Entrevista al presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu
Julia Luz. Redacción.
Dos factores auguraban una buena campaña para el limón: la merma de la cosecha y la escasez de limón turco. Pero la inflación y la escalada de costes de producción han vuelto a hacer de las suyas. Con un descenso del consumo del 20% en el principal destino del limón alicantino, Alemania, los precios han caído dejando, al finalizar la campaña del Fino, un sabor agridulce. Fondos de inversión, agua y la ley de la cadena agroalimentaria son los ejes que terminan de hilar la entrevista del presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu.
Valencia Fruits. Tras dos años en los que el cultivo estrella de la provincia de Alicante difícilmente pudo cubrir costes de producción y se saldó con balances negativos, ¿cómo se ha desarrollado esta campaña de limón Fino?
José Vicente Andreu. Pese a un buen inicio de campaña, el escenario no ha resultado favorable para el sector. A nivel de producción ha habido un descenso importante no solo en Alicante, sino también en todo el arco mediterráneo. En nuestra provincia en particular la campaña se ha cerrado con unas 800.000 toneladas, un 40% menos que la temporada precedente y un 20% menos que una campaña normal. Paralelamente, tanto la cosecha como la importación de limón de uno de nuestros principales competidores, Turquía, se ha reducido considerablemente debido a las heladas de la pasada primavera.
“A nivel de producción ha habido un descenso importante en todo el arco mediterráneo”
“En Alicante la campaña de Fino se ha cerrado con 800.000 t, un –40% menos respecto a 2022”
Con estos dos factores esperábamos obtener un respiro esta campaña y, de hecho, así fue durante su inicio, con unos precios muy estables de entre 35 y 40 céntimos el kilo en árbol. Pero pese a este incremento de cotizaciones respecto a las dos campañas precedentes, la escalada de costes ha empañado los beneficios de los agricultores. Es decir, para hablar de un precio rentable, tendríamos que situarnos en torno a los 50 céntimos el kilo en árbol.
“Lo más preocupante es el precio del limón que ha caído hasta los 20 céntimos/kilo en árbol”
No obstante, lo más preocupante es que con el avance de la campaña, el precio del limón ha caído hasta los 20 céntimos el kilo en árbol y, en consecuencia, mucho fruto se ha quedado por recolectar. En conclusión, ni el descenso de la producción ni la reducción de la importación se han traducido en unos precios rentables.
VF. Pero en una situación enmarcada en una menor producción y una notable reducción de la importación de limón, el balance debería ser positivo. ¿Qué ha pasado?
JVA. La crisis de consumo, la inflación, la subida de costes… eso ha pasado. Como consecuencia de este contexto de crisis, el consumo ha experimentado una fuerte caída. El principal consumidor del limón alicantino es Alemania, donde ha habido un receso en el consumo de entre un 20 y un 25%. Eso es una barbaridad, y más si tenemos en cuenta que hay en marcha una gran campaña de promoción del consumo.
VF. ¿Cómo se han comportado los demás países consumidores del limón de Alicante?
JVA. En Francia, por ejemplo, el consumo de limón se ha estancado y al final del verano veremos un descenso de un 4 o 5%, un descenso más asumible. En Italia, el consumo también se ha mantenido más o menos estable respecto al año anterior.
Por contra, hemos conseguido más cuota de mercado en países del Este de Europa, como Polonia, Hungría o la República Checa. Todos estos países se abastecen del limón turco, pero ante la merma de producción, se han abastecido de nuestra segunda calidad. Eso sí, con precios muy bajos.
“En Alemania el consumo ha caído más de un 20% a pesar de la campaña de promoción en marcha”
“Si la economía alemana no se recupera vamos a tener un problema los próximos meses”
VF. Aún así, todos los ojos están puestos en Alemania…
JVA. Si la economía alemana no se recupera y volvemos a una situación de normalidad donde el consumo de limón recupere sus niveles habituales, vamos a tener un problema los próximos meses. Pero sabemos que el limón es un producto muy apreciado, así que confiamos en que se recupere.
VF. ¿Cómo han ido los primeros compases de la campaña del limón Verna?
JVA. El Verna también viene marcado con una merma de producción, pero nada alarmante. Este año llegaremos a las 200 mil toneladas. Con las nuevas plantaciones se deberían alcanzar las 300 mil, pero para el espacio tan limitado de tiempo que tenemos para suministrar el limón —más o menos 40 días— está bien.
