Tensionar y distorsionar: así actúan los fondos de inversión en el sector del limón

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Cuando se trata de comprar al precio mínimo para vender al precio máximo, la distorsión y la tensión en el mercado es inevitable, sobre todo en situaciones de sobreoferta, como ha sido el caso de esta campaña

Los fondos de inversión presionan a la baja el precio en origen. / ASAJA ALICANTE

Julia Luz. Redacción.

La especulación ya no se limita al mercado inmobiliario; los fondos de inversión son los nuevos terratenientes del campo español. Atraídos por la alta rentabilidad de algunos cultivos como el olivo o los frutos secos, los grandes inversores llevan años con el campo en el punto de mira, adquiriendo extensas superficies de terreno para instalar plantaciones en intensivo. No ha sido así en el caso del limón, tal y como nos cuenta José Vicente Andreu. 

“Sería engañarnos decir que los fondos de inversión se han hecho agricultores”, empieza puntualizando. “Han adquirido empresas principalmente por su red de distribución, lo que a menudo incluye grandes hectáreas de producción, como ha pasado en el sector del limón”. No obstante, su objetivo es centrarse en el comercio, concretamente, “intervenir en la cadena de distribución para obtener máxima rentabilidad en el menor tiempo posible”, explica Andreu.

Así, cuando se trata de comprar al precio mínimo para vender al precio máximo, la distorsión y la tensión en el mercado es inevitable, sobre todo en situaciones de sobreoferta, como ha sido el caso de esta campaña. “En estos casos, presionar a la distribución no tiene ningún sentido, pues van a tener más ofertas por otros lados, entonces la única manera de ganar más es presionar al eslabón más débil para aumentar su margen comercial, es decir, al agricultor”. 

Andreu destaca que esta nueva dinámica ha dejado a muchos agricultores en una situación vulnerable. “Los agricultores prefieren tener sus cosechas vendidas con anticipación”, explica. Pero con contratos inestables y precios volátiles, esto es cada vez más difícil.

En este sentido, los grandes inversores también han cambiado la relación tradicional entre el productor y el comercializador. “En el sector citrícola, las empresas tradicionales han ido creciendo poco a poco, con objetivos a medio plazo, con inversiones para mejorar sus instalaciones y abaratar costes… y las relaciones que se construían entre los vendedores y los compradores se basaban en la confianza y eran estables a medio y largo plazo. Con los fondos de inversión, ya no queda nada de esto”, nos cuenta el presidente de Asaja Alicante. 

“El comercio citrícola siempre ha estado muy ligado a la fisiología del cultivo, en cuanto se sabía más o menos la fruta que había a mitad de verano, ya se empezaban a programar campañas y a vender fruta. Fruta que se iba a recoger siete u ocho meses después”, continúa, “ahora, desde que irrumpieron los fondos de inversión, nunca se compra fruta en verano, se compra cuando se va a empezar prácticamente la recolección, lo que tensiona muchísimo el negocio”. 

Andreu hace hincapié en que el agricultor es “una persona en general muy conservadora, que quiere tenerlo todo lo más atado posible y cuanto antes mejor”. Por eso, en campañas como esta de mucha fruta, ve que pasan los meses y entra en “pánico”, y termina vendiendo la producción muy por debajo de su valor.

Recuperar este clima de confianza tan característico del sector citrícola parece imposible con los fondos de inversión como nuevo jugador de la partida, y Andreu ve de forma clara quién es el claro perdedor. “Esto nos va a llevar a situaciones más extremas, cuando haya poca fruta los precios serán más altos incluso, pero con un exceso de producción… el mercado se va a hundir. Va a estar más tensionado todo”, concluye. 

Accede a la noticia en la página 13 del suplemento de limón en el ejemplar de Valencia Fruits.

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