Cereales “a la carta”

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El sector del cereal se enfrenta a la necesidad de impulsar la innovación para obtener granos más nutritivos, resistentes a plagas o adaptados al cambio climático

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El sector del cereal analiza la situación y perspectivas del cultivo para los próximos años. / VF

El sector del cereal se enfrenta a la necesidad de impulsar la innovación para obtener granos que respondan a las nuevas demandas sociales —como productos “bio” o más nutritivos— y mejor adaptados a las condiciones de cada territorio, sin olvidar el aumento de la productividad con menos recursos.

Representantes del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y expertos de Anove, Geslive, Asaja, Cooperativas Agro-alimentarias y UPA analizaron recientemente en Madrid la situación y perspectivas del cultivo para los próximos años.

Los analistas apuntan que agricultores y obtentores deben adaptarse a los nuevos modelos y colaborar con la industria alimentaria para mejorar los alimentos derivados, panes especiales, maltas premium, productos de desayuno, de pastelería o snacks.

La subdirectora general de cultivos herbáceos del Mapama, Silvia Capdevila, considera que la investigación y la mejora genética es un factor clave para poder alimentar a una población creciente a nivel mundial, con menos recursos, y garantizando la sostenibilidad.

En España se suma la necesidad de obtener más cereal para alimentar a una creciente cabaña ganadera —especialmente de porcino— o, de lo contrario, tendrán que aumentar aún más las importaciones, que rondan 11-18 millones de toneladas de media cada ejercicio.

Silvia Capdevila avisó que el cambio climático traerá modificaciones de patrones como el incremento de plagas actuales o nuevas, la variabilidad de temperaturas y de fenómenos climáticos adversos.

El sector se enfrenta a problemas como la atomización y baja rentabilidad —añadió— más aún cuando los precios del cereal no están vinculados al volumen de las cosechas sino al mercado global.

El representante de la sección de cereales de Anove, Valentín López, señaló los retos de incrementar los rendimientos y trabajar en variedades resistentes a enfermedades, en la precocidad y adaptación fenotípica, en el ámbito de la calidad y mejora nutricional y en la adaptación de las semillas a zonas geográficas y condiciones de cultivo, con la ayuda de los avances en genética.

España será laboratorio del cambio climático, según remarcó, lo que es también una oportunidad para adquirir conocimiento “exportable”, como variedades que consuman menos agua o que tengan “plasticidad” para adaptarse a la cambiante meteorología.

Valentín López especificó que se buscan “plantas que se adapten a estados carenciales o déficit de nutrientes esenciales” y “hoy tenemos variedades ‘fertiless’, que en situaciones de carencia de nitrógeno mantiene la producción y el nivel de proteína en grano”.

El director general de Cooperativas Agro-alimentarias, Agustín Herrero, abogó por lograr la sostenibilidad económica de este sector, que debe encarar asimismo los efectos del cambio climático y atender las nuevas demandas de las industrias agroalimentarias.

El dirigente del sector cooperativo defendió más I+D+i porque “necesitaremos mayores dosis y aplicaciones de las innovaciones científicas”, al tiempo que apostó por semillas certificadas, garantizando la propiedad industrial.

El secretario general de Asaja, Juan Sánchez Brunete, valoró que el sector productor haya conseguido bajar el precio de los royalties, potenciando los fondos destinados a la investigación. Hay necesidades —explicó—, que deben cubrirse, como el alza de la productividad o buscar mejores semillas, con investigación nacional para no depender de desarrollos científicos de otros países.

Para el secretario de Agricultura de UPA, Ignacio Senovilla, la normativa comunitaria y española sobre uso de semillas tiene más de 20 años, hay desinformación en el sector sobre este asunto y nadie ha sido capaz de explicar a los agricultores su aplicación, lo que ha derivado en denuncias, enfrentamientos y “judicialización”.

Pese a las diferencias, Senovilla defendió que las casas de semillas y agricultores “se necesitan” y, en el lado positivo, nunca se ha roto el diálogo entre obtentores y organizaciones agrarias.

“Tenemos serios problemas con el cambio climático”, que exigirá buscar semillas resistentes, al tiempo que debe afianzarse un modelo sostenible que promueva la innovación en España, coincidió en destacar el secretario general de Anove, Antonio Villarroel.

Tras defender los derechos de propiedad en el sector y la certificación de las semillas, pidió a los agricultores que vean a los obtentores como “un socio necesario” porque “somos el corazón de la agricultura”, esencial para la rentabilidad del productor.