Entrevista al presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV), Vicente Faro
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Vicente Faro apunta que la rentabilidad sigue siendo “un reto para el sector”. / CAECV
Nerea Rodriguez y Raquel Fuertes. Redacción.
La agricultura ecológica en la Comunitat Valenciana ha experimentado un crecimiento notable en la última década, alcanzando el 17 por ciento de la superficie agraria útil y acercándose al objetivo del 25 por ciento fijado para 2030. Sin embargo, este desarrollo ha venido acompañado de varios desafíos como la rentabilidad del productor, la burocracia y la gran competencia en los mercados internacionales. Vicente Faro, presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV), analiza la evolución del sector, los retos actuales y las claves para su consolidación.
Valencia Fruits. ¿Cómo ha evolucionado la agricultura ecológica en la Comunitat Valenciana en los últimos años? ¿Se ha frenado su crecimiento con la crisis económica?
Vicente Faro. En la última década, la agricultura ecológica en la Comunitat Valenciana ha crecido un 132%, lo que nos ha permitido alcanzar el 17 de la superficie agraria útil. Este crecimiento ha sido natural y refleja que el sector ha alcanzado su madurez. En 2024 hemos cumplido 30 años certificando producción ecológica, lo que significa que hemos pasado de ser un nicho a ocupar un espacio consolidado dentro del sector agroalimentario valenciano.
“La incertidumbre económica ha llevado a una contracción del consumo en algunos países europeos, lo que ha obligado a nuestras empresas a diversificar mercados fuera de la UE, dirigiéndose a destinos como UK, Suiza, Estados Unidos, Canadá y Oriente Medio”
“En la última década, la agricultura ecológica en la Comunitat Valenciana ha crecido un 132%, lo que nos ha permitido alcanzar el 17% de la superficie agraria útil”
Sin embargo, la crisis económica en Europa, agravada por factores como la guerra en Ucrania y la inflación, ha impactado en el mercado, ralentizando el crecimiento. La incertidumbre económica ha llevado a una contracción del consumo en algunos países europeos, lo que ha obligado a nuestras empresas a diversificar mercados fuera de la UE, dirigiéndose a destinos como Reino Unido, Suiza, Estados Unidos, Canadá y Oriente Medio. Este cambio en la dinámica comercial ha supuesto un reto para muchas empresas, que han tenido que adaptarse a normativas y exigencias diferentes en estos mercados emergentes.
“El sector sigue evolucionando con nuevas técnicas de cultivo que mejoran la productividad sin comprometer la calidad ecológica”
“La digitalización y la modernización de las explotaciones también están contribuyendo a mejorar la eficiencia y rentabilidad del agricultor ecológico valenciano”
“La calidad de los productos valencianos sigue siendo un valor diferencial que nos permite mantenernos en mercados exigentes”
A pesar de este freno coyuntural, el sector sigue evolucionando con nuevas técnicas de cultivo que mejoran la productividad sin comprometer la calidad ecológica. La digitalización y la modernización de las explotaciones también están contribuyendo a mejorar la eficiencia y rentabilidad del agricultor ecológico valenciano.
VF. ¿Es hoy en día la producción ecológica una opción económicamente viable para los agricultores valencianos? ¿Compensa el sobrecoste productivo con precios más altos en el mercado?
VFaro. La rentabilidad sigue siendo un reto. La producción ecológica tiene mayores costes debido a la certificación, las exigencias normativas y la menor disponibilidad de herramientas para el control de plagas y enfermedades. Sin embargo, aporta un valor añadido al productor y al consumidor, ya que ofrece un producto diferenciado y de alta calidad.
Uno de los principales problemas es que la diferencia de precios entre el producto ecológico y el convencional se ha reducido en los últimos años. Antes, el consumidor estaba dispuesto a pagar un sobreprecio significativo por un producto ecológico, pero actualmente la presión económica hace que muchas familias prioricen el precio sobre la calidad o el origen del producto. Por este motivo, es crucial que las instituciones apoyen la producción ecológica con incentivos y medidas que refuercen su competitividad.
“Cada vez más agricultores ecológicos están apostando por la diversificación de cultivos y la especialización en variedades con mayor valor de mercado. Esto permite mejorar la rentabilidad y adaptarse mejor a la demanda cambiante”
Otro aspecto importante es la profesionalización del sector. Cada vez más agricultores ecológicos están apostando por la diversificación de cultivos y la especialización en variedades con mayor valor de mercado. Esto permite mejorar la rentabilidad y adaptarse mejor a la demanda cambiante.
VF. ¿Cuentan los agricultores ecológicos valencianos con suficientes canales de venta? ¿Qué papel juegan las grandes cadenas de distribución en la expansión de este modelo productivo?
VFaro. Tenemos tres canales de distribución: la directa, que es la más cercana, la más estrecha; después están las pequeñas tiendas especializadas en agricultura o producto ecológico; y después tenemos cadenas grandes de distribución, todas ellas certificadas. Así pues abarcamos toda la cadena y líneas de distribución.
VF. ¿Qué porcentaje de la producción ecológica valenciana se destina a la exportación? ¿Cuáles son los principales mercados y qué nivel de competencia encuentran fuera?
