El sector agrario reclama igualdad en las reglas del juego comerciales

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Las condiciones comerciales de países terceros, mucho más laxas que las de la UE, incentivan la competencia desleal

empresas agroalimentarias

Que el tratamiento en frío no sea obligatorio para la importación de cítricos de países terceros supone un riesgo por la entrada de plagas. / Archivo

Efeagro.

La “reciprocidad” en el control de las importaciones y exportaciones es una de las mayores reivindicaciones del sector agrario español, que denuncia que los acuerdos comerciales y las fronteras son coladeros de productos agroalimentarios obtenidos en condiciones de competencia desleal.

Agricultores y ganaderos denuncian que frente a los requisitos ambientales y laborales que deben cumplir los envíos comunitarios, sus competidores tienen acceso al mercado de la Unión Europea (UE) en condiciones desiguales.

Francia, que asume la presidencia de turno de la UE, se ha hecho eco de esa inquietud y durante este semestre pretende impulsar iniciativas para elevar dicha reciprocidad sanitaria y ambiental, entre ellas la idea de implantar “cláusulas espejo” para condicionar las importaciones al cumplimiento de los requisitos verdes internos comunitarios.

Arroz, cítricos o tomates, ejemplos de asimetría

El arroz, los cítricos u otros productos hortofrutícolas como los tomates destacan entre los ejemplos expuestos por los productores españoles para ilustrar la asimetría del comercio agrícola.

El vicepresidente del grupo de arroz del comité que agrupa a las organizaciones agrarias y cooperativas comunitarias Copa-Cogeca, Miguel Minguet (Asaja) ha mostrado su desacuerdo con que no se amplíe la cláusula de salvaguardia -que finalizó el pasado 31 de diciembre- para las partidas arroceras procedentes de Camboya y Myanmar.

“La competencia con el arroz camboyano y birmano es absolutamente desleal, ya que la UE ha dado a ambos países unas ventajas comerciales a cambio de que se democraticen y mejoren la calidad de vida de sus ciudadanos, que no se está produciendo, todo lo contrario”, ha criticado.

Y lo de la naranja “es de libro”, ha añadido, aludiendo a que las que Sudáfrica exporta a Estados Unidos las envía con protocolo de frío, como España, pero no se le exige cuando envía partidas a la UE, lo que conlleva un gran peligro de entrada de plagas.

La interprofesional española del limón y el pomelo (Ailimpo) ha citado el “desequilibrio arancelario con Turquía”, que hace inviable exportar allí mientras que sus envíos a la UE (116.041 toneladas en la campaña 2020/21) crecen sin límites. “Mientras que una partida de este país entra con arancel cero a la UE, el limón y el pomelo europeos han de pagar un 54,6%”, han precisado.

A esto suman que los Estados miembros han detectado en frontera 23 alertas sanitarias de limones con presencia de pesticidas prohibidos (clorpirifos y metil clorpirifos) solo en la presente campaña.

En frontera, según la misma fuente, solo se testa los límites máximos de residuos (LMR) y de plaguicidas prohibidos en el 20% de las partidas de limón y del 10 % de las de pomelo, pero no del resto, lo que podría suponer un riesgo para a salud del consumidor comunitario.

La patronal hortofrutícola Fepex ha reiterado la necesidad de incorporar los principios de “igualdad” y “reciprocidad” en la política comercial porque, como explica su director, José María Pozancos, “su ausencia ha provocado una globalización asimétrica” y condiciona el futuro del sector.

La importación de tomate de Marruecos se ha elevado desde la firma del acuerdo de asociación con la UE en 2011, que prevé en su articulado medidas de salvaguardia si ocasiona un perjuicio grave al sector productivo europeo que la Comisión Europea no ha activado por ahora.

Sin embargo, los productores han denunciado “un claro retroceso” de la venta de tomate español a otros países comunitarios, debido a la competencia creciente marroquí, que también se ha traducido en la pérdida de hectáreas en zonas como Almería.