Los rendimientos de patata en la zona del noroeste y centro de Europa llevan unos diez años de tendencia a la baja según lo confirma el análisis de la NEPG
Alba Campos. Redacción.
El año pasado ya se evidenciaba la preocupación del sector europeo que auguraba una falta de disponibilidad de patata de siembra para la primavera de 2024.
Ahora que ha llegado ese momento la previsión se ha convertido en una realidad.
El análisis de la campaña anterior de los Productores de Patata del Noroeste de Europa (NEPG), que engloba Bélgica, Países Bajos, Francia y Alemania, ya esclarecía que para cuando llegase la primavera habría una falta de disponibilidad en la patata de siembra.
El análisis de esta campaña confirma las previsiones debido al aumento de los precios para fresco e industria que suponen una menor disponibilidad de patata de siembra al ser menos apreciada por el mercado, según expone el estudio.
Producción
En un contexto como el actual donde los altos costes y la inflación hacen mella, los productores se dan cuenta de que cultivar patatas es un negocio caro y arriesgado y se preguntan cuánta superficie cultivar para que sea rentable.
Algo que se evidencia en la producción de patatas de siembra, donde ya en 2023 hubo menos hectáreas (94.100 ha, un 6,6% menos que en 2022), menos tubérculos y más grandes de lo habitual en los países del Benelux, Francia, Alemania, Dinamarca y Escocia.
Los productores de patatas de siembra deberían ser los primeros en beneficiarse del aumento de precio anunciado para esta campaña, según la NEPG
Existe una gran preocupación por la falta de disponibilidad de semillas de patata de siembra que ya se está experimentando en esta campaña y que trae como consecuencia el aumento del precio de este producto. Como bien indica la NEPG, “los productores de patatas de siembra deberían ser los primeros en beneficiarse del aumento de precio anunciado para esta campaña”.
Según la asociación NEPG los rendimientos de patata en Centroeuropa llevan unos diez años de tendencia a la baja por el cambio climático, en combinación con otros aspectos como las limitaciones ambientales, la falta de rotaciones, la compactación del terreno, mayor incidencia de plagas y enfermedades, así como problemas intrínsecos a la cadena de valor.
Sin embargo, en la zona NEPG, tras una segunda mitad del verano de 2023 relativamente húmeda, los rendimientos de la patata fueron en general buenos. Se alcanzó un rendimiento medio de 45,8 t/ha. Esto representa un aumento del 6,3% respecto a 2022.
A diferencia del resto de la zona NEPG, los rendimientos, la superficie y la producción total en concreto en los Países Bajos fueron inferiores en 2023 en comparación con 2022. En Bélgica, a pesar de las dramáticas pérdidas sufridas por muchos agricultores, la producción total aumentó un 15% gracias a un aumento del 7,9% en superficie y un mejor rendimiento medio por hectárea.
Clima y recolección
En 2023, las condiciones meteorológicas de finales de primavera y principios de verano en Europa (es decir, secas y calurosas) y las fuertes lluvias de finales de verano y otoño, demostraron el claro impacto del cambio climático.
Ya en 2022 el clima desfavorable paralizó la cosecha al cabo de sólo tres semanas de haber empezado. A mediados de noviembre, se registraron hasta 250 mm de lluvia en varias regiones, lo que provocó inundaciones o anegamientos. El norte de Francia, el oeste de Bélgica y las regiones costeras de los Países Bajos fueron las más afectadas.
Al igual que ya ocurrió en 2022, en 2023 el periodo de recolección fue demasiado corto para poder cosechar y almacenar todas las patatas en buenas condiciones. Los productores estaban preocupados porque algunas patatas no pudieron cosecharse y las que se dejaban en condiciones anaeróbicas se pudrían. Respecto a las que se cosecharon, algunas tuvieron problemas de calidad y al final no se pudieron almacenar.
Según el NEPG, “la producción de patatas es cada vez más difícil, arriesgada, costosa y estresante”
Costes y precios
Respecto a los costes de producción (cosecha, lavado, secado y almacenamiento) siguen siendo mucho más elevados de lo normal. El año 2023, según el análisis del NEPG, dejó una clara evidencia de que “la producción de patatas es cada vez más difícil, arriesgada, costosa y estresante”.
Las difíciles condiciones de cosecha repercuten obviamente en el mercado libre. Tras un breve periodo de exceso de oferta, ahora nos encontramos en una situación de disponibilidad reducida. Ello trae como consecuencia que los precios del mercado libre y la demanda de patatas sanas y secas sean altas, tanto para la industria como para la exportación. Y lo más seguro es que los precios no bajen a largo plazo, según expone el NEPG.
Demanda
El análisis expone que en 2022 y 2023 la demanda fue positiva y el efecto de la inflación se hizo notar en el crecimiento de las cotizaciones, tanto del mercado libre como de los contratos. Algo que seguramente ocurrirá del mismo modo en 2024.
Además, en este año se está dando una buena evolución del consumo para los diferentes usos de patata: siembra, consumo en fresco e industria, especialmente de esta última que, según el NEPG, está funcionando al máximo de su capacidad.
Acceso a la noticia en la página 8 del dossier de patatas/ ajos/ cebollas en el ejemplar de Valencia Fruits.
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