VF. Cada vez hay más fondos de inversión presentes en el sector agrario. ¿Qué supone su irrupción y cómo está afectando a la dinámica normal del sector?
JVA. En el caso del limón, casi el 40% de su producción y el 60% de su comercialización ya está en manos de fondos de inversión. Tener tal cantidad de producción propia les permite actuar como un oligopolio y eso es, a mi juicio, una muy mala noticia, porque están distorsionando la manera habitual de funcionar de este mercado.
Pactan el precio en origen, propician el aumento de los destríos, controlan la distribución… en resumen, restan capacidad de negociación a los agricultores, además de perder valor económico por cada kilogramo que venden.
VF. El clima se ha vuelto impredecible. Episodios de calima, frío fuera de tiempo, sequía extrema, fuertes episodios de lluvia… ¿cómo está afectando esto al cultivo del limón?
JVA. El limón es un fruto muy delicado y extremadamente sensible a los cambios de tiempo. Además, se cultiva en zonas con una determinada climatología, de manera que si el clima se altera, el limón puede salir muy perjudicado. Prueba de ello es que el año pasado tuvimos una primavera muy lluviosa y el cítrico que más lo sufrió fue el limón.
En cuanto a la sequía, tres cuartos de lo mismo. La falta de agua va a ser el factor que más va a condicionar el cultivo del limón, porque si se nos complica el aporte hídrico, el cultivo lo va a sufrir mucho. Si nos falta agua lo perdemos todo.
De momento, la dotación hídrica está más o menos asegurada hasta julio y agosto. Si faltase agua en estos meses sería una catástrofe, porque es cuando se engorda el cítrico. En caso de que no tenga el suficiente riego, el cítrico será de poca calidad, con un menor calibre y menos zumo. Esta es la incertidumbre de este año.
VF. La provincia de Alicante es una de las zonas más afectadas por el recorte al trasvase Tajo-Segura. ¿Es el agua desalada una alternativa viable?
JVA. El agua desalada no puede ser el soporte hídrico de un cultivo porque los agricultores no podemos pagarla. Puede, eso sí, ser un complemento que nos ayude a terminar el ciclo. Pero abastecernos de agua a más de 70 céntimos el hectómetro cúbico es inviable.
VF. ¿Cuáles son las demandas del sector y qué piden a las administraciones?
JVA. Son muchos los frentes que tiene abiertos el sector. Pero destaco el agua y la Ley de la Cadena. El tema del agua para Alicante es clave. El trasvase Tajo-Segura debe estabilizarse con una aportación mínima como la que teníamos antes. Es una decisión política la que ha mermado la cantidad trasvasada, pero queda margen para que otra decisión política lo rectifique. Además, tenemos que conseguir reciclar toda el agua de Alicante y devolverla a la agricultura porque, en este caso, el cultivo del limón sería el gran beneficiado al estar muy próximo a las zonas turísticas.
Finalmente, el agua desalada debe ser un complemento que llegue a todas las comunidades de regantes. Últimamente el agua desalada está en boca de todos, pero aún no hay tuberías ni medios para que esta agua llegue a las explotaciones.
En cuanto a la Ley de la Cadena, es clave para la prosperidad del sector primario. En un contexto donde la distribución tiene una preponderancia asfixiante, que todo tenga un límite y que los agricultores no tengan la obligación de vender por debajo de sus costes de producción es esencial.
Por ello, desde la AICA deben de dotarla de presupuesto, de medios y de personal para que realmente se cumpla. También sería interesante extrapolarla a nivel europeo porque, al fin y al cabo, no deja de ser también beneficiosa para el consumidor: una norma que garantiza un sector primario potente para que podamos tener soberanía alimentaria.
VF. Después de todo lo dicho, el panorama que se abre ante el sector agrario no es nada alentador. Ya no como presidente de Asaja Alicante, sino como productor de limón, ¿qué os hace continuar y seguir a pie de campo?
JVA. La profesión de agricultor es vocacional. Te gusta el campo, te gusta la naturaleza, te gusta cómo se desarrollan los árboles… Eso lo llevas dentro de ti y lo haces por amor a la tierra y punto. Pero es una profesión con momentos muy duros. Son muchos los problemas y muchas las incertidumbres, pero tenemos una responsabilidad social. Trabajamos por lo que creemos y por lo que aportamos al conjunto de la sociedad.
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