Quince mujeres profesionales nos cuentan su trayectoria y sus perspectivas sobre el futuro de la mujer en el sector agroalimentario con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer
EDITORIAL.
En cualquier función
Si algo caracteriza a las mujeres es la capacidad de adaptarse para poder desempeñar cualquier función que se les presente. En la vida personal y en la profesional. Una polivalencia que se daba en épocas pasadas en mujeres, sobre todo del ámbito rural, que atendían la casa, desde la administración hasta los cuidados, pasando por todo tipo de gestiones, pero que también acudían a las tareas del campo con horarios muy similares a los de los hombres y que para ellas tenían su prórroga en las labores del hogar.
La falta de reconocimiento de aquella labor en aquellos años nos arrastró a situaciones paradójicas que se han mantenido hasta hoy con mujeres que no han cotizado o que no aparecen como, al menos, cotitulares de explotaciones en las que han trabajado como las que más y que suponían parte importante del patrimonio familiar.
Hoy de aquello ya sólo quedan vestigios. Han cambiado las rutinas productivas en el campo y la profesionalización, especialización y control sobre todas las tareas, así como la evolución y diversificación del rol profesional de la mujer han dado como resultado que haya más diferenciación de puestos y que cada vez haya más mujeres en la cadena de valor agroalimentaria.
Un año más, en Valencia Fruits (en unas páginas elaboradas íntegramente por el equipo, sin contar con la colaboración de patrocinadores) hemos preguntado a mujeres profesionales de nuestro entorno cómo ven ellas la evolución de ese papel de la mujer, qué tipo de medidas hay que tomar para que la equiparación sea total y qué oportunidades de futuro ven para las nuevas generaciones de mujeres que se acerquen al sector.
Los testimonios de la quincena de mujeres que participan en “Con nombre de mujer” nos muestran ejemplos de profesionales que trabajan en el sector saliéndose de los clichés y de los papeles que parecían estar reservados para el género femenino dentro del sector agroalimentario.
Puestos técnicos, tecnológicos, directivos, fundacionales, comerciales, relacionales… Mujeres que asumen papeles que no vamos a describir únicamente como “importantes” (todos los trabajos son importantes e imprescindibles para el funcionamiento de la cadena de valor), pero que nos dan idea de que las mujeres van tomando posiciones en puestos que antes se reservaban a los perfiles masculinos.
Se va llegando así al objetivo de la igualdad: que los puestos sean ocupados por las personas más aptas para su desempeño, independientemente de su género.
¿Qué se sigue echando de menos? Mujeres en puestos directivos; igualar el concepto de conciliación para que hombre y mujeres tengan un papel equivalente en las familias y, por ende, compatibilicen las funciones con su desarrollo profesional; que desaparezcan los clichés (¿por qué las mujeres pueden coger naranja pero los hombres aún no encajan en las centrales?, como comenta una de nuestras protagonistas con nombre propio)…
Excepto en empleos que requieran de unas características físicas fuera de los estándares femeninos en cuanto a fuerza, por ejemplo, no se nos ocurren más obstáculos que impidan que las mujeres desempeñen cualquier función en las empresas del sector. Los techos de cristal se tienen que ir rompiendo a la vez que desaparecen los restos de cualquier prejuicio que deje a las mujeres fuera de puestos de trabajo que pueden desempeñar con el mismo éxito que sus compañeros. Porque también, volvemos a señalar, está costando que entre la alta dirección haya más mujeres, como señalan nuestras entrevistadas.
La igualdad debe ser real en derechos, obligaciones y oportunidades.
Y es que el sector merece tanto la pena, es tan necesario que no se puede permitir perder la mitad de talento potencial por culpa de prejuicios, costumbres que deberían desterrarse o sesgos educativos que no acabamos de superar.
Las mujeres que nos acompañan en este número nos cuentan cosas que nos gusta leer: a pesar de que se trata de empleos muy diferentes, a todas les gusta su trabajo porque este sector está en permanente cambio, no hay dos días iguales y cada nueva situación aporta una nueva oportunidad para aprender y evolucionar. Un sector dinámico e imprescindible en el que merece la trabajar porque, a pesar de los sobresaltos e incertidumbres, proporciona satisfacciones y una gran dosis de aprendizaje.
Así vemos en estas páginas a directivas, profesionales de laboratorio, biotecnólogas, divulgadoras, informáticas, comerciales, ingenieras, políticas, responsables de administración… un desfile de mujeres fascinantes que ven que ya se ha recorrido un gran trecho del camino hacia la igualdad real, pero que ven que el trabajo de la igualdad no empieza en las aulas o en las empresas sino en los hogares. La educación en igualdad no debe delegarse a las escuelas ni esperar a la aplicación de protocolos de paridad, debe empezar en la familia, como una parte natural de la educación.
Superados los prejuicios, superada la conciliación, superado el techo de cristal, ya sólo quedarán la capacidad, los méritos, las ganas, la actitud y la aptitud para decidir quién debe desempeñar una determinada función, con las mismas responsabilidades y, por supuesto, retribución. Sin hacer de menos a nadie. Esa es la senda a la que nunca hemos de renunciar. En las manos de todos está acabar de trazar, sin titubeos y sin pasos atrás, el camino hacia la igualdad real.
Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, quince mujeres profesionales nos cuentan su trayectoria en el sector agroalimentario.
Gracias a todas ellas por su colaboración en el dossier “Con Nombre De Mujer”:
-Sara Rubira, Consejera de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca de la Región de Murcia.
-Bexy Alonso Espinosa, Informática, programadora de visión artificial en Grupo Maf Roda.
-Carmen Cabra Martínez, periodista, editora y directora de Fruit Today.
-Carmen Magal Royo, licenciada en economía, customer service en Agrofresh.
-Celia Murciano Camps, doctora en biología, manager i+d+I microbiología en Citrosol.
-Daphne Schmidt, representante de Fruchthandel magazín en España.
-Lola Gómez Ferrón, gerente y fundadora de Clisol Turismo Agrícola.
-Lorena Ruíz Ponce, directora de negocio agroalimentario para España de Banco Santander.
-Mari Carmen Traver Resúa, directora económico-financiera de Anecoop S. Coop.
-María Teresa González García, directora corporativa ESG Bollo Natural Fruit.
-Mar Llueca Juesas, bióloga, gestora de calidad y HSE en Decco Ibérica.
-Marta Peris Pellicer, directora comercial en Vicente Peris.
-Pepi Pelegrín Abellán, técnico administrativo, departamento administrativo de Frutas Apemar.
-Sandra Mañas Marín, biotecnóloga, técnico de i+d+I y calidad en Sanifruit.
-Silvana Sorlí Esteller, encargada de producción de Frutas Sorlí S.L.U.
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