El embargo de Bielorrusia compromete las exportaciones europeas

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Cada año se exportan a Bielorrusia alrededor de 500.000 toneladas de productos europeos con un valor de 250 millones de euros

Cada año, España exporta más de 60.000 toneladas de productos a Bielorrusia. / ARCHIVO

Julia Luz. Redacción.

El pasado 1 de enero de 2022 comenzó el embargo de Bielorrusia a los productos de países occidentales, es decir, se implantaron restricciones al comercio exterior, afectando así a las exportaciones de frutas y hortalizas procedentes de la Unión Europea durante, posiblemente, más de 6 meses. Tal y como explicaba el Gobierno bielorruso en un comunicado, los productos occidentales serán sustituidos “por productos similares de países amigos”.

El sector agroalimentario es, una vez más, moneda de cambio para los conflictos geopolíticos. Ya ocurrió con el embargo ruso, el cierre del mercado argelino, los aranceles impuestos por Estados Unidos por el conflicto Airbus-Boeing y ahora, Bielorrusia.

Philippe Binard, delegado general de Freshfel Europe, apunta que “cada año se exportan a Bielorrusia entre 400 y 500.000 toneladas de productos. Un volumen especialmente significativo pues su valor asciende a 250 millones”. Según explica Binard “Polonia es el país más afectado, ya que cubre más del 60% de las exportaciones de la UE con una exportación anual de 300.000 toneladas, seguido por España, con 60.000 t; Bélgica, con 35.000 t; Holanda, con 30.000 t; Grecia, con 15.000 t; e Italia, con 10.000 t”. Binard destaca también que “Bielorrusia es el segundo destino de los productos frescos de la UE y representa más del 10% de las exportaciones de la UE”.

Consecuencias

Las limitaciones impuestas por Bielorrusia comprometen las exportaciones de frutas y hortalizas europeas. Desde crear un efecto boomerang en varios mercados, con alguna variación de precios significativa para ciertas variedades como las consecuencias más directas, hasta provocar retrasos aduaneros para las reexportaciones de la UE y complicar la salida de Bielorrusia de productos como la madera, necesarios para el embalaje en la UE, como daños colaterales.

La solución a esta situación parece aún muy lejana, pues el embargo tiene actualmente una duración de 6 meses, aunque se presume que se mantendrá durante más tiempo debido a su vinculación con el embargo ruso, del que el sector sigue sufriendo hoy las consecuencias.

Si se tiene en cuenta que la producción y comercialización hortofrutícola se basa en inversiones a largo plazo en el campo y a la necesidad de adaptar específicamente las variedades a las exigencias del mercado de destino, tener que reposicionar las exportaciones a nuevos mercados es un reto para el sector. Por este motivo, Freshfel Europa y sus miembros están abordando de forma proactiva la diversificación de mercados, los procedimientos de acceso en materia fitosanitaria y las actuales limitaciones logísticas a los mercados de ultramar.

Para la asociación, las principales oportunidades alternativas de negocio para el sector agroalimentario deben buscarse principalmente en los mercados vecinos, como Turquía, un mercado grande con consumidores que siguen una dieta mediterránea. No obstante, Binard añade que “para la exportación a Turquía siguen existiendo acuerdos comerciales asimétricos con elevados derechos de aduana y complejos procedimientos burocráticos, por eso, las exportaciones de la UE se limitan a 10.000 toneladas, mientras que Turquía envía anualmente unas 900.000 t de frutas y hortalizas a la UE!”. Ante estas desigualdades, a juicio de Freshfel Europa, los aliados europeos en estas disputas geopolíticas deberían mostrar solidaridad y considerar, finalmente, la apertura de sus mercados a los productos frescos de la Unión Europea.

El sector de los productos frescos europeos es esencial y muy sensible a los precios, con opciones limitadas para hacer frente a las restricciones derivadas de las disputas políticas y que están fuera de su control. En este contexto, Freshfel Europe ha expresado su profunda preocupación por la dificultad a la que se enfrenta el sector como consecuencia de las disputas geopolíticas. Asimismo, hace un llamamiento a la colaboración e insta a los responsables políticos a apoyar a todos los operadores afectados directa e indirectamente mediante la intensificación de la supervisión, la asistencia directa al mercado y las actividades de promoción, así como los esfuerzos renovados para abrirse a nuevos mercados. También han querido recordar que los embargos geopolíticos desde 2014 han tenido un impacto anual de cerca de 3.000 millones de euros en los productos frescos europeos.