VFaro. Hasta hace poco, el 51% de nuestra producción ecológica se destinaba al mercado europeo. Con la crisis, las empresas han sabido adaptarse y actualmente el 50% se exporta a países fuera de la UE, como Reino Unido, Suiza, EEUU, Canadá, Arabia Saudí y Corea. Esta capacidad de diversificación demuestra la fortaleza y flexibilidad del sector.
No obstante, la competencia es feroz. En países europeos como Alemania y Francia, que han sido tradicionalmente los mayores consumidores de producto ecológico, se han fortalecido las producciones locales, lo que dificulta la penetración de nuestras exportaciones. A pesar de ello, la calidad de los productos valencianos sigue siendo un valor diferencial que nos permite mantenernos en mercados exigentes.
Además, estamos viendo un creciente interés por parte de mercados asiáticos y del Golfo Pérsico, que buscan productos ecológicos con certificaciones europeas. La trazabilidad y los altos estándares de producción que tenemos en la Comunitat Valenciana nos ayudan a posicionarnos bien en estos destinos.
VF. ¿Cuáles son los principales obstáculos que enfrentan los agricultores ecológicos valencianos hoy en día?
VFaro. Hay varios retos: la burocracia, los costes de certificación, la competencia desleal y la falta de promoción. También nos enfrentamos al envejecimiento del sector: la edad media de un agricultor ecológico es de 55 años, menor que en la agricultura convencional (64,6 años), pero sigue siendo un desafío garantizar el relevo generacional.
Uno de los problemas que nos preocupa especialmente es la falta de conocimiento del consumidor sobre lo que implica la certificación ecológica. A menudo se confunde con términos como “kilómetro 0” o “residuo 0”, cuando en realidad el producto ecológico está sujeto a una normativa mucho más estricta.
También es fundamental que la Administración reduzca la carga burocrática para los productores ecológicos. Actualmente, los trámites administrativos pueden ser complejos y costosos, lo que desincentiva la conversión de explotaciones convencionales a ecológicas.
VF. En cuanto a la confusión entre conceptos como certificado ecológico, kilómetro 0 o residuo 0, ¿cómo gestiona la CAECV la comunicación de estas distinciones al consumidor?
VFaro. Esa es precisamente una de las tareas que nos compete directamente y en la que debemos hacer un esfuerzo considerable, tanto en términos de dedicación como de inversión. Es fundamental que el consumidor reciba información clara y veraz, y que esta provenga de fuentes fiables. El consumidor es nuestro principal aliado; de hecho, los consumidores de productos ecológicos son los más fieles. Sin embargo, debemos ir más allá, sensibilizando y comunicando mejor. Un ejemplo claro es el etiquetado.
Actualmente, trabajamos junto a las diferentes asociaciones de consumidores y usuarios para que comprendan el significado de etiquetas como la ‘eurohoja’ en su variada presentación: sobre un fondo verde, con estrellas blancas o negras. Esto indica que el producto está certificado bajo normas europeas, y además, especifica su procedencia. Este símbolo es un estándar de calidad, que refleja cómo se ha producido el producto, bajo qué normas y con qué tipo de procesos. Aun así, nos queda mucho por hacer para que la sociedad entienda lo que hay detrás de ese sello, que a menudo es desconocido o difícil de reconocer.
VF. ¿Qué tipos de ayudas o incentivos existen en la Comunitat Valenciana para el desarrollo de la agricultura ecológica? ¿Considera que son suficientes o sería necesario reforzar alguna línea de apoyo?
VFaro. Por el momento, las ayudas existentes han sido suficientes. En los últimos años, la Administración ha lanzado dos planes de producción agroecológica que, afortunadamente, han tenido un impacto positivo y han contribuido al crecimiento del sector. Además, se ha facilitado apoyo a los operadores mediante una línea de ayuda a la certificación, que cubre hasta el 54% del coste total. Dicho esto, desde el sector estamos solicitando nuevas ayudas orientadas a la compra pública. Proponemos que en todos los servicios públicos, como comedores escolares, residencias o hospitales, se establezca como norma que al menos el 3 por ciento de los alimentos sean ecológicos. Actualmente, un 15% de los productos de cercanía y un 3% son ecológicos, pero nuestro objetivo es aumentar estos porcentajes de manera significativa.
VF. ¿Qué previsión hace para la agricultura ecológica en la Comunitat Valenciana en los próximos años?
VFaro. Queremos seguir creciendo, pero con un desarrollo sostenible y basado en la rentabilidad. Como decimos siempre, “no hay agricultura verde con números rojos”. El sector debe consolidarse con precios justos y asegurando la rentabilidad para los productores, porque sin agricultores, no hay agricultura ecológica.
Para ello, es necesario que el crecimiento sea acompañado de políticas de apoyo que faciliten la conversión de explotaciones, refuercen la compra pública de producto ecológico y fomenten la educación del consumidor para que valore y demande estos productos. Crecer por crecer no tiene sentido si no hay garantías económicas para los productores.
El futuro de la agricultura ecológica en la Comunitat Valenciana depende de un equilibrio entre tres factores: oferta, demanda y rentabilidad. Si conseguimos ese equilibrio, podremos consolidar un sector que es clave para el futuro del agro valenciano. Apostamos por un crecimiento sostenido, basado en la innovación, la diversificación y la adaptación a las nuevas demandas del mercado, sin perder de vista la esencia y los valores de la producción ecológica.
Acceso a la entrevista en las páginas 2-3 del dossier de Agricultura Ecológica en el ejemplar de Valencia Fruits.
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