Durante el confinamiento aumenta el consumo de vino pero las ventas bajan

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Así se desprende de un estudio sobre el comportamiento de los consumidores europeos de vino tras más de un mes de confinamiento

Confinamiento y el consumo de vino

Las bodegas personales se han convertido en la segunda fuente de suministro después de los supermercados. / JAVIER ORTEGA

La frecuencia del consumo de vino ha aumentado durante el confinamiento por el coronavirus tanto en España como en el resto de Europa. Sin embargo, se han reducido las ventas al igual que el desembolso medio por botella, debido, entre otras cuestiones, a que se ha priorizado el autoabastecimiento doméstico. 

Así se desprende de un estudio sobre el comportamiento de los consumidores europeos de vino tras más de un mes de confinamiento. Para ello, se han encuestado a más de 6.600 personas de España, Bélgica, Italia, Francia, Austria, Alemania, Portugal, Suiza. En dicho trabajo ha participado Vicente Pinilla, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza.

El informe refleja que los consumidores de vino han priorizado el autoabastecimiento doméstico, reduciendo su compra y el gasto medio por botella. Un 21% no ha comprado vino durante este período, porque está consumiendo el que tenía en casa, por lo que se espera un repunte de ventas para reponerlo.

Las bodegas personales se han convertido en la segunda fuente de suministro después de los supermercados y se prevé un incremento de la adquisición de vino para reponer el consumido.

Unos 2.560 españoles han formado parte del estudio de la Asociación Europea de Economistas del Vino y la Cátedra de Vinos y Espirituosos de la INSEEC U., y que en España ha sido desarrollado por las Universidades de Zaragoza, Politécnica de Valencia y Pública de Navarra.

El objetivo era conocer la frecuencia de consumo, las pautas de compra, los determinantes del consumo y las consecuencias a largo plazo.

En todos los países, la frecuencia del consumo de vino ha aumentado considerablemente con el confinamiento. En concreto, en España, un 45% no ha variado su frecuencia, un 36% consume más frecuentemente y un 19% consume menos frecuentemente.

Pinilla ha explicado que “se ha producido una ligera reducción de los compradores en supermercados —aunque Este sigue siendo el canal más utilizado—, un desplome de las compras en las tiendas de vino y directamente en las bodegas, y una moderada reducción de las compras en tiendas de alimentación”.

No obstante, dos canales de suministro han ganado terreno durante el confinamiento. Uno es el ligero incremento de la compra online (se ha pasado de un 12% a un 15%), aunque su cuantía es pequeña (menos de tres puntos). Este débil incremento es coherente con el resultado de que poco menos del 20% de la muestra ha comprado vino online durante el confinamiento y tan solo un 7% de los españoles ha comprado vino por primera vez en Internet.

Esto significa que la crisis ha llegado en un momento en el que este canal está muy poco desarrollado en España, y que su utilización futura exige un esfuerzo más intenso y continuado por parte de las bodegas para generar incrementos sostenibles.

El otro canal es el desestocaje, que aparece como el principal punto de abastecimiento para aumentar la frecuencia de consumo de vino en el hogar, ya que hasta un 21% de los consumidores de vino no ha recurrido a comprarlo sino que ha optado por consumir sus propias existencias.

Las bodegas personales, por tanto, se han convertido en la segunda fuente de suministro después de los supermercados, y en el sector se prevé un incremento de la adquisición de vino para reponer el consumido, especialmente de vinos más caros (vinos de guarda).

El estudio también revela que se ha producido una reducción del gasto unitario en la compra de vino en todos los segmentos de precio, excepto en el nivel de precios más bajo (menos de 5€). Un 67% de los encuestados declara no gastar más dinero en vino con el confinamiento, y un 33% declara gastar más. Como el gasto medio se ha reducido, es previsible que el gasto total haya aumentado ligeramente por un aumento neto de la frecuencia y la aparición de nuevos compradores.

Entre los factores determinantes del aumento de la frecuencia de consumo de vino prevalecen la ansiedad, la precariedad, pero también el gusto y lo digital, según el informe. En particular, la frecuencia de consumo de vino ha aumentado entre los que beben por razones más personales (“me gusta el sabor”, “el vino me relaja”) que por razones sociales (compartir con amigos, catas colectivas).

La encuesta plantea también preguntas sobre las futuras tendencias de consumo y compra de vino y ofrece algunas posibles respuestas ya que alrededor del 70% de los encuestados creen que es necesario favorecer la compra de vino local en este período de crisis.