Suelos: la última frontera de la sostenibilidad europea

La Presidenta de Intereco y secretaria de CAECV, Regina Monsalve, habla sobre la salud del suelo como pilar estratégico para la sostenibilidad en Europa 

Joaquín Rodríguez, vocal asesor de la SG de Planificación de Políticas Agrarias; Andrés Escudero, subdirector general de Análisis Coordinación y Estadística del MAPA; Regina Monsalve, presidenta de Intereco; y Vicente Faro, presidente del CAECV. / CAECV

Regina Monsalve. (*)

El pasado 5 de diciembre tuve la oportunidad de asistir en Madrid, acompañada por Vicente Faro, presidente del CAECV, a la jornada organizada por el Ministerio de Agricultura con motivo del Día Internacional de los Suelos. El ministro Luis Planas inauguró el acto con un mensaje rotundo: la salud del suelo es ya un pilar estratégico para la sostenibilidad de Europa y para el futuro de nuestra agricultura. Y lo cierto es que, durante toda la jornada, quedó patente que hablamos de un recurso cuya importancia hemos subestimado durante demasiado tiempo.

El eje del encuentro fue la presentación y análisis de la nueva Directiva Europea de Vigilancia y Resiliencia del Suelo, aprobada el 12 de noviembre, la primera normativa comunitaria que reconoce al suelo como un sistema vivo, vulnerable y esencial para la descarbonización del territorio. La directiva fija un marco común, establece metodologías armonizadas e impone una vigilancia periódica que culmina en un objetivo ambicioso y necesario: lograr que todos los suelos de la Unión Europea sean saludables en 2050.

En representación de Intereco, acudí a la jornada como parte de la delegación de los comités públicos de certificación ecológica de España. Nuestra presencia fue especialmente relevante porque la evidencia científica presentada confirmó lo que desde hace años observamos sobre el terreno: la agricultura ecológica mejora la estructura del suelo, incrementa su materia orgánica, favorece la biodiversidad edáfica y aumenta la capacidad de secuestro de carbono.

Este reconocimiento sitúa a nuestro sector en el centro de la estrategia europea de mitigación climática.

Durante el encuentro mantuvimos un diálogo técnico muy fructífero con los responsables del departamento de suelos del MAPA. Acordamos varias líneas de cooperación, entre ellas una visita oficial al CAECV, donde podrán estudiar in situ la valiosa información que gestionamos sobre los suelos agrícolas ecológicos de la Comunitat Valenciana. Nuestra base de datos, rigurosa, histórica y homogénea, constituye un recurso singular en el ámbito estatal, recordando nuestra implicación como certificación publica y por ende la puesta a disposición del Ministerio contribuirá directamente a la construcción del futuro marco nacional de vigilancia del suelo, especialmente en el despliegue del modelo LUCAS y sus descriptores.

El calendario presentado por el MAPA impresionó por su exigencia:

– Inventario de suelos potencialmente contaminados antes de 2029,

– Portal público de datos en 2027.

– Primeras mediciones armonizadas en 2030.

– Evaluaciones de salud del suelo cada seis años.

Esta hoja de ruta no sólo compromete a los Estados miembros; también interpela a quienes trabajamos en certificación, investigación agronómica y gestión territorial. La magnitud del reto exige cooperación real, intercambio de información y una visión común de largo plazo.

Los datos mostrados durante la jornada dibujan una realidad tan preocupante como transformadora: el 44% de los suelos agrícolas europeos está perdiendo carbono, mientras que 50 millones de hectáreas podrían aumentar su capacidad de absorción si adoptan prácticas de manejo sostenibles. España, por su diversidad edafológica y su peso agrícola, está llamada a desempeñar un papel clave en esta transición. Y organismos como Intereco y el CAECV tendremos una responsabilidad directa en la generación, análisis y transferencia de conocimiento.

Regresé de la jornada del 5 de diciembre con una convicción reforzada: la sostenibilidad no empieza en los discursos, sino en el suelo. En ese sistema vivo que fija carbono, sostiene cultivos, depura el agua y condiciona la salud humana y ambiental. Europa ha decidido escuchar al suelo, legislarlo y protegerlo.

Y nosotros —desde la certificación ecológica, desde la cooperación técnica con el MAPA y desde el compromiso diario con los operadores— estaremos ahí para garantizar que esta transición se construya con rigor, ciencia y responsabilidad.

“La verdadera transformación ecológica no se hará en el aire ni en los océanos: se hará en el suelo”

Porque la verdadera transformación ecológica se hará en el aire ni en los océanos: se hará en el suelo. Y este 5 de diciembre lo dejó más claro que nunca.

(*) Presidenta de Intereco y secretaria de CAECV

Acceso al artículo en la página 8 (Agroecológico) en el ejemplar de Valencia Fruits. 

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