribera d’Ebre disfruta de unas condiciones ideales para cultivar fruta de hueso”

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Entrevista a Josep Maria González, gerente de Flor de Camp

Josep María González, gerente de Flor de Camp. / ÓSCAR ORTEGA

Óscar Ortega. Barcelona.

Josep Maria González, gerente de Flor de Camp, considera que la comarca de la Ribera d’Ebre ofrece el marco idóneo para el cultivo de diferentes frutas de hueso. Unas condiciones que proporcionan producciones de excelente calidad y brindan una precocidad muy bien valorada en los mercados frente a otras zonas productoras. Además, la firma, en una estrategia de diversificación, apuesta por el cultivo y la comercialización de “calçots” en invierno.

Valencia Fruits. Recientemente ha terminado la temporada de “calçots”, ¿qué representa este producto para la compañía?

Josep María González. En invierno apostamos por el cultivo y la comercialización de “calçots”. De esta manera diversificamos el cultivo y no sólo nos dedicamos a la producción de fruta de hueso. En un principio, el destino de nuestra producción era el mercado de proximidad aunque en estos últimos años la demanda está creciendo fuera del ámbito local, llegando a países de Europa.

El tradicional “calçot” es un producto muy popular y arraigado en Cataluña. Las famosas “calçotadas”, con gran potencial culinario, han ido ganando peso específico entre la población y la restauración.

VF. Y con la llegada del buen tiempo, también llega la campaña frutera. ¿En qué tipo de producciones de fruta de hueso se centra la firma?

JMG. En Flor de Camp nos decantamos por cultivar las variedades que mejor se adaptan a las condiciones agroclimáticas de la Ribera d’Ebre. Unas condiciones que proporcionan fruta de hueso de excelente calidad y brindan una precocidad muy bien valorada en los mercados frente a otras zonas productoras de fruta de hueso.

Nosotros nos centramos principalmente en el cultivo de nectarina de carne amarilla y paraguayo de carne blanca y, en menor volumen, albaricoque y melocotón.

VF. Aunque la empresa Flor de Camp es joven, cuenta con cinco años de trayectoria, usted es un joven veterano de la agricultura de fruta de hueso…

JMG. En pocas palabras, Flor de Camp es un proyecto vital que recoge y continúa el conocimiento y experiencia acumulados durante más de veinte años junto a mi padre en el cultivo y la comercialización de fruta de hueso de Ribera d’Ebre. Este cúmulo de aprendizaje, junto con formación agrícola, y contar con un gran equipo nos permite afronta el futuro con garantías.

VF. Bajo la visión de Flor de Camp, ¿con qué perspectivas se presenta esta campaña de fruta de hueso?

JMG. Como he comentado en anteriores entrevistas, la excelente calidad de fruta de hueso de la Ribera d’Ebre está asegurada; en caso contrario, no tendría cabida en ningún mercado.
Deseamos, y esperamos, que la campaña se desarrolle de forma positiva para el agricultor; para ello, también deseamos, y esperamos, que la fruta alcance un precio óptimo, cubriendo los costes de producción.

VF. Sigamos con el mercado, ¿cuáles son los principales destinos para la fruta que comercializa la compañía?

JMG. El principal destino de nuestro volumen de producción de fruta de hueso es el mercado interior y, en clave exportadora, países de Europa como Bélgica, Alemania, Italia y Holanda.

Un factor común en todos los mercados en los que comercializamos es la valoración positiva de nuestra fruta de hueso por sus condiciones organolépticas.

VF. En cuanto a objetivos, ¿qué puede destacar?

JMG. Seguimos en la misma línea desde que iniciamos el proyecto de Flor de Camp. Buenas prácticas sostenibles, búsqueda de variedades que se adapten a las características agroclimáticas de la comarca, la satisfacción del consumidor —los auténticos protagonistas de todo el proceso de la fruta—, estos son algunos de nuestros objetivos.

Y en el plano comercial, seguir trabajando para mantener el buen posicionamiento de la marca Flor de Camp en el mercado.

Proyecto de vida

Más de veinte años compartiendo labores y conocimientos agrícolas al lado de su padre, Antonio, abarcando desde pisar el campo para controlar el desarrollo del frutal hasta el funcionamiento de la central frutícola, pasando por la planificación de todo el trabajo “proporciona un bagaje de valor incalculable”, medita Josep Maria González.

De alguna manera Flor de Camp representa esa transmisión de conocimientos y valores de una generación a otra.

Accede a la entrevista en la página 3 del dossier de Ribera d’Ebre en el ejemplar de Valencia Fruits.

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